Diariofolk

Que el lanzamiento de un nuevo disco sea de un joven guitarrista, en solitario y en formato sólo instrumental, supone tanto un aliciente como un deber de escucha sin ideas preconcebidas. Por un lado, por la autolimitación de recursos usados, y por otro, por la abundancia de propuestas que hubo en el pasado de guitarristas acústicos y que parecía haber caído en declive actualmente.

Aunque esto último no es cierto del todo, pues los miles de aficionados que somos a la guitarra acústica sabemos de la multitud de artistas actuales que están desarrollando su trabajo en torno a este instrumento desde diversas perspectivas, apoyadas en técnicas como el fingerstyle, en las tecnologías de sonido que han abierto un gran abanico sonoro para un intérprete solista, y en la creciente popularidad de los llamados covers, versiones de temas conocidos traídos al esquema de las seis cuerdas. En la senda abierta por veteranos renombrados como Doc Watson, Davey Graham o Tommy Emmanuel, la lista de brillantes e innovadores intérpretes no para de crecer, con nombres como Tobías Rauscher, Luca Stricagnolli, Alexandr Misko, Manelli Jamal o el joven arrasador de talent shows, Marcin Patrzalek…

Es por ello por lo que lo primero que buscamos en este disco son los recursos por lo que opta este autor, desconocido para nosotros hasta este momento. Y encontramos lo siguiente: un sonido limpio, potente y brillante, no exento de cierta aspereza, pero libre de efectos técnicos de sonido excesivamente llamativos que cobren más protagonismo del buscado. Sobre ello, una interpretación correcta, vigorosa y de cierta complejidad. Sabor y sencillez, como el título bien evoca.

Y ello basado en la riqueza de la composición, la cual está libre de referencias demasiado explícitas: hay rasgueos, punteos, arpegios, reminiscencias de ragtime, aires de old time y abundantes cambios de ritmo, pero también evoluciones armónicas que, claramente, buscan huir de lo previsible sin caer, por ello, en lo absurdo o forzado.

En resumen, un trabajo honrado y transparente, que creemos que pasa a limpio las ideas y composiciones de un joven intérprete que habrá dedicado muchas raciones de su vida encerrado con el instrumento hasta levantar un repertorio agradable, bien engranado, y que va abriendo diversas puertas y caminos que transita brevemente.