Sala Fènix. Barcelona
Entrevistada el año pasado por Diariofolk, la barcelonesa nos contaba que en su obra suelen estar presentes “el hilo, los pájaros y la palabra”. Elementos que podríamos tomar para referirnos a su primera actuación en directo junto a Pol Padrós (trompeta), Matías Muñoz (piano), Jorge da Rocha (contrabajo) y Joao Vieira (batería). A medida que fue desenrollando y sacando fuera su hilo interno, Ariadna salió de los nervios del debut y se fue soltando, como un ave que alza el vuelo y, tras asentarse segura en una rama, comienza a dar lo mejor de su canto. Así, poco a poco, fue imprimiéndole su sello a cada palabra que brotó de su boca. A cada una de esas pequeñas historias empapadas de emociones y atmósferas nocturnas.
Dueña de un sonido propio, su voz de aniñada sensualidad enseñó su especial magnetismo desde el comienzo, arropada por un grupo bien aceitado (recordemos que el chileno Muñoz y los portugueses da Rocha y Vieira integran Mosaico Jazz Trío y tocan juntos desde hace seis años).
El repertorio del concierto respetó casi en su totalidad el orden orgánico del disco. Arrancó la primera parte con una My Man caldeada por la trompeta de Padrós (quien desplegó un trabajo impecable durante toda la noche), una animada versión de Nature Boy, Midnight Flowers (composición original que habla del ciclo de la vida, de cosas olvidadas que habitan en el fondo de nuestra conciencia) y una sedosa Tenderly. En medio, Trav’lin’ light, con una Ari intimista acompañada sólo por el piano de Muñoz. Y ya en la segunda parte, una contagiosa Why don’t you do right?; una versión de Summertime con unos arreglos deliciosos; una electrizante La vie en rose servida a capella; una My favourite things mágica; y, cerrando ya el concierto la onírica Earth of the snow (inspirada en la llegada del vikingo Naddoddr a Islandia).
Con su primer Midnight Songs en directo, Ari Ann Wire confirmó las buenas sensaciones que transmite cada corte de su álbum, dejándonos la impresión de que estamos ante el comienzo de un camino en el que nos esperan sorpresas muy atractivas. Una voz para soñar. Un hilo para no perderse.