Marcela aborda el tango con una visión personal e innovadora, con melodías y letras originales, sensibles y actualizadas, pero respetando el origen del género y sin alejarse de su esencia. En el último de sus dos discos de tango publicados ha contado con la participación de Jorge Drexler, Martirio y Kepa Junkera. Diariofolk conversó con esta artista de doble nacionalidad antes de su presentación en el Café Vinilo de Buenos Aires, el próximo 26 de octubre.
–Como autora de tus propias canciones has pasado por el pop, el rock, la música infantil, ¿cómo llegaste al tango?
—Escribiendo canciones, de una manera natural, casual, generalmente ligada al momento de mi vida en que me encontraba.
—Teniendo en cuenta que el tango argentino posee un enorme acervo de letristas y compositores, ¿por qué eliges crear e interpretar obras propias? ¿quiénes son tus referentes a la hora de escribir?
—Soy autora, creo que eso es algo que no se elige… se es. No tengo referentes, o eso creo, en sentido estricto, pero sí muchos autores a quienes admiro, como Eladia Blázquez, incluso podría ser un referente por lo que significa para mí como autora, maravillosa y polifacética.
—¿Qué temáticas abordan tus letras? ¿es posible escribir tangos prescindiendo del lunfardo y las expresiones típicas?
—Mis letras, tanto de tangos como de cualquier otra canción que escriba, hablan de aquello que observo, que siento, que me importa, que me preocupa… En cuanto a lo del lunfardo o las expresiones típicas, yo creo que esa es una cuestión de forma, que no de fondo. Muchas veces he oído algún tango por ejemplo plagado de palabras del lunfardo, pero sin apenas contenido lírico… En mi caso, intento que las letras tengan una profundidad y un contenido más allá de esa primera mirada.
—¿Mantienes contacto con la escena tanguera argentina? ¿qué intérpretes y qué creadores actuales te gustan?
—No mantengo tanto contacto como quisiera. Soy consciente de que 32 años fuera me impiden seguirlo todo. Sin embargo, estoy atenta, sobre todo a lo que me van recomendando, y he descubierto cosas muy interesantes. Además, siempre que estoy por aquí intento ir a ver algo, como a [Daniel] Melingo, que lo ví en 2007 en La Trastienda; o a la Orquesta Típica Fernández Fierro, que he seguido en internet y tengo pendiente ir a escuchar en este viaje… y muchos otros, ví a La Chicana en Madrid o a Adriana Varela también hace años en la Sala Galileo, he oído a Javier Calamaro, conozco a Bajofondo, Gotan Project… y por supuesto a cantantes y músicos clásicos conocidos y no tanto. Mi suegro, bandoneonista, en los ’80 trabajaba habitualmente en bares típicos tangueros de Buenos Aires, como El Viejo Almacén.
—Has nacido en la Argentina, pero resides en Madrid desde 1986, ¿qué te llevó a cambiar de país?
—Nada en especial, un espíritu viajero, aventurero, que al final se convirtió en 32 años y una vida hecha aquí, quizás propiciada porque desarrollé íntegramente mi profesión en este país, ya que además de mi propia carrera he hecho coros a muchos artistas españoles.
—Has participado tres veces en el espectáculo El gusto es nuestro, junto a Víctor Manuel y Ana Belén, Miguel Ríos y Joan Manuel Serrat, y también en Dos pájaros de un tiro, junto a Joaquín Sabina, ¿cómo llegaste a relacionarte con estos artistas y cómo fueron esas experiencias de compartir escenarios?
—Las experiencias han sido siempre buenas, en ocasiones, maravillosas. Conocí y tengo amistad con una buena parte de los mejores músicos españoles o afincados en España como yo, hace años que trabajamos en el circuito más importante de allí. Llegué como imagino llega todo el mundo en sus profesiones: trabajando
—En tus discos Tangos propios y Tangos propios II elegiste a un compatriota, Osvi Grecco, para acompañarte y colaborar en la producción, pero también has trabajado con muchos músicos españoles, ¿notas algunas diferencias entre los músicos de ambos países? ¿la elección de Osvi tiene que ver con compartir los mismos códigos?
—No noto diferencia alguna entre músicos, salvo los conocimientos específicos que cada cual pueda tener en su especialidad o instrumento, siempre enriquecedores. De hecho, mis discos son un crisol de músicos maravillosos españoles, argentinos, y más… (alemanes, por ejemplo). Esto tiene que ver con que la música es un idioma universal, y todos tienen algo que aportar, no hay que olvidar los orígenes de algunos grandes nombres del tango… no precisamente argentinos, o incluso de un instrumento como el bandoneón. Para mí el tango, como el rock, el jazz, el flamenco, son una manera de sentir y hacer vinculada a la raíz más que a preconceptos establecidos.
Osvi Grecco es un músico enorme, dúctil, compartimos muchas cosas siendo a la vez muy diferentes, en eso radica la riqueza —creo yo— y hemos trabajado juntos en este proyecto porque además nos enfrentamos al tango con el mismo respeto y desparpajo, cariño y admiración.
—Para finalizar, ¿cómo te definirías como persona y como artista?
—Anárquica y ecléctica, fundamentalmente, ya ves…
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