
Acabas de regresar de una breve gira por la Argentina –más precisamente por Buenos Aires–, ¿con quiénes y en qué lugares has tocado?
Bueno, ha sido una gira breve pero muy intensa y productiva. Además, de muy alto nivel musical. Actué junto al fabuloso Quinteto Revolucionario en el célebre Bebop Club (en el barrio de Palermo) tocando Piazzolla y unos tangos míos dedicados a Astor; también estuve junto al cuarteto vocal Flores Negras, en el Club Social Cambalache, de San Telmo, tocando unos clásicos del tango; y finalmente me he sumado al cuarteto de saxofones dirigido por el gran saxofonista Jorge Retamoza, que completan Fernando Lerman, Mariano Gamba y Jerónimo Guirrieri. Eso fue en la librería Clásica y Moderna de la avenida Callao, donde tocamos tangos míos y grandes clásicos arreglados por mí.
Además de los músicos con los que compartiste escenarios, ¿tuviste oportunidad de conversar con otros colegas que ya conocías o de hacer nuevos amigos?
Hacía diez años que no pisaba Buenos Aires, pero afortunadamente, a través de las redes sociales, he logrado a quedar enlazado a varios músicos que ya conocía, lo cual me facilitó programar esta gira de conciertos, volver a ver mis amigos de antaño y claro, a conocer personalmente a otros. Además, en paralelo a mi actividad artística, estoy haciendo una investigación histórico-musical sobre el tango que me ha llevado a escribir un libro sobre el origen de esta música. Me falta solamente el último capítulo para terminar este trabajo, así que esta gira fue fundamental también para entrevistar a varios músicos influyentes en la escena del tango, tanto pasada como actual.
¿Qué saldo te ha dejado esta experiencia?
Como siempre, estando presente en la ciudad del tango se aprenden cosas que es imposible conocer desde afuera, aunque siempre estoy muy actualizado porque frecuento y actúo a menudo junto a músicos argentinos que viven a Europa, como Federico Lechner, Sandra Rehder, Adrián Fioramonti y otros que vienen de gira desde Argentina al viejo continente, como por ejemplo Franco Luciani y su proyecto Tablao de Tango con El Chino Laborde y Raúl Chiocchio.
Quedarme por un periodo en Buenos Aires a mí me vale como un curso intensivo de especialización y también para comprobar todo lo que aprendo sobre esta música viviendo e investigando a distancia, o sea mirando el tango “de afuera pa´ adentro”.
No ha sido la primera vez que visitas la Argentina. ¿Cuántas veces estuviste allí y qué cambios has notado en relación a tus visitas anteriores?
Estuve en la Argentina cinco veces desde 1997 hasta hoy. Viajé varias veces sobre todo en la primera década de los años dos mil, además he viajado muchísimo por otros países de latinoamérica, como Cuba, Chile, Uruguay, Brasil y los Estados Unidos. Mi investigación musical incluye muchos estilos musicales latinoamericanos, así que esta última gira fue mi decimosexto viaje por el continente americano.
En referencia al tango y a Buenos Aires, pude ver y confirmar lo que era mi sensación desde hacía algún tiempo, pero de lejos: que hay muchos músicos de nuevas generaciones, que en estos últimos años –aparte de lo tradicional– se han puesto en marcha proyectando el tango hacia nuevas direcciones y con muy alto nivel musical.
En base a todo lo experimentado en esta gira, ¿cómo ves el panorama actual del tango en su país de origen?
El tango es, desde hace un siglo, un fenómeno musical internacionalmente aceptado, que se vuelve a poner de moda cada tanto por el mundo, sobre todo en lo que se refiere al baile. Pero claro que el tango es un universo musical y cultural que pertenece principalmente a Buenos Aires y en general a las dos orillas ciudadanas del Rio de la Plata.
La parte tradicional hasta Piazzolla ya está en la historia, se estudia y se investiga a través de instituciones ya bien plantadas en la realidad porteña, como por ejemplo la Academia Nacional del Tango, la Universidad de las Artes (UNA) o en Conservatorios Nacionales o Superiores como el De Falla y otros. Sin embargo, hay también instituciones académicas privadas fundamentales –como la Escuela de Música Popular de Avellaneda, la Escuela de Tango Emilio Balcarce y la Escuela Orlando Goñi– que hace años forman y sacan a la luz jóvenes músicos extraordinarios, que son los que mantienen la tradición y que también están renovando el sonido de esta ciudad.
Así que por un lado hay una parte vinculada al fenómeno turístico internacional, que se manifiesta sobre todo a través del ritual de espectáculos en Casas de Tango y del baile en milongas for export; y por otro lado está el mundo porteño con sus diversos matices, que abarca tanto el mundo milonguero como el mundo musical, y que, desde la tradición, pasando a través de la vanguardia, llega hasta el mundo musical actual en mil interpretaciones y formas bien distintas y diferentes.
¿Planes para el futuro inmediato?
Bueno, intentar de terminar mi libro sobre el origen del tango y hacer varias giras de conciertos por España, Suiza y Francia, en la mayoría proponiendo mis propios tangos y mis arreglos. Además, planear mi próxima grabación que –ya os adelanto– será totalmente tanguera. Sobre esa os mantendré informados porque podría ser una sorpresa de la cual ahora prefiero no hablar.
La última: ¿por qué te gusta tanto el tango? ¿qué es lo que te atrae del género?
Esta es una pregunta para la que no tengo respuesta, mucha gente me pregunta esto desde hace tiempo y yo me lo pregunto también. ¿Cómo es posible eso? He nacido a miles de kilómetros de distancia de Buenos Aires, nunca he vivido en esa ciudad y no tengo parientes allí ni ningún tipo de enlace, pero sin duda mi sentir musical ha ido en esa dirección desde que descubrí la música de Piazzolla, de manera totalmente casual, hace más de treinta años.
No hay ninguna explicación que no sea la emocional y a través de esa toda mi trayectoria artística y de investigación histórica, musical y cultural se ha desarrollado en esa dirección y me ha llevado allá.