Diariofolk

En la preciosa ciudad de Quimper, en la Bretaña francesa, se desarrolla durante el mes de julio uno de los festivales más atractivos del país, “Le Cornouaille”.

Para los que somos habituales de esta joya de festival que cada año se celebra en la localidad portuguesa de Sendim, cerca de la frontera española, por tierras zamoranas y con la cercanía de los impresionantes Arribes del Duero como atractivo paisajístico, no supone una sorpresa la cantidad de público que llena las calles de la localidad y el amplio recinto en el que se celebra el evento, pero siempre hay alguien “novato” que muestra su asombro ante tales circunstancias.

No podía ser más apropiado el lugar elegido para concluir la gira de Ofir, que les ha llevado durante diecisiete días a realizar aproximadamente el mismo viaje que hicieron los sefardíes cuando fueron expulsados por los Reyes Católicos. La ciudad de Monastir, en Macedonia, donde existe una importante comunidad sefardí, fue el destino y la Sinagoga del Tránsito en Toledo puso fin a dicha gira.

Desde sus comienzos, el festival de Gooikoorts, en Gooik, al suroeste de Bruselas, ha avanzado mucho. En aquella ocasión, 1600 visitantes pudieron asistir a siete actuaciones de grupos belgas a lo largo de dos días.

Del 19 al 21 de julio, la localidad cordobesa de Pozoblanco, capital de la comarca de Los Pedroches, vivió tres jornadas cargadas de buenas músicas.

Se podría decir que la jornada del sábado en el festival fue la de la fusión y la experimentación, aunque los canadienses de Le Tour de La Gaspésie serían la excepción.

Único en su género, el festival Rencontres Internationales de Luthiers et Maîtres Sonneurs reúne desde 1976 a fabricantes de instrumentos de música tradicional de todo el mundo, unos 130 de 12 nacionalidades diferentes, repartidos en 125 stands. Pequeños y grandes tienen la oportunidad de descubrir, probar y comprar entre los 2500 instrumentos expuestos: zanfonas, gaitas, arpas, acordeones diatónicos, flautas, bouzoukis, nyckelarpas…

Uno de los platos fuertes del programa de Folk Segovia fue el concierto Luar na Lubre. Con su nueva cantante Paula Rey y presentando su decimotercer trabajo titulado Mar Maior el veterano grupo abarrotó los Jardines de Los Zuloaga, demostrando que cuando las propuestas son atractivas, al público no le importa pagar para disfrutar de ellas.

La presencia de Tara Linda & The Tortilla Western Trio en Segovia fue una grata sorpresa debida a la asociación de la radio KRCB de California y la radio pública de Estados Unidos con la UER. Por primera vez el Festival UBU-UER contaba con un grupo americano, que trajo nuevos aires al escenario de la Plaza de San Martín.

Estos dos músicos belgas, maestro y discípulo, forman un dúo de gaitas gallegas y flamencas de una calidad excepcional.

El ruso Pavel Ukhanov y los japoneses Hideki Onoue y Hideki Ishigaki forman este particular trío que presentaba la radio rusa al festival UER en Segovia. El joven Ukhanov, un virtuoso acordeonista de la más clásica escuela rusa, deleitó al público con una buena colección de las más conocidas y tópicas melodías de su país. No dejó duda sin embargo de su sobresaliente habilidad con su nacarado acordeón.

El cuarteto austriaco Hotel Palindrone animó al público que llenaba la plaza de San Martín con su optimismo y su sonido diabólico, pensado para no parar de bailar. Tras casi 20 años de andadura, esta formación ha consolidado su mezcla de estilos y ha encontrado las raíces comunes de sonidos diversos que abarcan un espectro musical enorme.

El grupo catalán Sol i Serena se presentó en Segovia con su segundo disco en el bolsillo y muchas ganas de hacer música. Su reelaboración de las raíces musicales de Cataluña han atraído ya la atención de importantes citas musicales y le ha valido a esta formación el apoyo de músicos tan respetados como Eliseo Parra, que realizó una colaboración con el grupo incluida en su primer trabajo.

El dúo sueco de cuerdas Jean and The Mean Machine ofreció en Segovia un concierto basado en las músicas de distintas zonas de su país, que incluyó una cuidada selección de canciones tradicionales. Temas de baile e incluso de funeral cobraron vida en las manos de estas dos intérpretes que hicieron gala de su sólida formación clásica y de una gran sensibilidad.

La klapas son pequeñas formaciones corales muy populares en Croacia, basadas en la relación de amistad entre sus componentes. La Klapa Neverín, representante de Croacia en el festival EBU-UER, está integrada por siete mujeres que dominan a la perfección el arte de acoplar sus voces exquisitas para crear sonidos de una gran belleza.