Diariofolk

La carrera de Joan Isaac es tan larga que hay que dividirla en varias etapas. Nacido en 1953 en Esplugues de Llobregat, junto a Barcelona, debutó en solitario como cantautor en 1973, siguiendo la senda de la por entonces exitosa Nova Cançó catalana, y más concretamente a la sombra estilística de Lluís Llach. En 1976 publicó su canción más emblemática, A Margalida, dedicada a la compañera del anarquista Salvador Puig Antich, ejecutado por loa dictadura franquista. Englobado en lo que se llamó la Novíssima Cançó, no tardó en caer víctima de la crisis que afectó a los cantautores coincidiendo con la victoria de los socialistas en Madrid y de Convergència en Catalunya, y abandonó los escenarios en 1984. Catorce años después reapareció, y desde entonces no ha dejado de publicar discos con sus propios temas y con los de muchos otros autores, como su admirado Luis Eduardo Aute, convirtiéndose en un artista fijo del festival BarnaSants.

Toda esta introducción viene a cuento porque con su último trabajo, Joan Isaac ha venido a marcar una especie de punto y aparte. Sobre todo por el carácter del proyecto, que cabría considerar como de lo más ambicioso de su larga trayectoria. Porque 7 pecats capitals es un libro-disco que va más allá de lo que había hecho hasta ahora. Se trata de una obra en la que se entremezclan la música, la poesía y la ilustración. La excusa, por decirlo de alguna manera, son esos siete pecados que todos aprendimos en clase de religión, y que cada uno seleccionó o condenó en función de su morbo personal. Todos han merecido una canción por parte de nuestro protagonista, conformando un repertorio que en cierto modo se aleja del estilo cantautoril al que Joan Isaac nos tenía acostumbrados, porque comulga más con un lirismo que, como bien dice Antoni Batista en la presentación de la obra, “se acerca más al lieder de Schubert”. Y en eso ha tenido mucho que ver el pianista Antoni-Olaf Sabater, que es el único músico que acompaña al intérprete.

Pero en realidad Joan Isaac no ha querido quedarse del todo solo en su alegoría de los famosos pecados, y ha acompañado cada una de las siete composiciones con otros tantos poemas que insisten en los mismos temas, firmados por Maria-Mercè Marçal, Baltasar Rosselló-Pòrcel, Montserrat Abelló, Vicent Andrés Estellés, Pere Quart o el mencionado Aute, entre otros autores. Y el álbum no estaría completo sin las ilustraciones de Daniel Sesé, que en cierto modo también rompe con su habitual estilo más bien figurativo para confeccionar unos dibujos en los que se diría que funde el “trencadís” de Gaudí con el primer surrealismo de Picasso.