Teatro Adolfo Marsillach, San Sebastián de Los Reyes (Madrid)

La magnitud de su legado quedó patente en la cantidad y calidad de los artistas que quisieron estar presentes en el escenario para homenajearle. Un cartel de lujo, con nombres que han sido habituales en la programación que Pablo ha impulsado durante años, ofreció un emotivo y variado recital. Quisieron estar presentes Juanma Sánchez y Luis Payno, Ursaria, Arrabel, Aljibe, Salvador Cacho, Ángel Lévid, Manuel Luna, Paco Díez, Luis Barbolla, y dos leyendas vivas de nuestra música tradicional: Ismael Peña y Nuevo Mester de Juglaría. Otros muchos artistas se sumaron al acto desde el patío de butacas, como los andaluces Andaraje o el maestro Joaquín Díaz.
Bajo la dirección del maestro de ceremonias, José Ramón Pardo, el homenaje comenzó con la actuación de Paco Díez, quien llegó expresamente desde la localidad vallisoletana de Mucientes para interpretar joyas del repertorio castellano. Luego, Ismael Peña, con sus 89 años y empuñando una deslumbrante zanfona del siglo XVIII, nos transportó a la infancia con el romance de Rosalinda, provocando una de las ovaciones más sentidas de la noche.

Ismael Peña
Luis Barbolla demostró con su actuación la vigencia de la fusión electroacústica. En contraste, Luis Payno y Juanma Sánchez ofrecieron un repertorio con raíces pastoriles, mientras que Ursaria, con su particular revisión del cancionero madrileño, nos llevó en un recorrido por la provincia con temas como «La Gandalla» y el cuplé «La Machicha».

Luis Barbolla

Ursaria
Manuel Luna llegó desde Murcia para cantar unas conocidas coplas de su repertorio. Salvador Cacho y Ángel Lévid, también participaron con una emocionante actuación que incluyó una jota de compuesta por Lévid. La recta final del homenaje estuvo protagonizada por los grandes grupos: Arrabel, con su enérgico despliegue escénico y sus bailarines; Aljibe, aportando su sonido manchego tan característico; y Nuevo Mester de Juglaría, que tras más de 56 años en la carretera demostraron que su capacidad para emocionar y hacer cantar al público sigue intacta.

Salvador Cacho y Ángel Lévid

Nuevo Mester de Juglaría
El momento culminante llegó con la intervención del propio Pablo García-Rayo, quien, visiblemente emocionado, dio las gracias a todos con unas sentidas palabras y recibió un regalo especial y simbólico de sus compañeros, una deslumbrante zanfona.

Pablo García- Rayo y José Ramón Pardo
La noche aún reservaba un momento especial: la aparición del grupo Arrabal de Ciudad Real, en el que Pablo había cantado décadas atrás. Invitado a unirse a ellos, su voz se fundió con la del grupo en un emotivo cierre que contagió al público, sumándose al abrazo colectivo. Instantes antes, desde el escenario, alguien había exclamado con pasión: «¡Viva la música y viva la cultura tradicional y popular!».

Arrabal con Pablo García-Rayo
El acto concluyó con una fotografía de todos los participantes en el escenario, simbolizando la reunión de generaciones y territorios en torno a un mismo espíritu: el amor por la música tradicional, cerrando una velada histórica con una organización impecable.

Los participantes en el escenario
Gracias, Pablo, por tu pasión y entrega. Tu legado permanecerá vivo en cada nota y en cada escenario que siga dando voz a nuestra tradición.
Fotografías de Javier Aldea.
Sencillamente, merecidisimo , un abrazo