Pregunta: Tienes una gran cantidad de discos grabados, cuéntanos un poco sobre el último de ellos, “Ecos de América”. ¿Por qué elegiste llamarlo así?
Respuesta: Ecos de América es una obra que refleja mi camino en pos de mi propio sonido uruguayo con rock rioplatense como parte de la música afroamericana. Transita por diferentes ritmos ensamblados con canciones ilustrativas de nuestro sentir cotidiano.
El disco comienza con un homenaje a la escritora uruguaya Juana de Ibaorbourou, nuestra “Juana de América”, y continúa con “Los ecos de los ecos” -de donde proviene el título- compuesta a partir de una prosa de Yolanda Schnyder. Es una canción dedicada al patrimonio intangible de Colonia del Sacramento, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero también hay forró y bossa nova, reggae, un tema dedicado a mi madre y, por supuesto, candombe.
En Ecos de América hay rock rioplatense como parte de la música afroamericana. También forró, bossa nova, reggae y, por supuesto, candombe.
P:Desde la música clásica en tus inicios hasta la que tocas hoy has transitado por muchos géneros: el pop, el folklore, el movimiento del canto popular uruguayo, el rock, el espectáculo teatral y hasta la música para niños. ¿Qué queda en tu repertorio actual de todo eso?
R: Desde mis estudios clásicos intercalados con lo popular de los años 50 y 60 mi repertorio está impregnado con la mística poética y la impronta de esa época dorada de nuestra fusión del folklore regional. Con el beat, el rock, el blues, la folk song y el pop internacional. Sigo tratando de incorporar nuevos timbres, con colores sonoros espirituales del lejano y cercano oriente, con sus mantras y sus ragas de dulces sonidos y aromas del espiral indostánico, buscando el decir de los chamanes con sus atabaques*, incursionando en lo afroamericano y evocando los toques de tambores para los orixás de la Madre Africa.
Aunque supe evolucionar desde mi humilde bitácora, creo que en esencia sigo siendo el mismo; continúo afianzando la fusión afro y renovando mi manera de componer, sin repetirme en esquemas rítmicos. Es un jardín sutil e intricado como para querer explicarlo sin perdernos en su laberinto.
Si bien se me identifica como el precursor del candombe uruguayo en la Argentina, siendo continuador de los ancestros de este ritmo también he sido considerado “referente cultural” en mi país por mi forma de transmitir lo afrouruguayo, algo que he volcado en mis canciones a través de aires de milonga, milongón, chamarrita, rasguido doble, música del litoral, la bossa nova y el samba del Brasil, el aire árabe español, desembocando en el tango canción.
Creo que en esencia sigo siendo el mismo, continúo afianzando la fusión afro y renovando mi manera de componer”
Respecto al género teatral y musical para niños es una especialidad en la que incursioné en 1975 y merece un capítulo aparte en mi historia. Como artista y docente he realizado giras por la Argentina y el Uruguay con espectáculos didácticos que han sido declarados de Interés Cultural por su aporte a la identidad nacional. Me enorgullece haber recibido por ellos premios y galardones. Y también que hayan sido implementados en los manuales de enseñanza de mi país.
P: A comienzos de los 80 estuviste un año viviendo en España y llegaste a presentarte incluso en el Estadio Polideportivo Real Madrid. ¿A qué razones obedeció ese viaje y qué te dejó tu experiencia española?
R: Fue una forma de airearme del clima opresivo que vivíamos por estas latitudes. Quise despegar como profesional, intentar un vuelo sin fronteras. El viaje surgió de una contratación por parte del Ayuntamiento de Madrid, y luego surgieron actuaciones en diferentes ámbitos oficiales y privados, que aproveché para difundir mi quinto álbum, No dejes de cantar (EMI, 1982).
España me mostró generosamente sus tesoros más preciados y pude comprender en cada tramo de su geografía de dónde provienen los ancestros de nuestra identidad. Supe percibir también los aspectos conflictivos que nos separan y entender mejor nuestro mestizaje. España es un mágico espejo de nuestra cultura criolla y sudamericana. Además, entre Granada y Madrid estudié flamenco con el guitarrista Perico el del Lunar (hijo). Desde entonces mantengo valiosas amistades en España, allí me esperan colegas amigos y siempre quiero regresar.
No he permanecido largo tiempo en ningún lugar. Mi padre siempre me dice: Ahí llegó el gitano
P: Naciste en Montevideo, además de España has vivido en otros lugares, como Buenos Aires, pero en 2004 decidiste radicarte en Colonia del Sacramento, en tu país. ¿Qué te llevó a afincarte allí? ¿Finalmente encontraste “tu lugar en el mundo”?
R: No he sido muy sedentario a lo largo de mi carrera; por diversas razones no he permanecido largo tiempo en ningún lugar. Mi padre siempre me dice: “Ahí llegó el gitano”.
En 2003 venía algo saturado con los cambios y vapuleos propios de las metrópolis y como nací en un barrio apacible y pueblerino, sencillamente decidí regresar a mis fuentes, cosa que siempre anhelé, como suele sucederle a muchos compatriotas que viven en el exterior.
Un buen día bajé el balón al suelo y levanté la cabeza para ver el panorama y saber dónde estaba. En este sitio estratégico del Plata encontré paz y terreno fértil para crear, en fluido contacto con la naturaleza. Así me fui reinsertando e involucrando en el día a día de Colonia, una ciudad de veinticinco mil habitantes. Pero sigo visitando cada tanto mi Montevideo natal y otros rincones, sin despedirme nunca de mi amada Argentina, entrañable país hermano que recorrí de punta a punta con mis presentaciones musicales y también como actor, escritor y profesor de música. Luego de 30 años de vivir allí es mi patria por adopción. Mi Buenos Aires querido me vio crecer, allí tengo lazos familiares y coseché valiosas amistades. Hoy, en Colonia del Sacramento, continúo afianzando mi nueva etapa y retomando algunos caminos curtidos con buenas experiencias. Pues sí, hombre, vaya si encontré mi lugar en el mundo.
Provengo de la vertiente joven del canto popular uruguayo, integrándome luego al rock argentino en el 73. Desde entonces navego de orilla a orilla, con este estilo denominado sonido rioplatense
P: ¿Qué es El Rincón de Yábor?
R: El Rincón de Yábor es un espacio artístico que cada tanto elijo para actuar, algo así como mi cueva para recibir a los seguidores y paseantes, ya sea como maestro de ceremonias o anfitrión. En estos momentos estoy en tratativas para anidar en un ámbito que creo se ajusta a mi propuesta para actuar e invitar artistas durante el invierno.
P: En la otra orilla del Plata, en la Argentina, se te considera uno de los pioneros de su movimiento rock ¿Estás de acuerdo con esa clasificación? ¿Eres más conocido allí que en el Uruguay?
R: Ser considerado artista rioplatense es algo que me halaga y me anima a seguir mi aventura con otra apertura mental y creativa. En 1973 fui invitado a grabar mi primer disco en la Argentina y desde entonces no paré de crear y de trabajar allí.
Jamás imaginé que con los años se me premiaría así, nominándome parte precursora del rock argentino, sabiéndose que provengo de la vertiente joven del canto popular uruguayo.
Comencé a peregrinar por la música a los seis años y desde los doce integré los primeros conjuntos cultores del canto telúrico oriental. Casi a la par fui transitando el beat y el pop, admirando el incipiente rock urbano uruguayo de Los Shakers, Los Mockers, Los Delfines, Los Epsilons, Días de Blues… Mientras que desde Buenos Aires me llegaba el sonido inspirador de Los Gatos, Arco Iris, Almendra…
Nunca me he destacado por mi habilidad en el marketing. A veces he tenido menos cintura que un pollo
Fue así que un buen día, allá por 1969, de la mano de la providencia o por causalidad, aparecí emergiendo de la vertiente joven del canto popular uruguayo, integrándome luego al rock argentino en el 73. Desde entonces navego de orilla a orilla, con este estilo denominado “sonido rioplatense”.
Por supuesto soy más conocido en la Argentina por una diferencia de treinta y cinco millones de habitantes más que los tres y medio de la República Oriental del Uruguay.
También es cierto que el tiempo y la distancia hacen que uno se diluya entre los vertiginosos cambios generacionales, por lo que lleva tanto trabajo mantenerse como llegar. Esto se relaciona con los cambios en el planeta y su acelerado marketing global, en el que no me he destacado precisamente por mi habilidad. De hecho, a veces he tenido menos cintura que un pollo.
P: ¿Qué te dejó aquella movida del rock de los 70?
R: Esa movida fue la matriz de la música de fusión en América y en todo el mundo. Si bien soy un defensor de nuestra cultura autóctona y reivindico la identidad nacional, a veces, de forma solitaria y hasta sintiéndome excluido por mis pensamientos de bicho raro, procuro llevar adelante lo que considero mi verdad. De los 70 surgimos los cantautores, que en los 80 adquirieron brillo y marcaron con su sello la historia de la música.
He musicalizado y compartido autorías con poetas afines en los cuales encontré la palabra justa que buscaba para ponerle una música a su medida
P: ¿Qué temáticas abordan tus canciones? ¿Musicalizas letras de otros autores?
R: Mi música abarca todas las temáticas que considero dignas de reflejar en poesía y canciones, ya sean coyunturales o no. Mis temas van desde expresiones de deseos y poemas de amor hasta otros que alientan a un despertar de la humanidad.
He musicalizado y compartido autorías con poetas afines en los cuales encontré la palabra justa que buscaba para ponerle una música a su medida.
He musicalizado a Antonio Machado, Don Blanding, Sheley, Hamlet Faux, Manuel Del Cabral, Jaques Brel, Héctor Negro, Teresa Parodi, Tarragó Ros, Ignacio Suárez, Emilio Oribe, Salvador Spikerman, Juan Raúl Rithner, Mario Alvarez, Alfredo Tortorella, Atilio Duncan Pérez da Cunha, Sbarra Mitre, Coco Dos Santos, Osvaldo Andreolli, Rosa Luna, Cacho Tejera, Abel Montenegro, Andrés Massetti, Alejandro Tarruella, Roberto Bianchi, Inés Cytrynowski, Judit Fryda, Yolanda Schnyder, Lucila Dotti, Alvaro Márquez, y los africanos Franklin Boukaka, Mondo Mingole Du Camerún, Bibao La Ngo Wolo y Umba Wa Nyembo, entre otros aún inéditos.
P: Tus presentaciones en directo pueden adoptar distintos tipos de formaciones. ¿A qué se debe esta diversidad y con qué formación te sientes más a gusto?
R: Desde mis comienzos como cantautor incorporé la guitarra acústica y un poco el acordeón, luego un percusionista… Con el tiempo he conformado diferentes tipos de bandas que perduraron un ciclo destacado y llegué a grabar su repertorio; también he recreado cuadros artísticos de candombe y ritmos afro con bailarines solistas y abundante elenco en diferentes coreografías , sumándole una importante cuerda de tambores**. En cada momento supe aprovechar al máximo la oportunidad. Últimamente estoy haciendo conciertos en solitario, sintiéndome cómodo y muy a gusto, por cierto.
P: ¿Qué músicos uruguayos le recomendarías escuchar a quien quiera conocer más la música de tu país?
R: A riesgo de excluir a algunos colegas, mencionaré a los más conocidos a nivel internacional, porque este país tiene una amplia riqueza de géneros musicales. En el tango no puedo dejar de nombrar a Julio Sosa, José Matos Rodríguez (autor de La Cumparsita), y por supuesto a Carlos Gardel, cuya nacionalidad nos disputamos con la Argentina, aunque digan que es francés. En música de raíz folclórica: Osiris Rodríguez Castillo, Rubén Lena, Aníbal Sampayo, Víctor Lima, Alfredo Zitarrosa, Dúo Los Olimareños, José Carbajal, Trío Pareceres, Dúo Larbanois Carrero… En la nueva música pop, el rock y el jazz: el Maestro Dogliotti, Federico García Vigil, Manolo Guardia, Gastón Ciarlo “Dino”, Wáshington Carrasco y Cristina Fernández, Eduardo Mateo, Rubén Rada, los Hermanos Fatorusso, Jaime Ross, Jorge Drexler… ¡y me he quedado corto! Además están las murgas y las comparsas o agrupaciones de candombe de cada carnaval uruguayo con sus voces referentes, sus afamados directores y letristas. En Cádiz se ha hecho famosa la legendaria murga Araca la cana. Pido disculpas a los queridos compañeros que han quedado en el tintero, estoy orgulloso de nuestros artistas que recorren el mundo entero.
* Instrumento de percusión de origen africano similar a un tambor. Suele emplearse para llevar el tono y el ritmo en los rituales afrobrasileños y es considerado un instrumento sagrado en el candomblé.
** Se denomina así a una cantidad de percusionistas que va de tres a doce o más integrantes, pudiendo llegar a 35; cada cual con su tambor, conformando el terno que se multiplica, cuyo timbre y afinación son diferentes, siendo denominados: chico, repique y piano.