Diariofolk

Desde su irrupción en el Festival de Cosquín de 1983 junto a Raúl Carnota, Suna Rocha ha sido una de las voces femeninas de mayor presencia en el folklore argentino. Después del interesante SOS Agua (Acqua Records, 2010), la cordobesa presenta este álbum con un planteamiento musical más conservador en su acercamiento a las raíces criollas. Los primeros nueve cortes mantienen, dentro de su diversidad de ritmos, una uniformidad musical muy ligada a la tradición. En ellos todo está impecablemente ejecutado, pero es como si aquí la cantora se hubiese apuntado a una especie de corriente neotradicionalista que, más allá de que tiene su mercado, no propone casi nada nuevo. Destacan en este gran bloque, clásicos como las zambas Viene clareando (estupendo resultado de la asociación de Atahualpa Yupanqui con Segundo Aredes) y Zamba Para Un Bohemio Guitarrero (letra de Marcelo Ferreyra y música del gran Carlos Carabajal) o las chacareras Cerro Salamanca (de Carlos di Fulvio, otro gran compositor y finísimo guitarrista) y La Otumpeña (de Marcelo Ferreyra y Leocadio del Carmen Torres, interpretada desde hace años por la cantante pero ausente hasta ahora en su discografía). Al llegar al tema número diez, de pronto se quiebra esa rutina tradicional con Te Abracé En La Noche, un feliz hallazgo que parece llegado de otro disco. En él, lo mejor de La Criolla, Suna interpreta como una deliciosa vidala esta canción del uruguayo Fernando Cabrera. Menos afortunados son los siguientes giros estilísticos: una versión de Canción Con Todos dañada por unos arreglos empalagosos y otra con la América de Nino Bravo servida con una instrumentación del altiplano andino. Un registro irregular que, a pesar de algunos hallazgos, no quedará entre los mejores de la vocalista.

Suna Rocha. Fotografía de Christian Begega.