Sala Galileo Galilei, Madrid
Una gran expectación y un lleno total ya hacían presagiar la gran noche plena de ambiente folk que nos esperaba en Galileo. La cita era difícilmente repetible, una de esas noches que nos reafirman en nuestra convicción de que el folk está muy vivo, tanto como lo ha estado siempre.
Abrieron fuego Glen Vélez y Lori Cotler –ambos colaboradores de Kepa Junkera en varios proyectos- armados de pandereta y voz. Vélez no necesitó nada más para llenar la sala de la mejor música y acallar a los charlatanes acodados en la barra de Galileo, mientras que Lori sorprendió con su dominio del canto konnakol, ideal para la improvisación. Más tarde en solitario,Glen Vélez demostró que es el dueño del ritmo al sacar de su pandero una imposible variedad de sonidos.
Kepa Junkera se incorporó al escenario para tocar a dúo con Glen Vélez, y juntos dieron una lección de fusión de sus respectivos sonidos. El gaitero Fernando Mosquera se incorporó a la fiesta y el trío nos llevó de la mano hasta Galicia, lugar que el vasco ha explorado musicalmente en su último disco.
Llegó el turno de La Musgaña en su actual formación de dúo. Aunque el listón estaba ya muy alto, los madrileños consiguieron que la noche subiera muchos enteros interpretando algunos de sus grandes temas, con el recuerdo muy presente de Quique Almendros y de aquel maravilloso disco La Musgaña en directo. Y volvió Kepa Junkera al escenario para ofrecer unos de los momentos más memorables de la noche, tocando la alboka acompañado por el pandero del Glen Vélez.
En una noche de improvisaciones y mestizajes, pudimos escuchar excelentes versiones con todos los músicos en el escenario. Entre ellas, las Danzas de Burgos de La Musgaña o la siempre bien recibida Bok-Espok de Junkera.
La nostalgia nos llevó a pensar en el estado en que se encuentran hoy la cultura, la música y el siempre minoritario folk, y llegamos a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero esta fue una gran noche de música, talento y diversión. Quizás el destino nos reserve noches parecidas.
Fotografías: Carlos Monje