Adrián Iaies: “El sonido folclórico es algo que me viene desde siempre”

10/05/2019 - Por Fernando Marinelli
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Mientras está presentando en Buenos Aires su nuevo trabajo discográfico con el trío que comparte con la contrabajista Diana Arias y el percusionista Facundo Guevara, el pianista y compositor argentino se hizo tiempo para conceder una entrevista a Diariofolk donde nos cuenta sobre su proceso creativo y sus referentes musicales, su regreso a sus raíces folclóricas, la situación del mercado discográfico y del jazz en la Argentina y de su labor al frente del Festival de Jazz de Buenos Aires, entre otros temas que aborda con la mirada original de un auténtico creador.
Adrian Iaies Foto

P: En los últimos tiempos nos vienes acostumbrando a lanzar prácticamente dos discos por año, con diferentes formaciones. El año pasado fue La paciencia está en nuestros corazones, con el Colegiales Trío. Ahora, con esa misma formación, estás presentando Madera, cuero y unas campanas. ¿Cómo se hace para mantener tanta actividad en un mercado discográfico bastante deprimido y con reglas de difusión que han cambiado tanto? ¿Tienes una fórmula? ¿De dónde surge la inspiración para seguir creando y tocando?

R: Ojalá hubiese una fórmula mágica (ríe). Trabajo metódicamente, me siento a escribir música todos los días, usualmente en el primer momento de la mañana y a última hora de la tarde, antes de irme a correr. Son dos actividades que tienen analogías. Ambas deben ser hechas con una frecuencia y una regularidad. Componer música sistemáticamente ayuda a conocerse a uno mismo, a estar atento a cómo uno mismo se hace trampa muchas veces, a ciertos lugares a los que se recurre obsesivamente, ciertos sitios que se esquivan. Funciona casi como hacer psicoanálisis.

El mercado ya dejó de ser un problema, básicamente porque no existe. Los músicos de jazz hace tiempo que no tenemos la expectativa de vender discos, y menos discos en formato físico. No es esa la razón o la motivación para hacer discos o dejar de hacerlos. Para mí es clave dejar registrada la música que hago porque es lo que me permite seguir para adelante. Es muy común, casi de rigor, que cuando presentamos los discos ya estamos tocando otro repertorio.

Componer música sistemáticamente ayuda a conocerse a uno mismo

P: ¿A qué se debe esta búsqueda actual de una materia prima de origen folclórico y cómo se compatibiliza con tu sonido jazzístico? ¿Juega algún papel en este nuevo cambio de rumbo tu encuentro con Facundo Guevara?

R: No hay nada para compatibilizar. Porque son cosas diferentes. Lo jazzístico no está en el “qué” sino en el “cómo”. Yo soy un jazzero y todo lo que escribo y toco está teñido de eso. Pero, justamente, la idea de armar un grupo para tocar con Facundo –ya que ese es el motivo por el cual armé el Colegiales Trío—tiene que ver con escribir a partir de otra clase de motivos musicales y de reencontrarme con el sonido folclórico que es algo que me viene desde siempre. No te olvides que yo fui discípulo de Manolo Juárez por más de 10 años, cuando aún era menor de edad. Pero es cierto que nunca había ido tan lejos, digo, nunca había escrito una chacarera hasta que empecé a tocar con este trío. En el fondo, toda búsqueda tiene que ver con lo mismo: encontrar más y mejores herramientas para hablar de tu vida, de tu historia, desde diferentes ángulos.

P: Y ya que hablamos de los músicos que te acompañan en esta nueva etapa, ¿cómo diste con la contrabajista colombiana Diana Arias, que era casi una desconocida en la escena argentina?

R: Yo la tenía escuchada a Diana porque un par de los proyectos que siempre aplican para el festival (de Jazz de Buenos Aires) la tienen en su line up. Y siempre me gustó. Pero el que me la recomendó para este proyecto fue Mariano Loiácono. Yo le conté de qué iba el grupo, la idea de tocar una música que explorara seriamente en cuestiones de ritmos y de grooves y él la recomendó. Diana es realmente una música excepcional, llena de talentos y virtudes, además de una técnica de contrabajo tremenda porque estudió clásico en Colombia, ella viene de Cali, la capital mundial de la salsa, así que nunca tiene dudas sobre cuál es el rol primario del contrabajo. Y al igual que Facundo son personas deliciosas y divertidas. Hemos salido de gira y la pasamos muy bien. Y está saliendo en estos días un disco de dúos que hice con Diana: Cada vez que (siempre) brillas. Salvo que pase algo raro, no voy a editar más nada este año… pero no puedo asegurarlo.

P: El disco contiene en su mayoría composiciones tuyas, pero aparece una versión de Vida mía, de los hermanos Fresedo, transmutada en chacarera; un arreglo de Monk’ mood y una versión original de una de tus jazz songs preferidas, Ballad of the sad Young man, con el debut discográfico como cantante de tu hija Laura. ¿Por qué elegiste incluirlas?

R: Vida mía y Monk’s mood los veníamos tocando. Ambos temas ya los había grabado, pero me los debía grabarlos con El Colegiales. Vida mía lo hice a dúo con Horacio Fumero y es parte también de uno de mis discos más exitosos, Las tardecitas de Minton’s. Y Monk’s mood también lo hice con Horacio y en algún solopiano. Es uno de mis temas de Monk preferidos. Ballad of the sad Young man es una de mis jazz ballads favoritas, desde que escuché aquella versión de Roberta Flack. Me pareció que la podía convertir en un Jazz Waltz liviano, que coquetee un poco con la idea de una zamba. Y hace rato que quería incluir a Laura.

Los músicos de jazz hace tiempo que no tenemos la expectativa de vender discos

P: Y a propósito del debut de tu hija Laura, ¿cómo ha sido trabajar con ella?

R: Muy fácil, Laura es muy talentosa, tiene un gran oído, tiene un swing natural y le encantó el tema en cuanto se lo mostré. Para mí es un motivo de felicidad y orgullo.

P: Ya que estamos hablando de proyectos musicales, en cierta ocasión comentaste tu interés en hacer en algún momento un disco dedicado a un solo compositor. Citabas en ese entonces a tres autores de diferentes géneros: Juan Carlos Cobián (de quien ya has versionado un puñado de composiciones), Billy Strayhorn (a quien, por cierto, le dedicas un tema en Como si te estuviese viendo) y al ‘Cuchi’ Leguizamón, un músico con un legado que cada vez es más valorado y revisitado. ¿Por qué elegirías a cada uno de ellos?

R: Bueno, son claramente mis tres compositores preferidos, junto a Ellington y a Monk. En los tres, encuentro el mismo trabajo de orfebrería con las melodías. Yo creo que eso es lo que me atrapa de ellos. Son melodías a partir de las cuales es posible construir historias bien diferentes y todas interesantes. Toda esa idea del dibujo cromático a mí me resulta siempre muy seductora.

Adrian iaies

P: Podríamos decir que una de las constantes que encontramos en tus discos es cierto sentido de la elegancia. Un concepto que, como tantas cosas en el mundo de la música, es algo fácil de reconocer, pero un poco esquivo si intentamos definirlo.

R: Bueno, no es que yo esté pensando en eso, en “cómo ser elegante”. Pero creo que es una constante en los músicos que prefiero, tanto para escuchar como para tocar con ellos. Y hay cierta austeridad de gestos que me es propia. Diría que soy alguien bastante escueto en el sentido de las exteriorizaciones, así que eso se tiene que notar en la música.

Mejor que tengas algo personal para decir o ni se te ocurra tocar antes de Brad Mehldau

P: La escena porteña del jazz parece gozar desde hace unos años de buena salud, con varios clubes en activo y una camada de músicos en constante renovación…

R: Cuando yo empecé a tocar jazz nadie vivía de eso. Trabajábamos de acompañar cantantes, de sesionistas, de hacer arreglos para shows o grabaciones comerciales, y obviamente de dar clases. Hoy por hoy, hay muchos chicos que se asumen como músicos de jazz desde que se levantan hasta que se acuestan. Eso tiene que derivar, sin dudas, en proyectos más profundos, más serios y más ambiciosos. Hoy hay una carrera de jazz en el conservatorio de la ciudad, algo que antes no existía. No había maestros de jazz, estudiabas con los discos. Aun cuando yo pertenezco a la generación de la “plata dulce”, cuando muchos de mis coetáneos eran mandados por sus padres a estudiar a Boston porque casi costaba lo mismo que estudiar en Buenos Aires, no fue mi caso. Mis viejos no tenían esa chance, luego mi padre murió, me tuve que hacer cargo de mi madre, etc., etc.

Yo creo que parte de la crítica es esa: los jóvenes no estudian de los discos y el verdadero aprendizaje sigue estando ahí. La diferencia con la música clásica es que en ésta la tradición descansa en partituras y en la música popular (no sólo el jazz), en las grabaciones. Lo otro que creo que le falta al jazz local es roce internacional. Estamos lejos del mundo, no es fácil viajar, ir de Buenos Aires a cualquier capital del mundo importante en términos jazzísticos son nunca menos de 8 o 9 horas de viaje, billetes caros, falta de políticas de subsidio, etc. Y ese roce es importante. En todos los sentidos. Incluso en tomar conciencia de la necesidad de hablar de algo propio. Yo tuve la suerte de tocar con el Tango Reflections Trio antes de Brad Mehldau en el centro cultural de la Villa en Madrid, hace ya muchos años. Mejor que tengas algo personal para decir o ni se te ocurra tocar antes de Brad… y me pasó lo mismo muchas veces. Nada te enseña tanto como eso acerca de la importancia de contar tu propia vida.

En Buenos Aires el jazz europeo no vende ni un ticket

P: Háblanos un poco del balance que haces de tu trabajo como programador del Festival de Jazz de Buenos Aires.

R: Soy director desde el 2008, son muchos años… y estoy pensando en dejarlo. Porque además dirijo La usina del arte, un centro cultural muy importante en BA. Estoy orgulloso y satisfecho de ese trabajo. Hemos traído a muchos músicos claves que no habrían venido si eso dependiese de productores privados, o porque no les parece negocio o porque directamente no los conocen. Fred Hersch, Tom Harrell, Randy Weston, Norma Winstone o Pat Martino no hubiesen venido nunca si no fuese por el festival. ¡Nosotros abrimos una edición con la ICP Orchestra!, me dijeron que estaba loco… Le hemos dado un lugar especial al jazz europeo, que a mí me encanta pero que en BA no vende ni un ticket. Nadie paga por jazzeros italianos, alemanes o franceses, salvo algún gran nombre. Y alguien tenía que hacerlo. El festival, además, comisionó mucha música nueva, muchos proyectos fueron especialmente encargados por nosotros. Y además hemos dado mucho lugar a los más jóvenes, incluso haciéndolos compartir escenario con músicos de afuera en una sección que llamamos “cruces” y, que yo sepa, sólo sucede en nuestro festival. Pero es mucha energía la que hay que ponerle y hay veces en que me siento un poco cansado de todo eso.

P: No queremos cerrar esta entrevista sin preguntarte cuándo podremos volver a tener el gusto escucharte en España. Muchas gracias.

R: ¡Iría mañana mismo! Tengo muchos amigos allá y un gran recuerdo de las épocas en que viajaba tres o cuatro veces por año. Las noches en Clamores de Madrid, o el Jamboree en Barcelona, algunos festivales, el recuerdo de haber tocado en el festival de San Sebastián… Seguro volveré en algún momento.

Foto: Santiago Young

Hay 2 comentarios. ¿Quieres dejar el tuyo?

  1. Juan

    La labor de Adrián Iaies al frente del Festival de Jazz de Buenos Aires merece un aplauso, y la apuesta que hace por el jazz europeo en estas latitudes es admirable. Ahora bien, creo que no se puede tomar en sentido literal la expresión “En Buenos Aires el jazz europeo no vende ni un ticket”. Entiendo que el músico utiliza esta frase para expresar la necesidad que tiene el jazz hecho en Europa de ser más difundido y programado en la capital argentina. Hay que aclarar a los lectores que músicos como Stefano Bollani, Chano Domínguez o Paolo Fresu en Buenos Aires llenan teatros (con precios no precisamente accesibles a todo el mundo) y, en su momento, músicos como John McLaughlin, Jan Hammer o Joe Zawinul han colmado estadios con aforos de hasta 9.000 espectadores. Si Iaies deja finalmente la dirección del Festival de Jazz de Buenos Aires espero que sea relevado por alguien que continúe haciendo las cosas igual de bien. Siempe le estaremos agradecidos a Adrián por todo lo que ha hecho.

     
     
    • Fernando Marinelli

      Gracias por tus comentarios, Juan. Las opiniones de Iaies corren por su cuenta, pero es cierto que algunos jazzmen europeos son bien celebrados en la Argentina. Saludos

       
       

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