El Pantorrillas, un nombre que evoca la tradición arraigada de la música murciana, nos lleva en un viaje sonoro a través de su último trabajo, Las Coplas del Molino. Este disco es más que un mero conjunto de canciones; es un homenaje íntimo a la infancia, una reelaboración personal y una innovadora perspectiva del patrimonio sonoro que se refleja en cada nota y acorde.

Desde el primer vistazo a la caja de cartón que envuelve este disco, se establece una conexión con el pasado, recordando las antiguas cajas de fruta y los sacos de harina, tejidos por hilos de nostalgia que unen generaciones. Miguel Ángel Montesinos, conocido como “El Pantorrillas”, nos invita a explorar sus recuerdos de los molinos pimentoneros y harineros que dan vida a “Las Coplas del Molino”. Más allá de ser meras vivencias, estas melodías capturan los aromas, los huertos y la presencia constante del agua, el alma misma de la tierra murciana.

El disco nos sumerge en una experiencia que trasciende el tiempo, una “vanguardia arcaica” en la que las raíces se reinventan con una profundidad de conocimiento y respeto. El linaje de El Pantorrillas se remonta a 1831, con su ancestro Pedro Abellán Moñino, conocido como “Perete Pantorrillas”. Heredero de esta tradición, Miguel Ángel Montesinos sigue los pasos de sus antepasados, autodidacta en las artes del baile ‘a la antigua’ de la región sureste de España.

El disco presenta cinco brillantes piezas. Desde En la puerta de “El Burro” hasta Eternos informantes, cada melodía nos transporta a un lugar en el tiempo, donde las notas resonantes cuentan historias de una manera única. La colaboración con el músico documentalista e investigador Tomás García Martínez agrega profundidad y autenticidad a esta odisea musical.

El Pantorrillas desafía las convenciones al romper con las estructuras melódicas preestablecidas, infundiendo un soplo fresco en las armonías tradicionales. Este enfoque audaz no compromete la esencia misma de la música, sino que la revitaliza y la lleva a nuevas alturas. En Las Coplas del Molino, la música tradicional se convierte en un puente entre el pasado y el presente, una celebración de la evolución natural.

Las Coplas del Molino no es solo un disco, es un testimonio del poder transformador de la música, una exploración de la identidad y una invitación a sumergirse en la corriente intemporal de las tradiciones musicales murcianas. El Pantorrillas ha tejido una obra que captura el corazón y el alma de una región a través de melodías cautivadoras.

Noga Ritter, una talentosa cantautora, líder de banda y directora de talleres radicada en Londres, está dejando una marca distintiva en el mundo musical al fusionar de manera magistral el jazz hebreo con una paleta de ritmos y grooves globales. Sus canciones, que fluyen tanto en hebreo como en inglés, logran un entrelazado armonioso entre historias íntimas y personales que se convierten en letras cautivadoras, abordando con maestría tanto temas sociales como cuestiones globales. En Ima, su más reciente producción discográfica, Noga Ritter desafía los límites del sonido y la narrativa al situar el hebreo en su contexto nómada original. Explorando las influencias moldeadas por su crianza, viajes y encuentros diversos, el resultado es un viaje sonoro que transporta a los oyentes a través de paisajes emocionales ricos y variados.

En este nuevo álbum, la música de Noga adquiere una textura única al entremezclar elementos aparentemente dispares. Imagina escuchar evocadores solos de trompeta flotando sobre enérgicos ritmos Gnawa, mientras que melodías judías se entrelazan con los tambores sabar de Senegal, añadiendo profundidad y carácter a su propuesta musical. Las improvisaciones exuberantes de la kora, el exquisito sonido de la arpa del oeste de África, dialogan con las sutilezas del piano de jazz israelí, creando un tapiz sonoro de resonancias globales. Noga Ritter ha logrado tejer una obra musical notable, en la que las vibrantes paletas culturales convergen en un relato que trasciende fronteras y enriquece los sentidos auditivos. Su capacidad de mezclar y combinar géneros y tradiciones, sin perder la esencia de su expresión artística, la convierte en una voz única e influyente en el panorama contemporáneo.

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Los Ayuntamientos de Irún, Hondarribia y Hendaya organizan la XXII edición del Bidasoa Folk. El 18, 19 y 20 de agosto en Irún, Hendaya y Hondarribia respectivamente, se realizarán cinco conciertos con grupos que son referencia en la escena del Folk y la música contemporánea. Se podrá gozar de artistas venidos de Alemania, Argelia, Armenia, Marruecos, Siria, Valencia y también, de Euskal Herria.

Serán 3 conciertos gratuitos, en horario vespertino y al aire libre.

La 32 edición del certamen arrancará este viernes en Irún con el concierto de los alemanes Dissidenten a las 20.00 horas en la plaza Juncal.

El sábado el festival se desplazará a Hendaia con un doble programa. En primer lugar, a las 20.30 horas en el frontón Gaztelu-Zahar actuará el grupo valenciano Urbalia Rurana, que con más de tres décadas a sus espaldas sigue fusionando la música tradicional valenciana con las de otros países de la ribera del Mediterráneo.

A continuación, a las 21.30 horas sobre el mismo escenario, será el turno de Belar Hostoak, un proyecto impulsado en los años 70 por el hondarribiarra Txomin Artola que ahora hereda su hijo Urbil Artola en compañía de Dani Venegas, Andoni Etxebeste, Antxon Sarasua y Jon Gurrutxaga.

El domingo a las 20 hporas en la Arma Plaza de Hondarribia estarán la italiana Maria Moramarco, referente de la música tradicional de la comarca de Murgia, y Mediterranean Voices, un colectivo de músicos de países como Turquía y Siria.

Para ser fuego es el segundo trabajo discográfico de Sisa Quinteto, el colectivo argentino formado por Florencia Marino al violín, Florencia Knoblovits a la guitarra, Florencia Cagnone al bajo, Marcela “Nige” Achy a la batería y percusión y Mariana Hernández en voz.

La placa –que está disponible en todas las plataformas digitales desde mediados de agosto– reúne cinco canciones, una compuesta por cada integrante, atravesadas por ritmos y sonidos de América, con influencias del nordeste brasileño, de Perú -con sus ritmos afroperuanos y criollos-, aires andinos y chacareras. El trabajo de arreglo colectivo es una constante en el quinteto, que recibe la obra de cada una de las compañeras y en el encuentro se nutre del aporte de todas. A su vez, la búsqueda poética del grupo reflexiona sobre el vínculo entre los seres humanos y la naturaleza, la sororidad, la injusticia social.

Para ser fuego cuenta además con la participación de varias invitadas, como la cantante Flor Bobadilla en el track 1, Alamo Sereno; y Laura Busso (tambor chico), Johana Garín (tambor repique) y Natalia Alfi (tambor piano), que le ponen sabor a candombe a Templanza, la pista 4.

Sisa Quinteto es un proyecto musical surgido en el año 2016 con una fuerte impronta de trabajo colectivo, tanto en la composición como en los arreglos: su repertorio se conforma con los aportes de cada una de las integrantes. Desarrollan temas instrumentales y cantados, pasando por momentos de improvisación, de arreglos vocales y de percusión, donde las integrantes intervienen no sólo con sus instrumentos principales sino también con voces, accesorios y recitados. Sus espectáculos combinan la música y la danza, en una propuesta escénica integral. La variedad de instrumentos, fusiones y estilos es otra característica de este quinteto que ha girado por Argentina, Chile y Uruguay.

El veterano grupo sueco Groupa atesora una trayectoria de más 40 años y un gran número de grabaciones en su haber. Combina una instrumentación innovadora y un siempre curioso sentido de la improvisación con un profundo amor por la música nórdica tradicional escandinava, interpretando una música folclórica muy actual y emocionante. La banda actualmente está formada por Jonas Simonson (flautasy clarinete bajo), Mats Edén (cuerdas y acordeón) y Terje Isungset (batería, percusiones y harpa de boca). En los últimos años, han publicado una serie de trabajos bajo el evocador nombre “Kind of Folk”, explorando en cada uno de ellos distintas conexiones musicales, hasta ahora siempre en el ámbito escandinavo.

En su cuarto álbum de la serie “Kind of Folk“, Groupa nos presenta un trabajo que les une a músicos de España y Portugal, explorando vínculos musicales en principio muy alejados entre sí. El trabajo explora en esta ocasión las ricas tradiciones musicales de la Península Ibérica, ofreciendo una mezcla de baladas y melodías bailables junto al sonido característico de Groupa, profundo, lírico y emocionante.

Fusionar elementos musicales nórdicos e ibéricos, siempre resulta en una experiencia interesante. Una de las contribuciones más notables proviene de la multiinstrumentista y cantante castellana Vanesa Muela. Su versatilidad en la percusión y su voz emotiva se complementan con los arreglos y la tendencia a la improvisación de los suecos, dando lugar a momentos brillantes y auténticos.

Otro de los vértices del triángulo ibérico lo aporta la voz lírica y la capacidad narrativa de Sofia Adriana Portugal, una cantante lusa con experiencia en diversas formaciones musicales y con una fuerte conexión con la música tradicional, que aporta una dimensión intimista al álbum.

Por último, el dúo de txalapartaris Ttukunak, compuesto por las hermanas Sara y Maika Gómez, aportan su habilidad para crear ritmos intrincados y cambios dinámicos agrega un toque disruptivo a la mezcla musical, ofreciendo momentos muy sorprendentes.

El cuarto álbum de Groupa en la serie “Kind of Folk” es un esfuerzo por explorar y conectar diferentes tradiciones musicales en un solo proyecto, logrando momentos altamente fluidos entre los sonidos nórdicos e ibéricos, las contribuciones individuales de los músicos, como Vanesa Muela y Sofia Adriana Portugal, junto con la autenticidad del dúo Ttukunak Txalaparta, hacen de este álbum un viaje musical que merece la atención de aquellos que buscan nuevas experiencias sonoras.

Influenciados inicialmente por el folclore irlandés tradicional de bandas como The Dubliners, los Malasañers se formaron en 2012 y fueron llevados desde la capital española a Bamberg por el cantante/guitarrista y fundador de la banda, Carlos del Pino, en 2014. Rápidamente, desarrollaron su propio estilo, fusionando el punk rock moderno y colaborando con escritores irlandeses, escoceses y galeses radicados en Madrid. El nombre de la banda hace referencia a la joven modista madrileña Manuela Malasaña, quien fue tiroteada por soldados franceses en la lucha española por la independencia en 1808.

Su primer álbum Spanish Eyes relata historias de guerra, injusticia social y, por supuesto, largas noches. Con “Footprints, su segundo álbum, la banda muestra una tendencia más abierta hacia otros estilos como el country, el folk americano y un toque español. A pesar de la pausa forzada por la aparición del coronavirus, Carlos del Pino y Cornelius Appun, miembros de Malasañers desde su nueva formación en Alemania, continúan componiendo y fusionando estilos musicales, incorporando una influencia española más evidente y otros géneros como el ska, para crear su nuevo álbum Venceremos.

En este disco, por primera vez, incluyen canciones en español y alemán junto con las ya características canciones en inglés. A través de diversos cambios en su alineación, los Malasañers han encontrado su formación deseada con Cornelius Appun (voz/guitarra), Andreas ‘Randy Andy’ Neuner (contrabajo) y Dominik Schödel (batería). Venceremos ha visto la luz bajo el sello de Gallileo Music, representando la fusión única de estilos que caracteriza a los Malasañers.

Cada canción del álbum cuenta una historia propia, desde las luchas de la vida en Rise and Fall hasta la lucha contra la injusticia en Venceremos, inspirada por la guerra en Ucrania. La historia de amor de Serenata y la reinvención de la vida después de una ruptura en Haunt Me Like a Hound. Los Malasañers nos llevan en un viaje musical que abraza la diversidad, compartiendo historias de la vida real y experiencias con una mezcla única de pasión y energía que refleja la rica herencia de la música folclórica y punk.

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El décimo álbum de Carmen Souza se titula Interconnectedness y explora la interconexión entre la humanidad y cómo todos estamos relacionados. Este trabajo musical es el resultado de sus experiencias en los últimos 4 años, incluyendo la influencia de la pandemia y las pérdidas personales que han transformado su perspectiva de la vida y su música. La música refleja la vulnerabilidad y la incertidumbre que la pandemia ha dejado al descubierto, cuestionando valores, morales y la naturaleza misma de la humanidad.

La colaboración entre Carmen Souza y Theo Pascal, como compositores y artistas, ha involucrado una profunda reflexión y experimentación en la producción musical. La añoranza por los escenarios y las giras se refleja en el álbum, recordando las presentaciones alrededor del mundo y aportando un elemento alegre a la música.

Interconnectedness fue grabado y producido por Carmen Souza y Theo Pascal en Lisboa y Londres, con distintas formaciones musicales, consolidando aún más su colaboración como dúo musical.

La biografía de Carmen Souza narra su nacimiento en Lisboa en una familia de caboverdianos, su experiencia de la sensación de “Sodade” por a la ausencia de su padre debido a su trabajo en el mar y su crecimiento en un entorno de lenguaje mixto de criollo y portugués, rodeada por la cultura caboverdiana.

Su música ha evolucionado al fusionar ritmos africanos y caboverdianos con influencias de jazz y contemporáneas. A lo largo de su carrera, ha lanzado varios álbumes aclamados por la crítica, como Ess ê nha Cabo Verde, Verdade y Protegid. Su estilo vocal único y su valiente enfoque musical le han valido comparaciones con destacadas cantantes como Billie Holiday y Nina Simone.

Carmen Souza se ha presentado en numerosos escenarios y festivales internacionales, consolidando su posición en el mundo de la música y llevando su singular estilo a audiencias globales.

Este albúm refleja su crecimiento artístico y captura la esencia de las experiencias humanas compartidas en un mundo interconectado.

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Nómade es el segundo álbum en solitario de Marcos Coll, un músico que fusiona sus experiencias y raíces culturales con músicos talentosos para crear un emocionante álbum.

Marcos Coll es un veterano músico de blues con una carrera de 30 años, ha acompañado a leyendas del género en festivales alrededor del mundo. Ha lanzado un álbum que lo lleva de vuelta a sus raíces musicales. Desde muñeiras gallegas hasta coplas castellanas y boleros o norteñas mexicanas, fusiona estilos y ritmos que ya se escuchaban en su Galicia natal. Fue apoyado en la producción por Jairo Zavala (Depedro) y sus compañeros de banda Héctor Rojo y Martin Bruhn.

La idea para el álbum surgió durante una sesión de grabación para el álbum Máquina de Piedad de Depedro, donde Marcos contribuyó con su armónica como músico invitado. Meses después, el proyecto se concretó en una reunión con Jairo y su manager.

Aunque Marcos Coll ha trabajado con leyendas del blues y tenía conocimiento sobre la historia y los músicos del blues, sabía que nunca podría tocar esa música como sus colegas afroamericanos debido a sus propias raíces culturales. Por lo tanto, decidió volver a sus raíces y explorar las influencias que lo moldearon musicalmente.

El álbum, titulado Nómade, recorre lugares, caminos, aromas y sabores que ha absorbido en su vida. La armónica es su compañera ideal, permitiéndole transmitir emociones y experimentar paisajes musicales. El álbum viaja desde Galicia, donde creció, hasta México y América Latina, fusionando diferentes estilos.

Marcos Coll, nacido en 1976 en Madrid, comenzó a tocar la armónica a los 13 años influenciado por su tío, la leyenda del blues español, Ñaco Goñi. Ha tenido una carrera musical rica, tocando con varias bandas y artistas destacados, incluidos Buddy Guy o Chuck Berry.

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Dulzaro pertenece a esta nueva generación de artistas que, afortunadamente, ya no tienen que dar explicaciones por beber de las fuentes de la tradición y para los que mirar hacia las raíces es algo completamente natural. Bienhallada la hora. Otra característica generacional que comparte Alberto Domínguez (Valladolid, 1994), el cantante, compositor y productor que está detrás de la criatura, es una amplia formación en escuelas y académicas artísticas, que en su caso incluye la Mountview Academy of Theatre Arts de Londres.

Desde su fulgurante aparición en 2021 en el Festival Emergentes en Toro (Zamora), Dulzaro se ha convertido en un nombre habitual en carteles de festivales y conciertos, con más de cien actuaciones en estas tres últimas temporadas. En esa ocasión, el escenario fue la iglesia de Santa Marina del Mercado en Mayorga, un templo desacralizado perteneciente al ayuntamiento de la localidad y que actualmente se utiliza como auditorio y sala de cultura, dentro de una extensiones del Festival de Teatro Alternativo de Urones de Castroponce en Valladolid.

Dulzaro completó el aforo previsto de Santa Marina y la organización tuvo que ingeniárselas en buscar ubicaciones para otras veinte sillas con visibilidad suficiente para no dejar a ninguno vecino en la puerta sin poder acceder al recinto. Arrancó con fuerza el show de Dulzaro, acompañado a las percusiones por su habitual escudero Héctor Varela, con una fulgurante aparición en escena, que puso sobre el escenario desde el primer momento la propuesta musical y escénica del artista: ritmos tradicionales, letras de sustancia lorquiana, electrónica, danza contemporánea y una voz dulce.

Con estos argumentos, Alberto Domínguez, consiguió ganarse al público desde los primeros temas del espectáculo Jota de la luna con el que está realizando la gira de 2023 que aún tiene programadas una veintena de fechas más. Jota de la luna trata de amalgamar la tradición folklorista castellana que bebe en Agapito Marazuela y Joaquín Díaz, pasada por el tamiz de Vanesa Muela o Eliseo Parra, a los textos lorquianos de Yerma o Poema del Cante Jondo. Los versos de Lorca son tan grandes y poderosos que asumen con naturalidad los ritmos castellanos y el sonido del pandero cuadrado.

Jota de la luna tiene mucho de interés, pero aún podría considerarse un “work in progress”. La propuesta de Dulzaro tiene los mimbres necesarios para que, cociendo en puchero de barro vaya tomando cuerpo, poso y vuelo. Identidad y personalidad propia ya tiene, pero su próximo primer trabajo discográfico será clave para conocer la envergadura de las alas de la propuesta de Alberto Domínguez.

Texto y fotos: José An. Montero

Cae el atardecer de Perseidas sobre las traseras de la fundación Cerezales, de fondo la icónica perspectiva del edificio diseñado por Alejandro Zaera Polo & Maider Llaguno, convertido en símbolo de una nueva manera de entender lo rural.

Hace ya un buen rato que el centenar de sillas dispuestas sobre el césped están ocupadas, pero sigue acudiendo gente a este prado de césped mimado, como cada detalle de este lugar. Acuden con sus sillas y van instalándose de manera orgánica alrededor del escenario. En el cobertizo hay una pequeña barra donde se venden bocadillos de jamón y de chorizo, cervezas Corona, Modelo y Pacífico, que no sólo son de México, sino también de este pueblo de León de donde era originario Antonino Fernández, que junto con su esposa Cinia González, dan nombre a esa Fundación desde 2009.

Difícilmente podría encontrarse un espacio más idóneo en el que cruzarse en el camino con Vicente Navarro y la presentación de su disco Las Manos (El Tragaluz, 2022), un trabajo musical de referencia y que gracias al boca-oreja sigue creciendo día a día. Nueve y media del sábado es la hora indicada para las veladas musicales del Festival Tropos que arrancaron la semana pasada con el dúo chileno Emilia y Pablo, y que se completará con las actuaciones de Néoba y el proyecto musical de Marta Mansilla.

Vicente Navarro, de burdeos y orgánico, encuentro y pérdida, arrancó el concierto con Toro, una composición de su primer trabajo Casi Tierra (El Tragaluz, 2019), para continuar con Marchar y José, con su respectiva introducción. Preciso tu presencia y tu arte. Sobre el escenario, en cada uno de sus extremos, dos sillas vacías de enea casi mirándose frente a frente. Dolor y esperanza. Encuentro y pérdida. Casi tierra y Las manos. Sus dos trabajos se irán entrecruzando a lo largo de la velada. Llanto, fuente, mañana, montaña y río. Soledad y orquesta.

Tras la aparente sencillez de la propuesta escénica, todo un armazón de complejidad poética y riqueza musical. En directo, se puede comprobar la exigencia interpretativa de los temas de Vicente Navarro, no sólo por la variedad de registros vocales, sino también por los constantes cambios de ritmos y tesituras, la tensión dramática, la riqueza cromática y estilística. Bocanadas de flamenco, electrónica, copla, sonidos latinoamericanos y mucha poesía escénica, textual y corporal. Juventud, herida y olvido.

Casi en un suspiro, en el parpadeo de una vida, arrancan los acordes de El Camposanto. Campanas y grillos. “Los dos caminos se alejan. Mientras se van recordando, menos esperanza albergan”. Clímax. Se oyen murmullos que durante la canción llovieron estrellas fugaces. Hay quien la vio. Hay quien las sintió. El concierto se encamina hacia el final. Juntos y Mayos.

Para los bises, Vicente Navarro ha reservado en esta ocasión Esternón y El Primero. Principio y final. Alfa y Omega. “Si nos volvemos a ver os daré mi verano. Si no fuera posible quedaos con el resto del año.”. Vicente se despide caminando hacia la oscuridad. Sobre el escenario aún quedan Rubens Allan a la guitarra y Brenda Sayuri en las bases. Silencio.

Entre el público se va pasando en penumbra una pequeña bolsa para ir depositando los vidrios. Una pequeña luz se enciende en un lateral. No hay luz de sala. Son estrellas. Allí espera Vicente Navarro para reencontrarse casi personalmente con cada uno de los asistentes. Vinilos y camisetas como recuerdo material de esta noche de música, poesía y estrellas fugaces.

No ha sido fácil cruzarse en la gira de Vicente Navarro, pero pudo el anhelo de reencuentro. Mientras termino estas líneas, el recuerdo de lo que ya no existe. Suena de nuevo marchar, marchar, marchar,… Amanecerá de nuevo.

Texto y fotos: José An. Montero