Diariofolk

Irati Bilbao, una de las voces más prometedoras del jazz en Euskadi, nos entrega con Bloom un segundo disco que consolida su trayectoria y deja patente una evolución artística profunda. Este trabajo, cuatro años después de su debut con Begin, supera las altas expectativas que su primer álbum había generado, ofreciendo un sonido más maduro y enriquecido, fruto de una dirección artística precisa y de una colaboración fructífera con músicos de altísimo nivel.

La incorporación de una sección de vientos en esta nueva producción –con Álvaro Zarzuela, Xabier Arriola y Haizea Martiartu– marca una diferencia notable en términos de texturas y profundidad sonora. Sus arreglos, elaborados y llenos de matices, dan al álbum un aire contemporáneo que complementa el jazz clásico que caracteriza a Bilbao. Este salto en la instrumentación y en la calidad de producción, realizado bajo la supervisión de Mikel Eceiza en los Mecca Recording Studio, subraya la ambición artística de la vocalista.

Irati Bilbao, con una formación clásica como soprano, demuestra en Bloom su capacidad para adaptar su técnica vocal a las exigencias del jazz, mostrando versatilidad y emotividad en cada interpretación. Sus composiciones originales, como The Tree, Intimate y la canción que da título al álbum, destacan por su frescura y sensibilidad, dejando claro que no solo es intérprete, sino también una compositora con una voz personal y clara. La elección de incluir standards como I Fall in Love Too Easily y Devil May Care no se siente como un recurso fácil, sino como un homenaje al canon clásico del jazz, abordado con una interpretación elegante y profundamente respetuosa.

El bolero ¿Hacia dónde?, con letra de Marta Valdés y una introducción a capela, y el cierre del disco con Mendian gora en euskera, son momentos clave que reflejan el compromiso de Bilbao con su herencia cultural y su capacidad para emocionar en múltiples idiomas y estilos.

Bloom logra un equilibrio delicado entre el respeto por las raíces del jazz clásico y una exploración de sonoridades contemporáneas. Esto se refleja en la producción directa y orgánica, que evita artificios innecesarios para privilegiar la espontaneidad y el dinamismo de las grabaciones en vivo. Es un álbum que respira autenticidad, donde las imperfecciones de la grabación conjunta se convierten en virtudes, transmitiendo una sensación de inmediatez y cercanía al oyente.

El disco no solo satisface, sino que supera las expectativas, marcando un hito en la carrera de Bilbao. La química entre los músicos es palpable, especialmente en los solos y las improvisaciones, que enriquecen cada tema. La vocalista demuestra no solo su dominio técnico, sino también su habilidad para liderar una banda que vibra con creatividad y cohesión.

Bloom es una obra que no solo consolida a Irati Bilbao como una figura destacada en el jazz contemporáneo, sino que también amplía los horizontes del género al integrar influencias culturales y estilísticas diversas. Es un recomendable trabajo para los amantes del jazz y un recordatorio del poder transformador de la música bien hecha.