Un libro llamado a despertar polémica

12/02/2015 - Fernando Marinelli
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Dimitri Papanikas, conductor del programa de radio Café del Sur, se monta en las controvertidas declaraciones del bandoneonista Rodolfo Mederos para analizar mitos y verdades del género rioplatense por antonomasia.
La muerte del tango - Dimitri Papanikas

Hace alrededor de un año, en una entrevista concedida al diario El País de Colombia bajo el título “El tango está muerto”, el conocido bandoneonista y compositor argentino Rodolfo Mederos desató la controversia cuando afirmó: “Hoy el tango es como el latín, una lengua muerta. Simplemente no existe. O mejor dicho, existe en el espectáculo y para el turista… como moda”.

La polémica sobre la exactitud de su diagnóstico –que terminó de confirmar el giro del músico hacia una postura más conservadora– ganó rápidamente espacio en el ambiente tanguero, los medios especializados y las redes sociales. Tanto más cuando Mederos supo ser uno de los mayores renovadores de ese género en los años ´70, con su legendaria agrupación Generación Cero, que logró tender un puente entre el tango y el público del rock.

Montado a caballo de aquellas declaraciones, el historiador y crítico italiano Dimitri Papanikas ha publicado La muerte del tango, un ensayo que echa más leña al fuego y en el que se propone –según manifiesta en el prólogo– “fundamentar esa amarga consideración a través de un viaje por la historia del tango rioplatense y de sus innumerables encarnaciones y filiaciones, imitaciones y metamorfosis”.

Con un título que tiene algo de gancho publicitario y mucho de novela policial (esto último reforzado por la imagen de portada), el autor va siguiendo las pistas que conducen al supuesto deceso con abundantes pruebas que lo revelan como un erudito del tema y de las circunstancias que rodean el caso y, en consonancia con el subtítulo (Breve historia política del tango en Argentina) analiza los hechos con una óptica amplia y abarcadora, fundamentalmente iconoclasta y revisionista. En la Argentina, una expresión popular asegura: “el tango te espera”. Y la sentencia parece cumplirse inexorablementePero se sentirá defraudado el lector que espere encontrar, en la última escena, a todos los sospechosos reunidos en la sala mientras el detective revela finalmente el misterio. Porque la muerte aludida, se verá, sigue siendo dudosa.

Papanikas es Licenciado en Filosofía y Letras, doctor en Historia Contemporánea y conduce desde 2009 Café del Sur, un notable programa que se emite en Radio 3 de Radio Nacional de España. Pero sobre todo es un gran conocedor de la cultura, la historia y las costumbres rioplatenses, de las cuales ha abrevado en directo. Su lejanía geográfica le otorga la objetividad y la saludable distancia de quien contempla el cuadro completo, pero al mismo tiempo le hace pasar por alto matices y singularidades que percibe mejor quien lo observa de cerca. Por un lado, rescata hechos y jugosas anécdotas que la historia oficial del tango soslaya o intenta ocultar, como las actitudes pendulares de Astor Piazzolla en materia política; o la trágica saga de Andrés Cepeda, autor no reconocido de cinco de las primeras catorce grabaciones de Carlos Gardel. Pero por otro, lado algunas de sus afirmaciones probablemente resultarán discutibles para uruguayos y argentinos, como cuando desvaloriza los aportes del tango canción, critica las políticas oficiales de fomento al tango o relativiza la importancia del género en el interior de la Argentina. Por momentos se muestra como un nostálgico del tango arrabalero y prostibulario; y cuando coincide con expresiones de Jorge Luis Borges resulta tan polémico como el escritor.

Razón no le falta a Papanikas cuando responsabiliza de la agonía del tango a intérpretes y programadores que lo momifican cuando optan por la supuesta seguridad de repetir un repertorio probado en lugar de abrirse a las nuevas expresiones; a los que lo desnaturalizan con la etiqueta for export; a los tangueros recalcitrantes que permanecen anclados al pasado. Pero se hace difícil acordar con su hipótesis de que el tango ha muerto. Allí están, para desmentirlo, algunos datos de los que él mismo da cuenta en su ensayo: los doscientos libros que se publican anualmente en la Argentina sobre el tema, los 290 millones de dólares que gastan actualmente en ese país los turistas que llegan atraídos por el tango, los centenares de milongas que se han abierto en los últimos años. El tango ha sobrevivido al olvido, la manipulación oficial, el desprecio clasista, la falta de difusión, la censura e incluso la caricaturizaciónAllí están las nuevas agrupaciones de músicos jóvenes que convocan a un público tan joven como ellos, como El Arranque, Amores Tangos, la orquesta típica Misteriosa Buenos Aires (con un repertorio más orientado hacia el baile), la Fernández Fierro o Astillero; los proyectos con pulso más rockero como La Chicana, Altertango y Violentango; los más inclinados al jazz, como Escalandrum o el trío de Mario Parmisano.

Allí están los cantantes Ariel Ardit, Hernán Lucero, Lidia Borda, el Cardenal Domínguez, Patricia Barone, Cucuzza Castiello, el Chino Laborde, Hernán Genovese, Jacqueline Sigaut, Brian Chambouleyron o el más satírico Lucio Arce. Los compositores como Ramiro Gallo, Pablo Agri, Daniel Ruggiero, Sonia Posetti, Damián Bolotín, Pablo Mainetti, Marcelo Nisinman, Diego Schissi y Nicolás Guerschberg. Allí están las agrupaciones de guitarras como 34 puñaladas, Gorosito-Cataldi-De la Vega, el Cuarteto La Púa, el Quinteto de los Santos, el Trío Lacruz-Heler-Nikitoff y el solista Hugo Rivas; los cantautores de arrabal como Alfredo “Tape” Rubín, Juan Serén y Pacha González. Y también los letristas como Alejandro Szwarcman, Raimundo Rosales o el no tan joven pero poco visitado Héctor Negro. En la Argentina existe una expresión popular que asegura que “el tango te espera”, y la sentencia parece cumplirse inexorablemente.

Lo que ha muerto, en todo caso, es un estereotipo de tango, aunque todavía se lo pueda ver por allí, deambulando como un fantasma del pasado. El tango, como expresión cultural y parte del ADN de un pueblo, aún agonizando muchas veces, ha sobrevivido tanto al olvido como a la manipulación oficial, al desprecio clasista, a la falta de difusión generada por el embate de la música anglosajona, a la censura e incluso a la caricaturización impuesta por programas de TV como Grandes Valores del Tango. Bienvenido el valioso aporte de este libro a la discusión sobre la incidencia del tango en la formación de la identidad rioplatense, que en la Argentina –sobre todo– alcanza ribetes de deporte nacional. Aunque su título traiga a la mente aquella frase que dice “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.

La muerte del tango. Breve historia política del tango en Argentina
Dimitri Papanikas
Ut Orpheus Edizioni S.R.L.
Bologna (Italia), 2013
132 páginas

 

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