En los años 40, Los Hermanos Ábalos fueron pioneros en dar a conocer la música folclórica y las danzas tradicionales del noroeste argentino en una Buenos Aires tan cosmopolita como divorciada del resto del país. Entre las canciones que incorporaron al cancionero folclórico argentino se encuentran clásicos inolvidables como Nostalgias santiagueñas, De mis pagos, Agitando pañuelos, Zamba de los yuyos, Chacarera del rancho y muchas más.
Sus integrantes Napoleón Ábalos (Machingo), Adolfo Ábalos, Roberto Ábalos, Víctor Manuel Ábalos (Vitillo) y Marcelo Raúl Ábalos (Machaco), alcanzaron la fama en 1942, al aparecer interpretando su Carnavalito quebradero en la película La Guerra Gaucha, dirigida por Lucas Demare, con guión del tanguero Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat, y permanecieron juntos durante 60 años ininterrumpidos, transformándose en una de las bandas más populares de la música folclórica argentina y una de las más antiguas de América Latina.
A sus 88 años, el último sobreviviente de la banda, Vitillo Ábalos, aceptó comenzar una aventura junto a su sobrino nieto, Juan Gigena Ábalos, guitarrista de la banda de rock Ciro y Los Persas, para rescatar del olvido el repertorio que creó e interpretó toda su vida con sus hermanos. Ligados por lazos de sangre y de música, Vitillo y Juan emprendieron un viaje sonoro que los llevaría por caminos inimaginables. Ese viaje es el que retrata Ábalos, una historia de 5 hermanos, el film dirigido por Josefina Zavala Ábalos y Pablo Noé, con la dirección musical del citado Gigena Ábalos.
La película, que acaba de tener su bautismo de fuego en Buenos Aires, ya tuvo un brillante desempeño en el 32° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y en el 21° Festival Internacional de Cine de Punta del Este, donde ganó el premio a la Mejor Película de la sección FilmMusic Fest, y viene de ser exhibida en una gran gira federal por varias provincias que comenzó, como no podía ser de otra manera, en Santiago del Estero, cuna de Los Hermanos Ábalos.
Si bien se inscribe en el género documental musical, el film no sólo resulta de interés para los iniciados. Con un montaje ágil, gran emotividad y un rico anecdotario –que constituye casi una síntesis de la evolución de la música de raíz folclórica argentina– Ábalos, una historia de 5 hermanos tiene todos los ingredientes como para atraer a un público más amplio. Y entre esos ingredientes habría que incluir también la participación de gran cantidad de figuras de la música popular de diversos géneros y distintas épocas, entre las que sobresalen Juanjo Domínguez, Luis María Serra, Jaime Torres, Raly Barrionuevo, el guitarrista estadounidense Jimmy Rip, La Bomba de Tiempo, Ciro y Los Persas, Elvira Aguirrebarrena (esposa de Vitillo) y hasta el ex Pink Floyd Roger Waters.
Pero la estrella indiscutida del film es Víctor Manuel “Vitillo” Abalos, un personaje que resulta tan querible en la pantalla como personalmente. Ahora con 96 años (cumplidos el pasado 30 de abril), el “bombisto” y bailarín –que estuvo presente en la proyección– hace gala en todo momento de un gran sentido del humor, una impecable elegancia en el vestir, una enorme simpatía y una memoria prodigiosa. Pero lo que más llama la atención es, sin dudas, su increíble vitalidad: hasta hace muy poco, Vitillo seguía conduciendo un programa por Radio Nacional Folklórica y participando en conciertos, giras y grabaciones, como el álbum doble de 2016 titulado El Disco de Oro, Folklore de 1940, que plasmó junto a Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Hilda Herrera, Facundo Saravia y algunos de los artistas anteriormente mencionados y con el que obtuvo en 2017 el Premio Gardel en la categoría Mejor Álbum Artista Masculino de Folclore.
Afrontando la endémica escasez de apoyo y de recursos del cine argentino, Josefina Zavalía Ábalos y Pablo Noé trabajaron ocho años para concretar ésta, su opera prima. El esfuerzo parece haber merecido la pena: su película es mucho más que un documental musical. Es, por un lado, el registro de una experiencia vital que se propuso rescatar y revalorizar el legado del grupo; y al mismo tiempo, una inspiración para las nuevas generaciones que buscan acercarse a sus raíces culturales e incorporarlas a los sonidos contemporáneos. Muy ilustrativa es, en este sentido, la secuencia donde Vitillo conversa con Jimmy Rip y le confirma la ligazón entre la vidala argentina y los blues afroamericanos que ya vislumbrara hace muchos años la recopiladora Leda Valladares.
En el relato que el protagonista hace de su llegada a Buenos Aires junto a sus hermanos, subraya el azoramiento y la curiosidad del público porteño ante instrumentos autóctonos como el bombo legüero, el charango o el pincuyo. No se puede amar lo que no se conoce, dice más adelante Vitillo en otro momento de la película, tomando prestada una frase ajena para definir su propia filosofía de vida. Y de eso trata, justamente, este documental: de conocer para amar. Juan, en busca de sus raíces folclóricas, y Vitillo, con su sabiduría, rejuvenecido por los desafíos que plantea la experiencia, dan forma a este legado que quedará por siempre para las nuevas generaciones.
Ficha técnica
Dirección y guión: Josefina Zavalía Ábalos
Co-dirección: Pablo Noé
Producción: Josefina Zavalía Ábalos, María Vacas, Pablo Noé
Dirección de fotografía: Nahuel Varela
Dirección de sonido: Victoria Franzan
Diseño musical: Juan Gigena Ábalos
Montaje: Adrián Bao, Pablo Barboza, Juanjo Gómez
Protagonistas: Vitillo Ábalos, Juan Gigena Ábalos
Invitados: Juanjo Domínguez, Luis María Serra, Jaime Torres, Raly Barrioneuvo, Jimmy Rip, La Bomba de Tiempo, Roger Waters, Ciro y Los Persas, Elvira Aguirrebarrena.
Argentina, 2018. 84 minutos
Foto: Laura Tenembaum
