Cuando uno termina de leer la última página de Aute. Lienzo de canciones (Editorial Milenio) confirma algo que ya intuía desde el comienzo. Si había que elegir un escritor para llevar a buen puerto este proyecto, esa decisión debía recaer sin duda sobre Luis García Gil. Quienes hayan disfrutado de los libros que el gaditano le dedicó a la obra de Atahualpa Yupanqui, Javier Ruibal, Jacques Brel, Joan Manuel Serrat o Joan Isaac saben muy bien de qué estamos hablando.
Luis sabe conducirnos con fluidez, sensibilidad, rigor, calidez e inteligencia por la obra del artista estudiado tomando como eje de su narración las canciones del mismo. Desde allí tiende puentes hacia contextos históricos, culturales, sociales y personales, establece diálogos con otros autores, desmenuza las letras, valora los contenidos sin caer en el elogio fácil, sitúa cada disco en cuestión en el marco de la obra del autor y mantiene vivo el interés del lector capítulo tras capítulo.
En el caso que nos ocupa, dado el carácter poliédrico del trabajo de Luis Eduardo Aute, hay también en esta entrega muchas páginas dedicadas a sus pinturas, sus ilustraciones, su cinefilia, sus trabajos de animación y sus libros de poesía (deliciosa aproximación de un poeta a otro).
Especial atención merecen también a lo largo del libro los colaboradores que van acompañando al cantautor en su recorrido artístico. Así encontramos, por ejemplo, un interesante análisis de la contribución, dentro de la discografía del cantautor, de arreglistas como Juan Carlos Calderón, Carlos Montero, Teddy Bautista, Luis Mendo, Suso Saiz, Gonzalo Lasheras, Antonio Sauco o Tony Carmona, o de productores singulares como Caballero Bonald o García Pelayo.
Pero es quizás en el comentario de las canciones que va tejiendo el escritor/lector, donde quien se asome a estas páginas encontrará el mayor placer que ofrece Aute. Lienzo de canciones. Bajo la lupa de García Gil, las letras de cada composición ven montando un puzzle revelador que nos invita a dialogar con la obra de Aute. El propio cantautor relataba con simpatía, en el acto de presentación del libro, que él mismo había encontrado en la mirada de Luis aspectos que hasta entonces ignoraba de sus propios versos. Muy enriquecedoras resultan, por otra parte, las conexiones que García Gil va reseñando entre las composiciones de Aute y un sinfín de referentes tan diversos como Dylan, Discepolín, Perec, Aleixandre, The Beatles, Goya, Truffaut, Forges, Cernuda, Troilo, Brassens, De Ory, Serrrat, Shakespeare, Cortázar, Caetano, Félix Grande, Yupanqui, Buñuel, Milanés, Savater, Cioran …
Así, el autor del libro nos guía por un itinerario imprescindible para comprender con mayor profundidad el fecundo trabajo de Aute, su vocación de eterno aprendiz, su sentido ético, sus temas recurrentes, sus pasiones, sus indagaciones dentro del animal humano, sus certezas y sus incertidumbres. La infancia en Manila, Madrid, su adolescencia en la España franquista, los rigores del nacionalcatolicismo, la llamada de la pintura, el descubrimiento de los grandes poetas, la guitarra que le regala su padre, el rock, París, la cinefilia, la chanson, la mili en Cataluña, la admiración por los textos de Bob Dylan, el cantautor que no quería cantar, sus primeros discos, aquel reconocimiento que lo desborda, su retirada del mundo de la música, el regreso por todo lo alto con sus Canciones de amor y muerte, la publicación de sus primeros poemas, el vínculo incesante con su producción pictórica, el éxito masivo en los ochenta, su Mano a mano con Silvio, el escepticismo de los noventa, los nuevos cantautores, su relación con América Latina, el Aute versionado por otros, sus Autorretratos, Animalhadas y poemigas, el Aute de hoy… Un Aute que, sin duda, merece ser revalorizado por aquellos que se quedaron anclados en sus viejos éxitos y aún no han descubierto las perlas que pueden encontrarse en su material más reciente.
Como señaló el propio Aute, lo que García Gil ha elaborado no es una biografía sino “una radiografía”. Una manera amena y precisa de explicar la trayectoria de Luis Eduardo desde sus canciones, un lienzo absolutamente recomendable para pasearse por la obra de este gran cantautor que hace cincuenta años entraba por primera vez en un estudio de grabación. Y que muy pronto volverá a hacerlo para alegría de todos los que admiramos su trabajo.
Aute. Lienzo de canciones, Luis García Gil (Editorial Milenio)