Susana Baca, embajadora de la música peruana

19/03/2015 - Fernando Marinelli
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Susana Baca y su grupo. Duratierra - 07-03-2015
Teatro SHA. Buenos Aires
Figura clave del folklore latinoamericano e incansable difusora de la música de su tierra desde hace 40 años, la limeña -que pronto comenzará su gira europea– volvió a presentarse en la Argentina para reeditar una ceremonia al tiempo festiva y profunda.
Susana Baca. Buenos Aires 2015

Muchos de los que asistieron a este concierto de la peruana Susana Baca ya habían tenido contacto con ella en su anterior visita a Buenos Aires. Sabían que Baca es, junto con Eva Ayllón (que, por cierto, estuvo también en la Argentina recientemente), una de las máximas representantes de la música tradicional del Perú; de su incansable labor como investigadora y promotora de las raíces africanas de esa música; conocían su cercanía con la gran Chabuca Granda y su relación musical con David Byrne. Probablemente sabían también del compromiso en la lucha contra el racismo de esta tataranieta de una esclava negra, de su fugaz y frustrante gestión como Ministra de Cultura de su país durante la actual administración de Ollanta Humala; de su participación junto a la brasileña María Rita y la colombiana “Totó” La Momposina en el hit de Calle 13 Latinoamérica.

Una eficaz campaña de prensa, por si no fuera suficiente, se encargó de recordar estos antecedentes, extendiendo el conocimiento de su figura a nuevos sectores y generando un interés por la cantante peruana que se vio reflejado en un aforo completo.

Pero todo eso no alcanzó para colmar las expectativas que había generado su presentación. Una noche de ese calor pegajoso que regala con frecuencia el verano porteño, un teatro que -con una restauración oficialmente anunciada pero aún incompleta- no está a la altura de un espectáculo internacional de este nivel, una amplificación con limitaciones y una voz (la de Susana Baca) que esta vez no estaba en su mejor forma conspiraron para que el show no alcanzara el brillo esperado.

La apertura del concierto estuvo a cargo de Duratierra, colectivo local al que seguramente habrá que prestar atención de aquí en más, que arrancó con una interesante versión, casi blueseada, de La llorona recostada sobre un original aporte del acordeón.

Cuando le llegó el turno a la protagonista de la noche, la audiencia celebró la aparición de “la diva afroperuana” luciendo una suerte de túnica colorida y vaporosa que hacía aún más etérea su figura ya de por sí menuda y movediza. Y pese a todo lo apuntado, festejó cada una de sus interpretaciones con generosos aplausos.

Con voz dulce y susurrante, la cantante se largó con la hermosa balada Viento del olvido, cantó temas de su CD Afrodiáspora y repasó algunos de sus clásicos, como La reina del África y El surco; y rindió tributo a esas dos próceres de la canción latinoamericana que fueron, y son, Mercedes Sosa y Violeta Parra, siempre secundada por sus muy buenos músicos, que se lucieron especialmente cuando la guitarra y el cajón peruano incursionaron en un momento de aires flamencos. Se congració con el público argentino haciendo el tango Volver, de Gardel y Lepera, e invitando al escenario al guitarrista Lucho González, un peruano que ya es patrimonio de la música argentina.

No faltó, por supuesto, el inevitable recuerdo a Chabuca Granda, con un puñado de canciones donde sobresalió María Landó, el poema de César Calvo musicalizado por Chabuca que homenajea a la mujer trabajadora. Y accedió al pedido de varios bises, los últimos compartidos con los integrantes de Duratierra.

Susana Baca ratificó que es una virtuosa en el manejo de los silencios. Su voz susurrante y seductora estira los espacios entre los versos logrando que el oído preste también atención a la poesía de sus canciones (al fin y al cabo, ella se define como una intérprete de poemas). Pero cierto abuso de este recurso aplana por momentos los picos más altos de su repertorio. Con sus vitales 70 años, la peruana continúa siendo una figura insoslayable de la música de raíz folklórica latinoamericana, una sacerdotisa que convierte en un ritual cada una de sus presentaciones. Dice ser una mujer feliz con lo que obtuvo de la vida y sus brazos desplegados, como queriendo abrazar a su público para agradecerle esa fortuna, lo demuestran. Pero a este concierto le faltó intensidad, sorpresa, temperatura. A tal punto que los numerosos tambores que rodeaban a su percusionista recién se hicieron notar en los solos que acompañaron la presentación de los músicos.

En breve, Susana iniciará una nueva gira que la llevará a recorrer Europa. Seguramente regrese a la Argentina. El público fiel, entusiasta y numeroso que aquí supo ganarse seguramente volverá a acudir en busca de revancha.

 

Foto: Susana Baca por Ximena Álvarez Heduan.

 

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