Pero conforme fui avanzando en la lectura del volumen me di cuenta de que mi gozo había caído en un pozo, o lo que es lo mismo, en una trampa tendida por su autor, José Luis Moreno-Ruiz, ya que lo único que ha conseguido con esta obra es ajustar las cuentas con unos cuantos personajes que se cruzaron en su vida a lo largo de aquella década en que el PSOE conquistó el poder y Madrid quiso convertirse en la capital del mundo. Claro que el tiempo ha ido poniendo las cosas en su sitio y a 25 o 30 años vista de aquella época nos damos perfecta cuenta de que todo fue una farsa: los socialistas claudicaron y la capital del estado no dejó de ser un gran ciudad provinciana. Lo único que cambió fue que el dinero corrió a raudales en forma de subvenciones para vendedores de humo supuestamente de izquierdas, aunque, eso sí, hubo unos cuantos listillos que se forraron, tanto de izquierdas como de derechas.
Moreno-Ruiz ha perdido la oportunidad de explicar la auténtica historia de la movida al limitarse a narrar una crónica sesgada de aquellos hechos, enfocándolos desde su particular punto de vista, que no deja de ser privilegiado, ya que en los ochenta era colaborador de Radio 3, emisora que en aquella época marcaba el camino de toda una generación. Pero se pierde en disquisiciones personales, en exceso subjetivas, que en muchas ocasiones rozan lo ofensivo -sobre todo cuando se refiere a homosexuales y mujeres: a menudo da la impresión que todos los implicados en aquellos hechos eran maricones y/o putas-, y a ratos resultan del todo fuera de lugar, como cuando se desvía para hablar de la literatura latinoamericana, o incluso del escritor japonés Mishima.
Por supuesto que quien busque sangre en las páginas de La movida modernosa la encontrará. A lo largo de sus páginas, hay mucha gente que recibe palos: Almodóvar, Bosé, Alaska y tantos otros. Pero eso es lo de menos, porque de lo que se trataba era de sacar a la luz los auténticos y ocultos entresijos de aquel episodio, o eso esperaba yo. En lo único que se salva el informe es en la defensa de todos aquellos que cayeron en las garras de la heroína y el sida, los que sufrieron las consecuencias del paro y los que optaron por la radicalidad política, y fueron defenestrados por los gurús del asunto. Y en el mismo sentido también cabe resaltar la crítica al compadreo generalizado con los modos y las formas del antiguo régimen -la dictadura franquista-, que, por cierto, no ha dejado de incrementarse.
La movida modernosa – José Luis Moreno-Ruiz
La Felguera Editores