Festival Madgarden, Madrid
Fotografías Carlos Monje
Con su refrescante pop cargado de jazz manouche, mucho swing y algunas pinceladas de chanson, Zaz hizo las delicias de un público alegre y dispuesto a disfrutar en la calurosa noche madrileña. Bajo su aspecto de niña traviesa, llena de energía, la cantante es un verdadero ciclón sobre el escenario.
El repertorio repasó su discografía, sin faltar temas de su último y exitoso disco, Paris. Aunque parece que no ha sido el caso, este trabajo merecería haber sido financiado por alguna institución parisina, porque su escucha provoca unas ganas irrefrenables de coger el primer avión a la capital francesa.
El público ya cantaba y bailaba cuando empezaron a sonar las primeras notas de Les passants. Con el tercer tema, el clásico de Maurice Chevalier Paris sera toujours Paris, el recinto de Madgarden era ya una gran fiesta y cada nueva canción era recibida con fuertes ovaciones. La entrega total del público se alcanzó con La légende du colibrí y sobre todo con Je veux, quizá su tema más conocido. Llegado ese punto, buena parte del público se debatía intentando grabar vídeos mientras no podía parar de bailar, y el fuego se siguió alimentando con títulos como La parisienne y Le romance de Paris, también de su último trabajo.
Hubo también momentos para los tiempos lentos, con canciones como Si, La complainte de la butte o Dans ma rue, pero el punto fuerte de Zaz son los temas más rítmicos y calientes, como On ira o Champs Elysées. Antes de despedirse, la cantante regaló dos bonitas versiones: el bolero Historia de un amor y la archiconocida La vie en rose en clave de swing.
Mención especial merece la banda, compuesta por excelentes músicos que llevan el swing y el manouche en sus venas, haciendo que sus canciones suenen en directo aún mejor que en sus discos. Para la cita madrileña, la cantante invitó además al escenario a Raúl Márquez, un violinista que domina el estilo, como ya demostró en su paso por el grupo Olé Swing.
Zaz tiene luz y la facultad de gustar a todos. Bajo su influjo, la gente sonreía, las parejas se abrazaban y el optimismo se apoderó del recinto. Falta hace.
Músicos:
Zaz (Isabelle Geffroy), voz
Claude Egea, trompeta
Thierry Faure, acordeón y piano
Guillaume Juhel, guitarras
Édouard Algayon, guitarras
Ilan Abou, contrabajo
Yoann Schmidt, batería
Invitado: Raúl Márquez, violín