Teatro López de Ayala. Badajoz
Vuelve Pablo Guerrero a la capital de su provincia en compañía de los músicos que tan bien le acompañan en estos últimos años. Luis Mendo (guitarras y dirección musical), Santi Vallejo (trompeta, teclados y programación), Christian Pérez (contrabajo). Y, por supuesto, con Nacho Sáenz de Tejada en el recuerdo, para quien el cantautor tendrá unas palabras de gratitud.
Poco a poco el badajocense va desgranando cerca de una veintena de composiciones de las cuarenta reunidas en Lobos sin dueño (Warner, 2013). Es decir, algunas de las páginas más celebradas de su trayectoria. Su voz brota con las arrugas del tiempo. Con una capacidad para comunicarse con el público en plena forma. Ayudan mucho los primorosos arreglos de Mendo, que rejuvenecen cada tema abordado por el grupo. Esas texturas de la trompeta asordinada arrastrándose entre los versos. Los punteos precisos en la guitarra. El sonido redondo del contrabajo. Todo puesto al servicio de una música de profundo aliento poético, sin excesos. Muy en línea con la sobriedad de Guerrero.
Noche adentro y Sueños dejan paso a su homenaje a los poetas extremeños contemporáneos. Son evocados Serafín Portillo en Solo un instante, Javier Rodríguez Marcos en Cansancio y Santiago Castelo en Nana estival.
El concierto atraviesa su ecuador y Guerrero presenta a sus músicos de una de las maneras más bonitas y originales que se han visto en un escenario. Sucesivamente, se queda a solas con cada uno de ellos compartiendo un poema con las improvisaciones primero de la trompeta, luego del contrabajo y, por último, de la guitarra.
Prosiguen todos juntos con Golpe de Sombra, Duerme Lisboa, Zona de Luz, Lobos sin dueño y, por supuesto, A cántaros ya cerca del final con Te tengo en todo y Plata.
Tras un cálido concierto, llegan los bises. Pablo Guerrero canta con las palmas de las manos hacia arriba como si ellas vinieran a ofrecernos su poesía. Como si trajeran vasos de agua en el desierto, aquellos con los que soñó recurrentemente y que le llevaron a escribir Agua de tus manos. Su canto pertenece definitivamente a la gente de mañana. “La que tiene en sus manos / las olas de la vida”.
(1) Luis Alberto Spinetta en «Dale gracias»
Texto y fotos: Sergio Zeni
Gracias por esta crónica tan bonita, de alguien que significó y significa mucho para los extremeños.