Luna de hielo
Edición independiente 2016
Tras su disco Canícula Metrópoli (2012) y su DVD En vivo (2014), el violinista argentino Sergio Poli (La Plata, 1961) continúa ahondando en un «vigoroso jazz eléctrico –según comentábamos años atrás aquí en Diariofolk– que conecta con aquella fusión que en los setenta cultivaron nombres como Miles Davis, la Mahavishnu Orchestra, Return To Forever o Weather Report… y nos remite, obviamente, a la figura de Jean Luc Ponty (también a cierto Didier Lockwood)».
En etapas anteriores, Sergio se dedicó a explorar el jazz manouche con el quinteto Cordal Swing (Los salieris de Django, Grappelliana), realizó una muy interesante lectura contemporánea de standars jazzísticos junto a Pepe Angelillo (un estupendo pianista de la escena platense) a dúo y en cuarteto (Y en eso estamos…), y colaboró en proyectos muy diversos, desde la música clásica al rock, pasando por el tango.
Aquí Poli asume las tareas compositivas en los diez cortes que componen Luna de hielo, todos ellos registrados en un efervescente directo. Lo acompaña su ensemble habitual: Maxi Abal (guitarras), Pablo Murgir Pazderas (teclados), Jonatan Schenone (bajos), Daniel Viera (batería) y Potolo Abrego (percusión).
«Sergio y sus caballeros eléctricos –comenta el reconocido crítico e historiador del jazz rioplatense Sergio Pujol en las notas del CD– logran sintonizar con fineza algunas de las claves culturales del “aquí y ahora”, por más que lo hagan a partir de un dialecto jazzístico, el jazz-rock o fusión, que el alud neoclasicista de buena parte del jazz de las últimas décadas pareció enterrar para siempre. Digo esto porque tras el sonido a la Mahavishnu que nos sacude en el primer acorde ad lib de “Averiguación de consecuentes”, irrumpe una línea de bajo rioplatense que conecta con realidades más próximas. Sabemos que la búsqueda de cercanías despunta como tendencia en el jazz argentino del siglo XXI. Poli ahonda esta búsqueda desde una perspectiva compositiva llena de matices. La riqueza melo-rítmica es un gran activo de este ensamble: el candombe (“Policandombe”), la zamba (“Paula”), la murga (“Malvín ́98”), un aire a melodía tanguera (“Apuntes de invierno”) o las bulerías del flamenco como eterno huésped de la Argentina (“Carito”). Por supuesto, esto es jazz. Y el jazz no tiene fronteras, por más especulaciones que queramos hacer en torno a lo global y lo local. Entonces el blues explota en las esquirlas funky de “Sinergia”, el fantasma del Miles de Tutú se enseñorea en “Postsagio” y el beat rockero pone broche modal con el tema que da título al álbum: “Luna de hielo”.»
