–Desde hace un tiempo Sandra Rehder supone un sinónimo de «tango argentino desde Barcelona». ¿Qué dificultades y qué ventajas tiene hacer tango en Cataluña?
–Por mi experiencia, la dificultad no la he encontrado en la aceptación del público, sino en algunos programadores que tienen un prejuicio sobre el tango. Tal vez, en parte no sean culpables. Algunos intérpretes han hecho daño al género, llevándolo a un terreno vulgar y estereotipado como si eso fuera sinónimo de popular.
La ventaja es vivir la experiencia de hacer conocer el tango a una persona que nunca lo escuchó en directo y ser parte inaugural de ese amor. De todos modos aquí hay mucha gente que conoce muy bien el tango, sus letras y su historia, sin contar los muchos que sucumben al hechizo de su danza.
El humor nos protege de una realidad cruel, sirve para seguir dando batalla–¿Qué receptividad has encontrado con el tango en otros países como Italia o Suiza?
–Excelente, en ambos lugares me encuentro con un público abierto, cálido y sensible. Y la barrera del idioma desaparece cuando la gente se emociona. En los países donde he actuado experimenté un gran respeto por el artista y la cultura.
–Canción maleva tiene todos los componentes de una obra que se configura como un clásico del género, tanto por su repertorio como por la excelencia de los músicos que participan. ¿Cómo llegas a este proyecto?
–Me planteé que necesitaba mostrar lo que soy ahora y sentí que era una manera de celebrar mis quince años en Barcelona. Es mucho tiempo, con vivencias y emociones profundas. Es también empeño y obstinación en defender un modo de vida: el de vivir cantando, asociado a todo lo que se relaciona con la profesión.
–¿Alguna anécdota de grabación con el tándem Battaglia-Mercadante, responsable de los arreglos y dirección?
–Anécdota, no, lo habitual… mate, trabajo y concentración en el estudio. Para mí, la dupla Battaglia-Mercadante suponía el ideal en los arreglos y la dirección musical del disco. Son realmente un fenómeno. Conocen y aman lo que hacen.
–En los últimos años te hemos visto realizar talleres de voz y eutonía, moverte como productora, compositora y cantante, publicar un libro de poesías, grabar excelentes discos y actuar en los lugares más emblemáticos del ambiente musical. ¿Qué sientes que te falta experimentar?
–Tal vez profundizar más en la poesía puesta en escena… Quisiera tener más tiempo para escribir, para estudiar y para leer poesía (eso me inspira para todo lo demás). Soy inquieta, y ya tengo en mente varios proyectos que quiero poner en marcha. El entusiasmo me acompaña hasta cuando estoy baja de energía. Creo que siempre hay más para crear, pero eso se descubre con el motor en marcha.
–¿Cuáles son tus principales referentes del tango?
–A mí me conmueve como nadie el Polaco Goyeneche, desde niña. Y Carlos Gardel me transporta a un lugar difícil de definir… Es único. Otros referentes son Edmundo Rivero, Julio Sosa, Hugo del Carril y Alberto Castillo. De muy niña escuché a Rosana Falasca y a Virginia Luque, ambas me gustaban mucho. Más tarde llegaron Mercedes Serrano, Libertad Lamarque y Susana Rinaldi, entre otras grandes.
Canto tangos, pero no estoy ajena a la realidad social y política. No me gusta mirar para otro lado–Como artista, nunca has ignorado la actualidad social. Incluso muchas veces te has centrado en ella, como en Tangos de la resistencia. ¿Qué te motiva a asociar tango y sociedad?
–Bueno, soy un ser humano que canta tangos, pero no estoy ajena a la realidad social y política. Soy parte de un todo y no me gusta mirar para otro lado. Y como el tango no solo gira en torno al tema del desencuentro amoroso o la angustia ante el paso del tiempo, pude seleccionar buen material para ese espectáculo. Blázquez, Manzi y Discépolo, entre otros, dejaron muy buenas obras de referencia social.
–¿Qué relación podrías señalar entre tango y sensualidad?
–Tal vez la sensualidad del tango venga implícita en su origen. Vinculo lo sensual con la libertad, con lo opuesto al puritanismo y la hipocresía.
–¿Y el humor, cómo entra en el tango?
–Supongo que entra porque sabemos reírnos de nosotros mismos. Gozamos de hacer la caricatura de un personaje y manejamos bien la ironía. Pienso ahora en la letra de Bailarín, que describe a un bailarín agrandado que entra a la milonga como un ganador y termina boleta al final de la noche. El humor –a modo de amuleto– nos protege de una realidad cruel, y sirve para seguir dando batalla.
El tango también es una manera de ver la vida. Una mirada que penetra en lo insignificante y logra ver otra cosa–¿Existe una filosofía del tango?
–Humildemente creo que sí. El tango también es una manera de ver la vida. Una mirada que penetra en lo aparentemente leve o insignificante y logra ver otra cosa. Una forma de concebir el mundo con una sensibilidad especial, que aun cayendo en la desgracia sale cantando, como su pueblo. Parafraseando a Olga Orozco, somos un pueblo que «saca lustre al destino por avaro, miserable que fuera, y de cada pedrusco del instante hace joyas eternas, sin saberlo».
–¿Eres tanguera de escenario o de veinticuatro horas?
–Me temo que de veinticuatro horas. Intensa, un tanto irreverente y extrema… siempre apasionada. Salvo que en el escenario salga mi Mister Hyde.
Sandra Rehder presenta Canción Maleva en el Jamboree el próximo jueves 11.
Foto: Sandra Rehder por Isabel Camps.