El perfil musical de Jorge Sottile (Castelar, Provincia de Buenos Aires, 1978) escapa al del típico bandoneonista rioplatense vinculado al tango. Como puede escucharse en el álbum que acaba de publicar con Sándalo Orquesta, y en su trabajo junto a la cantante Soema Montenegro, sus horizontes son otros. Atraído primeramente por la percusión, Sottile se decanta por el bandoneón al ingresar en el Conservatorio de Música Alberto Ginastera de la bonaerense localidad de Morón, donde comienza a madurar el músico que hoy lidera esta original propuesta. Sándalo refleja de algún modo el eclecticismo de sus gustos musicales, las vivencias que le inspiran en la vida y su voluntad de llevar adelante un proyecto personal, sin modelos preestablecidos.
-¿Cómo nace Sándalo Orquesta?
-Antes de Sándalo estuve tocando durante años en grupos en los que se compartía el liderazgo creativo… hasta que decidí hacer mi propia música como solista. Comencé solo con mi bandoneón y luego continué con una primera versión de Sándalo compuesta apenas por tres o cuatro miembros. Después de una etapa de experimentación, hicimos una pausa y me tomé la libertad de escribir para los instrumentos que se me ocurrieran, sin límite. Cuando tuve preparadas varias composiciones y vi que en ellas coincidían determinados instrumentos, convoqué a la formación que actualmente existe, ahora somos una agrupación de ocho músicos.
Sándalo es un canal para todo lo que sonó en mi vida.
-¿Cómo describirías la música del grupo?
-Para resumir, y porque mucha gente nos lo dice después de escucharnos, podría decir que lo que hacemos suena a música de películas… por los cambios de intensidades, los climas sonoros, los paisajes… Cada tema es una historia. Por el tipo de ensamble que es Sándalo, y por el modo en que están pensados los arreglos, podría decir que es un grupo camerístico. De las orquestas de tango, Sándalo se diferencia por la variedad de instrumentos. Las viejas orquestas de tango necesitaban lograr masa sonora, volumen, para llegar a la gente que bailaba en los salones y en los clubes, por eso hay en esas formaciones, por ejemplo, varios bandoneones y violines. Por otra parte, Sándalo está cerca de estas orquestas en el manejo de los matices y las intensidades. A la música de películas le empecé a prestar mas atención una vez nacido Sándalo, no es que me hayan influenciado para componer así. La música de dibujos animados me aportó las imágenes, el humor, la tensión que pueden generar los instrumentos. Haber estudiado orquestación me influyó a la hora de componer de una manera camerística, pero Sándalo es un canal para todo lo que sonó en mi vida, aunque ciertos estilos no se prestan para el grupo.
-¿Por qué ese nombre, “Sándalo”?
-Nació en un momento de mi vida de mucha búsqueda espiritual. También estaba cercano a la aromaterapia… El sándalo es un árbol sagrado cuyo aroma predispone a la meditación, la introspección y el autoconocimiento.
-Hay en varios temas de Sándalo, con esas músicas descriptivas casi de banda sonora, un aire onírico, de fantasía… Algo que también desprenden la portada del disco -con esas siluetas recortadas sobre un cielo estrellado- y los nombres de ciertas composiciones (“Una bruja en mis sueños”, “Entra el gigante”, “Sueña el espantapájaros”)…
-Todo tiene relación con lo que me inspira. “Entra el gigante” y “Sueña el espantapájaros” fueron temas que hice para una obra de teatro, El sabor de la luz de Germán Amato. “Una bruja en mis sueños” fue un tema que escribí en pleno enamoramiento, cuando conocí a Soema, que es una bruja, una chamana del sonido con quien puedo vivir esos distintos estados que aparecen en la composición… También me gusta pensar la música desde la danza, desde determinados estados de ánimo. Me gusta cuando la música provoca sensaciones físicas…
Soema es una bruja, una chamana del sonido.
-“Payaso frente al espejo” y “Sueña el espantapájaros”, dos tracks de poco más de un minuto, nos dejan con la miel en los labios con su “(continuará)”. ¿Por qué se ha incluido sólo un fragmento de estos temas?
-Empezamos a probar esas composiciones sin que estuviesen terminados los arreglos y nos gustó como sonaban. Los tocábamos en vivo a pesar de no estar acabados… y tampoco estuvieron finalizados cuando llegó el momento de grabar el disco. Me gustó la idea de que en el próximo álbum se conozca la continuación.
-¿Qué nos puedes contar de los músicos que has elegido para que te acompañen en Sándalo Orquesta?
-No me costó reunir a los siete integrantes que necesitaba, fue algo casi instantáneo. A la mayoría los conocía desde hacía varios años, en ese momento estaban disponibles y a todos les gustó la propuesta de Sándalo. Somos todos de la provincia de Buenos Aires con edades de entre veinte y cuarenta años. Algunos hemos estudiado en conservatorios y todos tenemos cierta esencia vinculada al rock argentino, y al rock en general, ya que en él hemos desarrollado parte de nuestra formación. Los integrantes actuales son: Sebastián Puntillo (clarinetes), Facundo Sacco (violín), Ignacio Larrañaga (violonchelo y mandolina), Jorge Glocer (vibráfono), Javier Schirmo (piano y viola), Mariano Arrigoni (bajo) y Carlos Fernández (batería). Personas que quiero e intérpretes que admiro… Cada uno es un personaje muy particular que hace que todos los shows en vivo sean muy disfrutables. Me hace muy feliz poder de tocar con ellos.
-¿Cómo ves la situación actual del bandoneón en la Argentina. Da la impresión de estar viviendo una época de gran diversidad estilística. Tu música, sin ir mas lejos, sería un buen ejemplo de ello.
-Yo creo que en el caso de Sándalo el bandoneón es un instrumento mas, no es el principal. Me gusta vivirlo así. Hay momentos medio tangueros en los temas, pero es porque me gusta ese género que en un tiempo toqué, no simplemente por el hecho de que haya un bandoneón, aunque sé que el timbre del instrumento evoca inevitablemente al tango. Lo que se ve mucho ahora en la Argentina es el tango con una mirada actual. También hay desde siempre un uso del bandoneón en nuestro folklore: en el chamamé, la chacarera, la zamba… Hay pocos músicos usando el bandoneón sin que tenga reminiscencias a estos géneros musicales.
Cada vez hay menos bandoneones, los que circulan entre nosotros son reliquias de la época de oro del tango. El mío era de mi abuelo.
-El Congreso de la Argentina sancionó una ley que protege a los bandoneones, ya que al parecer algunos de ellos terminaban como objetos decorativos en Japón mientras que los músicos argentinos se quedaban sin fuelles con qué tocar…
-Es verdad, cada vez hay menos bandoneones, los que circulan entre nosotros son reliquias de la época de oro del tango. Mi bandoneón, por ejemplo, era de mi abuelo. En aquellos tiempos las fábricas alemanas AA, ELA y Germania fabricaban especialmente para nuestros músicos de tango. Llegaron incluso a modificar ciertos mecanismos a pedido de los bandoneonistas argentinos.
-¿Qué músicas sueles escuchar?
-Depende del momento, de la necesidades anímicas. A veces, por ejemplo, necesito volver a grupos o estilos que marcaron mi adolescencia rockera (Red Hot, Bestie Boys, Nirvana, Biohazard…). Tuve un tiempo de escuchar a bandas más experimentales como King Crimson, Primus, Tool, Mr. Bungle… Proyectos de Mike Patton, John Zorn… Bandas sonoras, Yann Tiersen… Músicas de dibujos animados, Carl Stalling… De la Argentina escuché mucho tango, preferentemente cosas lejanas en el tiempo -como el sexteto de Julio De Caro- y, por otro lado, propuestas actuales como la de Botis Cromático… En cuanto a compositores mas académicos, disfruto de los vinculados al impresionismo: Debussy y Satie. También me gusta Stravinsky… Ahora estoy escuchando a Helios, música electrónica ambiental.
-Y con respecto a los bandoneonistas, ¿Cuáles son los que más admiras, los que sientes más cercanos?
-Yo me siento mas compositor que bandoneonista, me identifico mas con eso… Tal vez me siento mas cercano a Eduardo Rovira, bandoneonista y compositor de la época de Piazzola que fue eclipsado por este. De Piazzolla me gustan muchas cosas, pero tiene un gusto por el virtuosismo extremo que me ahuyenta un poco. La verdad que como bandoneonista no me siento cercano a nadie contemporáneo. Como baterista sí puedo tener esa sensación, con Tim Alexander (de Primus), Danny Carey (de Tool) o el argentino Héctor Correa, bateristas muy musicales.
De Piazzolla me gustan muchas cosas, pero tiene un gusto por el virtuosismo extremo que me ahuyenta un poco.
-Este 2014 además de traernos el debut discográfico de Sándalo Orquesta, nos deja una nueva colaboración tuya con Soema Montenegro en su tercer álbum. Cuéntanos un poco cómo has vivido esta experiencia.
-Desde el disco anterior de Soema, Passionaria, en un trabajo en conjunto con ella me ocupo de los arreglos y la producción, además de encargarme del bandoneón y la percusión. Es una cantora cuyas canciones me inspiran mucho y con quien tenemos mucha afinidad creativa. Yo le pongo un oído más instrumental a sus canciones… Como si terminara coloreando el fondo de un cuadro en el que su voz y su poesía son la figura principal.
-¿Cuáles son tus proyectos para lo que queda de año?
-Ahora estoy trabajando en un corto animado de Stella Maris Santiago (diseñadora de la portada del disco de Sándalo Orquesta) titulado Herbarium…Voy a continuar presentando en directo el disco de Sándalo y el nuevo de Soema. Seguiré componiendo temas nuevos. Armaré un taller didáctico de arreglos y producción… También me interesaría conectar más mi música con el teatro y el cine… Y por si todo eso fuera poco, ¡ser padre!
Fotos: Jorge Sottile y Sándalo Orquesta por Xavier Barreiro.
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Jorge Sottile y su orquesta atípica
24/05/2014 - Por Sergio Zeni
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Diariofolk charló con el director, compositor y bandoneonista de Sándalo Orquesta, una inusual formación argentina que acaba de editar su primer disco.
Tu música me suena a bandas de películas, a viñetas del pasado y vibra en el corazón. Me fui tarareándola de la clase el miércoles pasado cuando German nos la hizo escuchar, les deseo que puedan llegar a muchas personas porque a mi criterio es excelente. Se la he enviado a mi hija que es Directora de Teatro.