
Pocas trayectorias musicales encarnan con tanta claridad el misterio de la creación como la de Feliu Gasull (Barcelona, 1959), compositor que ha sabido hacer de la inspiración —en su sentido más profundo— el eje vertebrador de toda su obra. Su nuevo disco, El país dels crancs, no solo es una muestra del alcance de su lenguaje sonoro, sino también un homenaje a las relaciones artísticas y humanas que han dado forma a su música a lo largo de décadas.
La grabación reúne cinco piezas compuestas entre 1995 y 2014, interpretadas por algunos de los músicos más relevantes del ámbito clásico, contemporáneo y popular. Entre ellos, destacan la voz inconfundible de Sílvia Pérez Cruz, la guitarra de Pau Figueres, el flautista Jaume Cortadellas, y dos formaciones orquestales de alto prestigio: la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu y la Orquestra de Cambra del Teatre Lliure, bajo la dirección de Josep Pons y Manuel Valdivieso (Murtra Ensemble).
Lejos de ser una simple recopilación, El país dels crancs se presenta como una suerte de diario espiritual en clave musical, donde la contemplación de la naturaleza, el contacto con la poesía y una conciencia lúcida del presente se funden en un lenguaje expresivo y profundamente personal. Como dijo Stefan Zweig: “De todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación”. Este álbum parece haber sido concebido desde esa premisa.
Las obras más antiguas del disco —Cel roig (1995) y Contra-xions (1997)— evidencian la exploración técnica y sonora de un Gasull que se formó en la Universidad de Indiana junto al maestro Juan Orrego-Salas. Glissandi, cuartos de tono y timbres inéditos en la guitarra y la flauta revelan su lado más vanguardista. La interpretación de Contra-xions corre a cargo de Pau Figueres y el Murtra Ensemble, mientras que Cel roig destaca la participación del flautista Jaume Cortadellas y la Orquestra de Cambra Teatre Lliure.
Las otras tres obras —Tonades (2013), Tres quarts per a veu i orquestra (2010) y Fantasia sobre Canticel d’Eduard Toldrà (2014)— nos introducen en una dimensión más emocional y evocadora. Aquí, Gasull rinde tributo a la canción tradicional, al folclore campesino y al repertorio lírico catalán, filtrándolos a través de una sensibilidad contemporánea que no renuncia al misterio. La interpretación de Sílvia Pérez Cruz, siempre íntima y reveladora, aporta una calidez única a estas obras, dotándolas de un vuelo poético inolvidable.
Este trabajo también tiene un valor documental: es la única grabación discográfica que deja el maestro Josep Pons como testimonio de su etapa al frente de la Orquesta Sinfónica del Liceu (2012-2025). No por casualidad ha escogido hacerlo con la música de un compositor con quien ha compartido una fecunda complicidad creativa desde los tiempos fundacionales de la Orquestra de Cambra Teatre Lliure.
A lo largo de las cinco piezas, El país dels crancs se revela como mucho más que un álbum: es una travesía interior, un acto de escucha profunda que interpela al oyente y lo transforma. Como afirma el propio espíritu que recorre la obra de Gasull, conocer es volver a nacer. Y este disco, sin duda, nos invita a renacer con cada escucha.