Miguel Hernández …y su palabra se hizo música – Fernando González Lucini

01/08/2022 - Ferran Riera
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Miguel Hernández (1910-1942) es un poeta muy leído y también muy escuchado. Tal vez sea, junto a su compañero de la Generación del 27 Federico García Lorca, el autor que en más ocasiones ha sido musicado. Concretamente, según señala Aitor L. Larrabide, director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, en el prólogo de esta obra, entre 1967 y 2018 se habían grabado 227 discos con 168 poemas adaptados, unas cifras que implican a 242 compositores o intérpretes y un total de 510 canciones. Todo ello, sin contar los temas dedicados al escritor, que no son pocos.
miguel hernández (Copiar)

Este artículo aparece en primer lugar en castellano, y a continuación, en catalán.

El gerundense residente en Madrid Fernando González Lucini es un crítico musical especializado en la canción de autor que entre otros estudios, ha firmado la obra enciclopédica referencial Y la palabra se hizo música, donde habla de los cantautores del Estado español. Y ahora se h concentrado en una sola persona, el poeta de Oriola que murió de tuberculosis, encarcelado en la prisión de Alacant, en plena postguerra. Todo parecía indicar que después de tantos años de dictadura, Hernández estaba condenado al olvido, pero con el apogeo de la poesía social, sobre todo en las voces y los textos de Gabriel Celaya y Blas de Otero, la lírica de Miguel volvió a la palestra.

La primera llamada de atención la dio en 1967 desde París Paco Ibáñez. Su gran adaptación de Andaluces de Jaén despertó muchas conciencias, y los versos de su autor comenzaron a correr de mano en mano, floreciendo de nuevo en las voces de artistas como Elisa Serna, Luis Pastor, Víctor Jara, Ismael, Enrique Morente y tantos otros. Pero el estallido definitivo no llegaría hasta 1972, cuando Joan Manuel Serrat dedicó todo un elepé a su obra, titulándolo con su nombre y su apellido, que aparecían con caracteres bien grandes en una portada que hizo historia. A partir de aquel momento, el poeta se hizo universal y a continuación llegaría una sesión imparable de más y más versiones, a cargo de Los Lobos, Soledad Bravo, Joan Baez, Amancio Prada, Jorge Cafrune, Jarcha, Sílvio Rodríguez, Pata Negra, Los Juglares, Camarón de la Isla, Lole y Manuel, La Barbería del Sur, Extremoduro, El Cabrero, Reincidentes, Manuel Gerena, Eliseo Parra, Mercedes Sosa, José Mercé, Carmen Linares, Toti Soler, Niño de Elche, Mísia, Rosa Zaragoza, Cesk Freixas, Sílvia Pérez Cruz, Miguel Poveda… La lista es interminable.

Del flamenco al rock y del folk al jazz pasando por la canción de autor. Todo el mundo ha querido cantar, versionar o reinterpretar Nanas de la cebolla, El niño yuntero, Llegó con tres heridas, Vientos del pueblo, Elegía a Ramón Sijé, Para la libertad o la mencionada Andaluces de Jaén. Y González Lucini es quien se ha encargado de recopilar este inmenso legado colectivo que en el fondo tiene un único y solitario responsable: Miguel Hernández. Lástima que el libro tenga por momentos un carácter de inventario puro y duro, más que de un análisis crítico. No obstante, ojalá aparecieran más ensayos específicos y pormenorizados como este.

Madrid. Prokomun Libros, 2020

(Esta reseña apareció originalmente en lengua catalana en el número 46 de la revista de música y cultura popular Caramella).

Miguel Hernández (1910-1942) és un poeta molt llegit, i també molt escoltat. Potser sigui, juntament amb el seu company de la “Generación del 27” Federico García Lorca, l’autor que més vegades ha sigut musicat. Concretament, segons assenyala Aitor  L. Larrabide, director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, al pròleg d’aquesta obra, entre el 1967 i el 2018, s’havien enregistrat 227 discos amb 168 poemes adaptats, xifres que suposaven 242 compositors i/o intèrprets i un total de 510 cançons. I tot això, sense comptar els temes que li han estat dedicats, que tampoc són pocs.

El gironí resident a Madrid Fernando González Lucini és un crític musical especialitzat en la cançó d’autor que, entre altres estudis ha escrit l’obra enciclopèdica referencial “Y la palabra se hizo música”, on parla dels cantautors de tot l’Estat espanyol. Ara, però, s’ha concentrat en una sola persona, el poeta d’Oriola que va morir de tuberculosi, empresonat a Alacant en plena postguerra. Així doncs, després de tants anys de dictadura, semblava que Hernández estava condemnat a l’oblit, però passats uns anys, amb el desenvolupament de la poesia social, sobretot amb les veus i els textos de Gabriel Celaya i Blas de Otero, la lírica de Miguel va tornar a la palestra.

El primer cop damunt la taula el va donar al 1967 des de París Paco Ibáñez. La seva gran adaptació d’“Andaluces de Jaén” va despertar moltes consciències, i els versos del seu autor van començar a córrer de mà en mà, florint de nou en les veus d’artistes com Elisa Serna, Luis Pastor, Víctor Jara, Ismael, Enrique Morente i tants d’altres. Però l’esclat definitiu no arribaria fins el 1972, quan Joan Manuel Serrat va dedicat tot un elapé a la seva obra, titulant-lo amb el seu nom i el seu cognom, que apareixia amb caràcters ben grans en una portada que va fer història. A partir d’aquell moment, el poeta es va fer universal, i en conseqüència arribaria una successió imparable de més i més versions, a càrrec de Los Lobos, Soledad Bravo, Joan Baez, Amancio Prada, Jorge Cafrune, Jarcha, Silvio Rodríguez, Pata Negra, Los Juglares, Camarón de la Isla, Lole y Manuel, La Barbería del Sur, Extremoduro, El Cabrero. Reincidentes, Manuel Gerena, Eliseo Parra, Mercedes Sosa, José Mercé, Carmen Linares, Toti Soler, Niño de Elche, Mísia, Rosa Zaragoza, Cesk Freixas, Sílvia Pérez Cruz, Miguel Poveda… La llista és interminable.

Del flamenc al rock i del folk al jazz, passant per la cançó d’autor. Tothom ha volgut cantar, versionar o reinterpretar “Nanas de la cebolla”, “El niño yuntero”, “Llegó con tres heridas”, “Vientos del pueblo”, “Elegía a Ramón Sijé”, “Para la libertad o l’esmentada “Andaluces de Jaén”. I González Lucini és qui s’ha encarregat de recopilar aquest immens llegat col·lectiu que en el fons té un únic i solitari responsable: Miguel Hernández. Llàstima, però, que el seu llibre tingui per moments un accentuat caire d’inventari pur i dur més que no pas d’anàlisi crític. No obstant, tan de bo que apareguessin més assajos específics d’aquesta mena.

Madrid. Prokomun Libros, 2020

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