Bogui Jazz, Madrid
Aunque el concierto estaba anunciado en dos pases, se retrasó la hora de inicio para hacer un único pase, ya que el artista lo tenía así preparado. En un austero escenario donde eran protagonistas el piano, la batería y el contrabajo se subió la estrella de la noche, Jonathan Kreisberg, procedente de la Escuela de Música de Vallecas, donde acababa de impartir una masterclass con su banda.
El guitarrista se presentó acompañado por Wil Vinson en el saxo y el piano, Rick Rosato en el contrabajo y Colin Stranahan en la batería, tres músicos de lujo que se han hecho imprescindibles en los escenarios de Nueva York. Tras la presentación, todo fue pura y dura concentración en un concierto que ensimismó a los asistentes y dejó tiempo para que cada músico diera rienda suelta a sus habilidades. La base rítmica y el saxo seguían el rastro de las complejas melodías de la guitarra en un repertorio compuesto por temas nuevos, como Being Human, y composiciones de Shadowless, el último trabajo del guitarrista, aclamado unánimemente por la crítica.
Sin lugar a dudas el estadounidense dejó extasiado a más de uno, y es que la rapidez con la que sus dedos fluyen por el mástil desafían a no desviar la atención en ningún instante. Inspirado en una interminable lista de guitarristas y grupos entre los que se cuentan Pat Metheny y John Scofield, Kreisberg hace de la música su propio camino, convirtiéndose en uno de los guitarristas más interesantes de la actual escena jazzística. Llenó como era de esperar en un club donde el intimismo deja que se pueda apreciar la destreza de los intérpretes y sentir el calor que transmiten.