Está bien visto ser un erudito musical ecléctico que sabe y habla de pop, rock, soul, jazz, blues, clásica, ópera o flamenco. También cruzamos fronteras sin ningún tipo de complejo para disfrutar del afro jazz, la cumbia o el ballenato, mostrándonos expertos en las artes del sitar, la kora o incluso el claviórgano. Pero en este mar de buen rollismo musical en el casi cualquier estilo se considera digno de servir de hilo musical para un menú degustación, el folk ibérico sigue siendo un sonido marginal.
Hablamos de folk casi en voz baja, como pidiendo disculpas por manchar de barro las calle a los que andan en mocasines de adoquín en adoquín. Parece inútil el esfuerzo de tratar de explicar que no estamos hablando de grupos de Coros y Danzas, respetables por otra parte, sino de música de contemporánea construida a partir de nuestros propios mimbres y no de varitas de plástico importadas. Música de conservación, pero también de creación. Música de buscar lo verdadero de nosotros mismos para desde ahí crear desde otro punto de partida.
En más de una tertulia he visto poner cara de pez cuando decía que el gran músico español contemporáneo es Eliseo Parra y a eruditos musicales a los que les entra en bucle el disco mental cuando opino, desde mi oído de madera, que nunca me canso de escuchar En el Camino de Zas!! Candil o La Danza de las Semillas de El Naán, y que si el grupo del Cerrato no está llenando campos de fútbol es porque al estirparnos la boina se nos fue en ella parte del cerebro pegado o porque hay una industria a la que no le interesa demasiado que descubramos quiénes somos de verdad. Es difícil mover un árbol cuando tiene raíces.
Seguiré con mi ignorancia habitual preguntando a todo el que pille, sea crítico, programador, músico o periodista especializado qué opina del folk ibérico. Es posible que el mundo rural ande en agonía, pero al menos no deberíamos dejar de preguntar por qué seguimos ignorando su cultura. Mientras tanto, cada vez que alguien se cruce en el camino de Los Mayalde que busque un sitio desde el que escuchar las historias de Eusebio o que pruebe a darse una vuelta por el Demanda. Tampoco hace falta estar todo el día enganchado a la pantalla.
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Al autor del artículo, tiene más razón que un santo, y los que pensamos igual, defenderemos nuestras raíces por encima de las etiquetas,de las modas y de los medios que se empeñan en considerar nuestro folclore el patio feo de las músicas.
Esta musica que se vende con la consideracion de la raiz del pueblo, está falta de la verdad que tiene esa consideración. La gente de fuera de este mundo no se cree lo que se está haciendo. No por usar melodias tradiconales se hace tradición….
Deberíamos vender mas música y menos discursos identitarios imaginarios.
El Naan no hace folk.por lo tanto no deberían de ser un ejemplo, ni parte del comentario.
Folk es recuperar canciones, no inventarlas y menos aún, destrozadas, como la “niña de Laredo” que sólo la emulan. No sé porqué encasillan al Naan en folk.
Otro que destroza canciones es Carlos Soto y encima hasta le premian por destrozarlas, no hace más que decir que es de Celtas Cortos, grupo que no es para tanto.
La verdad que poner de ejemplo al Naan como dice el anterior comentario es un desacierto total. Folk es recuperar canciones tradicionales y adaptarlas. No es poner a un grupo jazz un tio con un bouzuki y a una tia con un pandero y cantar canciones totalmente propias con instrumentls no tradicionales ni musica tradicional. Qué recuperan? Musicalmente nada.¿ Qué ofrecen de nuestras tradiciones? Un toque de pandero y alguna alusión en las letras a nuestra cultura.
Se está demostrando que en el folk ya vale todo, hasta lo que no es.
¿La revolución que crean qué es? una especie de musica de autor con un filtro muy comercial y muy discografico porque meten otros géneros, o sea que no ayuda nada a valorar nuestra cultura porque no lo es, ni siquiera musicalmente. Llamame rara pero no.comparto que eso sea folk ni representativo de la música Ibérica para nada. Mayalde, eliseo, nuevo mester, coetus, …eso es otro tema…
Esto es como ahora Rozalen tocando la bandurria con su grupo pop, sólo que ella no dice que hace folk.
El autor del artículo habla de determinadas canciones de los aludidos indistintamente de la música que realicen. Entiendo que la respuesta a todas sus preguntas (las de ustedes) está en el lenguaje. Se nota que aquellos que nombra el autor del artículo conocen y dominan el lenguaje de la música tradicional, y son libres dentro de lo que entendemos por música folk de fusionar o reinterpretar la música tradicional. Quizás la responsabilidad de mantener y divulgar el folklore y la música tradicional recaiga en otros actores de esta película que es la sociedad de consumo del siglo XXI.
Lo de Carlos Soto es para echarle de comer aparte . No se puede tener mas cara y menos clase . Eso no es ni foclore , ni tradicion , ni musica etnica ni nada. Es un revuelto para salir del paso . Sigue viviendo de las rentas de los celtas cortos y de relacionarse bien con quien hay que hacerlo.
Dejo claro que aún no he escuchado su disco (lo haré en breve), pero para un músico de su talla (sí lo he disfrutado en directo) es de agradecer que se aproxime a la música tradicional, pudiendo elegir otros caminos más exitosos. Pienso que su aportación suma y reitero, no creo que recaiga sobre él (o otros) la responsabilidad de la puesta en valor de la cultura popular.
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El folk es un espacio de creatividad. Estoy de acuerdo en que una cosa es recrear la música tradicional y otra valerse de ella como gancho para hacer otros estilos pero entre un punto y otro hay todo un mundo de posibilidades. La recreación también existió siempre en la música tradicional, mezclando temas antiguos con melodías y ritmos de reciente aparición pero sin perder la esencia, manteniéndose reconocible para los naturales. Hoy en día la mayoría de la gente no se reconoce en la música tradicional sino en otras foráneas. ¿Entonces, cuál es el problema: la recreación folk o la falta de raíz? Si el oyente conoce la canción, su transformación solo le aportará otra visión, no borrará la original. En fin, el tema de los límites es un debate universal en el mundo del arte.