Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, Madrid
Fotografías Álvaro López
Vieux es el encargado de mantener vivo el legado de su padre pero, sin duda, se ha ganado por derecho propio un hueco entre los grandes de la música actual. No podemos olvidar tampoco sus grabaciones con el cantante y pianista israelí Idan Raichel.
Con una puesta en escena que une el Mississippi con el África negra, el trío de músicos parecen sacerdotes del blues. Con sombrero de ala y boubou -el traje tradicional de Mali-, Vieux Farka Touré nos parece un Son House africano y, a su lado, el bajista David Dembele, uniendo rastas y deportivas al boubou tradicional, parece encarnar el concepto de fusión musical que el trío lleva a cabo.
Sabíamos que el ritmo iba a inundarlo todo, y así fue desde que sonaron las primeras notas de Bonheur, un tema de Samba -el último disco del maliense- interpretado con guitarra acústica, bajo eléctrico y calabash, esa percusión ancestral que Mamadou Kone toca con unas pequeñas baquetas y una gran maestría. El trío nos trasladó al corazón de África con unos ritmos que no pararon ni un momento durante todo el concierto y ofreció un excitante recorrido por prácticamente todo su último disco: Samba, Si Kairi, Ba Kaitere, Ni Négaba o Maya, todas ellas compuestas y arregladas por Farka Touré.
En la música de Farka Touré, las bases rítmicas africanas enlazan directamente con las raíces del blues y los riffs se repiten una y otra vez como letanías, mientras la guitarra improvisa con un efecto hipnótico. Su técnica para tocar la guitarra es espectacular y de sus dedos brotan sonidos que conectan con toda la historia del jazz, el pop, el rock… y claro, el blues. Las letras escritas por el músico, muy comprometido con su pueblo e implicado en múltiples acciones humanitarias, reflejan su sentir y sus vivencias.
En la sala, las comodísimas butacas del Fernán Gómez no impedían que la gente se moviera rítmicamente, hasta que por fin, invitados por los músicos, todos los espectadores se levantaron de sus asientos para bailar la electrizante Homafou Wawa y no dejar de bailar hasta el final del concierto. En un ambiente de euforia, el africano ofreció un bis final apoteósico, con todo el público cantando una y otra vez su tema Ouaga.
Tras la muerte de Alí, su música sigue viva y el blues africano está muy bien representado por Vieux Farka Touré.