Tempest – Bob Dylan

04/11/2012 - Carlos Monje
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Tempest
Bob Dylan
Tempest
Sony 2012
Valoración: 4/5

Dylan lo ha vuelto a hacer. Dicen las crónicas que el maestro llevaba tres años sin ofrecernos un nuevo disco en estudio desde Together through life, y 11 años sin sacudirse las telarañas y firmar una obra maestra, desde aquel Love and theft de principios de siglo. Parece que tanto tiempo le han servido al de Minesota para coger carrerilla, que se estaba reservando para lanzar un disco verdaderamente portentoso y así ha sido. Tempest es un disco superlativo, una fabulosa amalgama de sonidos compactos y fibrosos, de blues, de folk y de country también de rock, y una voz aguardentosa y abrasada pero emocionante y transmisora.
Bajo el seudónimo de Jack Frost, el propio Dylan se ha decidido a producir el disco y así nadie puede toserle en la concepción de esta monumental obra, donde se lanza a contarnos abrumadoras historias en temas absolutamente al servicio de sus versos y de sus incontenibles ganas de narrar. Así, la historia que da título al álbum, Tempest (título donde hay quien ve influencias shakespearianas), es una narración de 14 minutos de la epopeya del Titanic bajo su prisma, con violines de reminiscencias irlandesas y menciones a Leonardo di Caprio incluídas.
A estas alturas de la película, Bob Dylan no se preocupa de hacer canciones comerciales o de estar a la moda (cierto que pocas veces ha sido su intención) ni tampoco de disimular su mal carácter (sus directos son prueba inequívoca de ello). Hace exactamente lo que quiere y en ocasiones como ésta todos salimos beneficiados.
Para Tempest, su disco número 35 en estudio, el cantautor se ha rodeado de la banda que le acompaña desde que se embarcó en la gira sin fin –literalmente- en la que lleva desde hace mucho tiempo. George O. Receli en la batería, los guitarristas Charlie Sexton y Stu Kimball, Donnie Herron con la steel guitar y el bajista Tony Gartier. Además ha contado con David Hidalgo, de Los Lobos, para las concesiones “fronterizas” de violín y acordeón.
El disco se abre de forma amable y naif con las primeras notas de un Duquesne whistle, una historia de ferrocarriles que no hace presagiar la acidez posterior del disco. Textos largos como decíamos, dónde nos cuenta historias de venganza (Pay In Blood), de amor desde distintas perspectivas (Soon After Midnight, Tin Angel) y hasta un homenaje a Lennon (Roll On John).
No podemos olvidar el pedazo de blues Early Roman Kings,con claras reminiscencias de Muddy Waters, que permite cerrar el círculo de las músicas tradicionales de Tempest, músicas tradicionales y clásicas como parece reflejar la fea portada del disco.
El nuevo trabajo es otro golpe en la mesa de Bob Dylan, al que poco parece importarle a sus 71 años que se le haya enterrado musicalmente en más de una ocasión. Cuando quiere nos abruma con otra obra maestra como Tempest.

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