Suerte loca
Producción independiente 2020
“¡Suerte loca es conservar / una ilusión en tanto penar!” dice la última estrofa del tango de 1924 con letra de Francisco García Jiménez y música del bandoneonista Anselmo Aieta que Sandra Rehder eligió para titular su octava producción discográfica. Y tal vez en ese verso esté cifrada su personalidad artística. Porque la Rehder es intérprete, compositora, productora y poeta; pero sobre todo es una batalladora incansable que, lejos de amilanarse por las limitaciones que impone esta pandemia, sigue generando proyectos.
Suerte loca es el resultado de una convocatoria a un proceso de micromecenazgo. Comenzó a gestarse en 2019 y llega cuando Sandra está por cumplir veinte años desde que decidió cruzar el océano para fijar residencia en Barcelona.
Con esa ilusión intacta, entonces, la argentina vuelve a transitar por tangos de hoy, de ayer y de anteayer, siempre con especial foco en la poesía de las letras, ese factor que los hace tanto atemporales como universales. Suerte loca incluye obras de grandes creadores como Julián Centeya, Homero Manzi, Enrique Francini, Piazzolla y Ferrer, José María Contursi, Héctor Negro. No falta su habitual tributo a Gardel y Le Pera y hay también unas sentidas décimas que la propia Sandra escribió para el proyecto Oceánico (seleccionado por la Fundación SGAE, en la categoría Ayudas a la Creación de Músicas Populares, 2018) y que tienen música de Rubén Martínez, y hay una nueva versión de Afiches, el tango que le hizo descubrir –la primera vez que lo cantó, hace más de dos décadas– cuál sería el centro de gravedad de su vida.
Sandra hace más que cantar estos tangos: los interpreta. Vuelve en este nuevo trabajo a hacer gala de su proverbial expresividad, vuelve a meterse en la piel de cada canción, y afortunadamente lo hace sin recurrir a los clichés de los que suelen abusar otros intérpretes argentinos que andan por Europa.
Para los arreglos de Suerte loca, la cantante buscó la complicidad de los guitarristas Rubén Martínez y Pablo Martorelli, quienes la acompañan en la placa junto al bandoneonista Pablo Yamil. Además, para concebir el disco como un pequeño objeto de arte, la artista recurrió a las ilustraciones de María Verónica Ramírez y al diseño de Tobías Beltrán, que aportan con su trabajo un valor agregado.