Ya en los setenta, la niña Marisol buscó su auténtica personalidad como mujer adoptando su auténtico nombre Pepa Flores, relanzando su carrera artística con películas más o menos comprometidas y aperturistas y con discos cuyas canciones eran compuestas por cantautores de renombre. Ahora bien, si es recordada por alguna cosa fue por erigirse en lo más parecido a una diosa erótica al exhibirse desnuda en la revista Intervíu, coincidiendo con el apogeo del destape. Más tarde, no obstante, llamaría la atención al aparejarse con el bailaor Antonio Gades y convertirse en fervorosa militante comunista de la facción más ortodoxa. Hasta que a mediados de los ochenta desapareció del mapa y no se volvió a saber nada de ella.
Todo un especialista en biografías de artistas musicales, Luis García Gil, ha escarbado concienzudamente en la contradictoria e insatisfactoria vida de esta mujer, que pasó de estar sojuzgada por el productor Manolo Goyanes hasta el extremo de casarse con su propio hijo, a convertirse en adalid de la liberación de la mujer y de los pueblos oprimidos; que evolucionó del cine noño y cursi hacia el cine más sesudo de Bardem y Saura, y que transitó entre las canciones de Augusto Algueró y Juan Pardo hasta llegar a las de Luis Eduardo Aute.
Pero después de tanto buscar y reseñar, el autor de este libro no ha conseguido más que hacernos recordar el descolorido contexto de una época felizmente superada, de unos años repletos de contradicciones como las que encara esta especie de doctor Jekyll y mister Hyde que son Marisol y Pepa Flores, de cuya supuesta aportación a la cultura cabe decir que hoy no queda nada de nada. Apenas, tan sólo una anecdótica nota a pie de página. Que, por otra parte, seguramente es lo que pretendía.
Marisol, Pepa Flores. Corazón rebelde – Luis García Gil
Editorial Milenio, 2018