Sal
Latitud Sur / Edén 2015
La música argentina de raíz folclórica parece ser una cantera inagotable de buenas voces femeninas. Mery Murúa asoma como una de las más sobresalientes de la última horneada y reclama nuestra atención. La cordobesa de Cruz del Eje no es una recién llegada a la canción. Ha trajinado escenarios de su provincia, de su país e incluso de España y, antes de llegar a este registro que hoy nos ocupa, ha grabado otros dos: el álbum debut que lleva su nombre (2010) y Acacia (2013).
A diferencia de los discos anteriores, en Sal parece haber abandonado cierto eclecticismo que caracterizaba a su anterior repertorio para volcarse más decididamente a las canciones de neta raíz folclórica, sin que ello signifique caer en el tradicionalismo.
Como bien dice el comunicado de prensa de la presentación, “Sal es un disco para oír desovillando nudos de etiquetas”. Su contenido abarca desde clásicos como la bella Resolana, de Falú y Dávalos, hasta composiciones de autores contemporáneos, como Emilio del Guercio, pasando por una audaz versión flamenca de Luna de Tartagal, el popular tema del Chango Rodríguez, consumada con muy buen gusto con la ayuda de Alma Mora.
Mery se le anima en este disco a la composición y no teme tampoco revisitar otros clásicos que ya han registrado notables versiones, como la eterna Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, y la deliciosa Que seas vos, uno de los dos grandes éxitos que compuso la enigmática Marta Mendicute. Y en todos los casos sale airosa, a fuerza de una voz y unas dotes interpretativas que han ganado firmeza y madurez en este disco.
Sal fue grabado en directo, con público, durante el año 2015 y cuenta con el valioso aporte de su eterno aliado Horacio Burgos (a la guitarra y en la dirección musical y arreglos) y de reconocidos músicos de la escena local como Rubén “Mono” Izarrualde y el cada vez más requerido armonicista Franco Luciani.
Entre los bonus track, Mery Murúa incluyó nuevamente un tango, Garúa (de Troilo y Cadícamo), pero esta vez decidió ceder el escenario para el lucimiento de Luciani. Y lo mismo hizo con Zamba de la viuda, de Leguizamón y Castilla, donde se escucha a un muy entonado Izarrualde. Se agradece la generosidad.