Jamboree Jazz. Barcelona
¿Qué diablos tocará esta noche Marc Ribot? se habrá preguntado más de uno antes de bajar por las escaleras del Jamboree Jazz. No es fácil adivinar el repertorio de un artista que se mueve en terrenos tan diversos en una gira que acaba de comenzar (tercer concierto de la European Solo Tour tras su paso por Suiza).
Las incógnitas fueron difuminándose poco a poco cuando Ribot compareció con la única compañía de su vieja Gibson acústica y comenzó a pasearse por algunos de sus universos más queridos: las piezas clásicas del haitiano Frantz Casseus, el blues, el jazz libre de Coltrane, los etudes vanguardistas de Zorn y la música popular cubana de los años cuarenta y cincuenta (tremenda versión de Obsesión en el bis del primer pase). Todo, con las inspiradas improvisaciones que caracterizan a este músico de la vanguardia neoyorquina. Mención aparte para los efectos utilizados en el repertorio zorniano: unos globos hinchados frotados sobre las cuerdas y reventados a pisotones, un segundo puente y un lápiz que eran puestos y quitados bajo las cuerdas, un arco frotado sobre una pequeña plancha de poliestireno expandido, un uso original del bottleneck (por momentos con las manos cruzadas sobre el mástil)… Un delicioso regreso a nuestro país tras su presentación en Madrid, San Sebastián y Barcelona en el pasado noviembre, con un registro muy diferente al frente de sus Young Philadelphians.
Puede ser que algunos de sus seguidores se quedasen con ganas de escuchar al guitarrista también en su versión eléctrica, pero seguro que ninguno de ellos se sintió decepcionado. El sonido desnudo de este Ribot en estado puro, con sus múltiples facetas, dejó en claro por qué es uno de los guitarristas más interesantes que han surgido en las últimas décadas.
Foto: Marc Ribot en el Jamboree por Joan Carles Abelenda.