Pep Gimeno “Botifarra”: El retorno de (lo que nunca marchó) la canción popular

23/01/2017 - Ferran Riera
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Durante los últimos años, el País Valenciano ha vivido numerosos cambios, y no sólo a nivel político. Uno de esos cambios tiene que ver con la música, concretamente con la música popular, entendida como la música que surge del pueblo para volver al pueblo, expresada en su propia lengua, con sus particularidades locales reconocibles por sus paisanos y un sentimiento emocional capaz de cautivar a toda una comunidad.
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Ese cambio ha llegado para quedarse. Viene de Xàtiva, la ciudad de los “socarrats” (“chamuscados”), que Felipe V ordenó quemar a principios del siglo XVIII por no someterse a su voluntad, y capital de la comarca de la Costera, donde nació Raimon. Y ese cambio tiene un nombre: Pep Gimeno, más conocido por el apodo de “Botifarra”.

Nacido en 1960, Pep Gimeno “Botifarra” es un reconocido cantante de raíces tradicionales, uno de los más grandes agitadores del folk valenciano y el revitalizador de la canción popular de su comarca. También es un carismático comunicador que llena los escenarios con su presencia, sus historias, sus refranes y sus chistes. Comprometido desde 1975 en el trabajo de campo a la búsqueda del patrimonio musical trasmitido oralmente, entra en escena a mediados de los años ochenta con el grupo Sarau, con el que publica el elepé Balls i cançons de la Costera (VallDisc, 1985), y con la Escola de Danses de Xàtiva. En los años noventa se vincula a los Xirimiters de Castelló de la Ribera, con los que graba tres discos, y a continuación actúa acompañado por La Rondalla de la Costera. Más adelante colabora, entre muchos otros, con solistas como Feliu Ventura, Néstor Mont y Emili Someño y grupos como La Gossa Sorda, VerdCel, Sitja y Ovidi Twins.

Botifarra no edita hasta 2006 su primer disco en solitario, Si em pose a cantar cançons (Si me pongo a cantar canciones. Cambra Records). Recibe el premio Ovidi que conceden los propios músicos valencianos al mejor disco de folk en 2007 y al año siguiente es distinguido en Catalunya con el premio Altaveu. A partir de entonces, los galardones se suceden: en 2009 y 2010, premios de la revista Enderrock al mejor disco de música folk; en 2010, premio Puig Porret del Mercat de Música de Vic al mejor trabajo de folk; en 2013, distinción al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana, y en 2016, Medalla de Honor del Consell Valencià de la Cultura

pep gimenoBotifarra ofrece conciertos multitudinarios como el que tiene lugar en la Universidad de València el 27 de abril de 2007. Ese mismo año, su intervención en el CD del grupo Obrint Pas Benvingut al paradís (Bienvenido al paraíso, Propaganda Pel Fet), interpretando una extraordinaria versión de la Malaguenya de Barxeta con un trepidante ritmo balcánico le hace ganar una enorme popularidad entre el público más joven. Y hasta 2009 no reemprende su propia carrera con el disco Te’n cantaré més de mil (Te cantaré más de mil, Temps Record). En 2011 graba un nuevo CD con el grupo tortosino Quico el Célio, el Noi i el Mut de Ferrreries, La barraca (Discmedi), y al año siguiente edita otro con la banda de la Unió Musical La Nucia, Botifarra a banda (Andana Records). Aprovechando este acontecimiento inicia una gira cantando con todo tipo de bandas, que son unas formaciones popularísimas en el País Valenciano. Y concretamente, en Xàtiva consigue que por primera vez las dos bandas locales toquen al unísono en un gran concierto.

La carrera de Botifarra prosigue de forma imparable en 2013 con Metalls d’estil, grabado con el quinteto de instrumentos de viento Spanish Brass Lurr Metalls; en 2014 con el disco de villancicos Ja ve Nadal (Ya llega la navidad), y en 2015 con dos trabajos más: Home romancer (Hombre romancero, Més de Mil), compartido con los cantaores Hilari Alonso, Xavier Benedito y Jacint Hernàndez, y A un home del poble, ningú fa abaixar la cara (A un hombre del pueblo, nadie le hace bajar la cara), con el pianista Pau Chàfer. Además, ha continuado  colaborando, en grabaciones o en directo, con muchísimos grupos y solistas, destacando sus encuentros con el ex-miembro de Al Tall y también reputado intérprete del nuevo folk valenciano Miquel Gil.

A estas alturas de la película, lo único que le falta a Pep Gimeno es presentar un programa de televisión en ese Canal 9 clausurado por el Partido Popular y que todavía no acaba de resucitar, ahora que la Generalitat Valenciana está en manos de un gobierno progresista. Porque sería imperdonable que la televisión pública de su país no diera dar voz a alguien que posee el carisma, el don de gentes, la palabrería y la habilidad escénica de Botifarra, un hombre que viene del pueblo, se expresa como el pueblo y hace que el pueblo se reconozca en él.

Con todo este bagaje acumulado en sólo diez años de proyección artística -aunque no hay que olvidar los otros veinticinco anteriores de preparación- no es de extrañar que ya hayan aparecido dos libros sobre el cantador de Xàtiva, ambos acompañados de sus respectivos discos recopilatorios. El primero fue el de Antoni Martínez Reverté, Pep Gimeno Botifarra. La veu de la memoria (La voz de la memoria, autoeditado, 2011), que viene a ser una semblanza biográfica de considerable extensión profusamente ilustrada. Y el segundo volumen, más reciente, está escrito a cuatro manos por Joan Olivares y Josep Vicent Frechina. Se trata de Pep Gimeno Botifarra. El cant de la terra (El canto de la tierra, Bromera, 2016). Aquí la faena está repartida: Olivares transcribe una conversación con el intérprete que va más allá de la típica entrevista periodística para devenir una especie de confesión personal ante un buen amigo, y Frechina, por su parte, ofrece un ensayo sobre el cantante que también trasciende el trabajo de un especialista en música popular para convertirse en una especie de análisis psicológico sobre cómo responde una sociedad ante un fenómeno que ha afectado a todo el País Valenciano, intentando explicar las causas y las consecuencias del arte del intérprete. Y para acabar, no hace mucho que también se ha editado un DVD sobre él, Pep Gimeno Botifarra. El cant de les arrels (El canto de las raíces), dirigido por Albert Montón.

Todavía está fresco el recuerdo del concierto titulado “Botifarra a banda” que el pasado mes de diciembre fue ofrecido por el cantante, su rondalla y La Valenciana, una joven banda formada todavía no hace un año en torno a la Casa de Valencia de la capital catalana por músicos residentes en la ciudad y sus alrededores. Dirigida por Vicent Pérez i Esteban, está integrada por unos ochenta instrumentistas que debieron turnarse a lo largo de la actuación porque todos juntos no cabían en el escenario del local.

pep gimeno home-romancerCon la sala a reventar, Pep Gimeno se mostró pletórico en lo que respecta a su capacidad comunicativa y, lo que es más importante, a su capacidad interpretativa. Comencemos por destacar el papel la rondalla: un sólido y colorista conjunto que ya se ha convertido en imprescindible formado por Xus Belda (percusión), Vicent Carrasco (guitarrico), Paco Lucas (laúd), Juanra Martí (bandurria), Néstor Mont (guitarra) y Ahmed Touzani (violín). Este último, que es marroquí, se ha revelado como un elemento crucial del grupo ya que aporta su vibrante voz y la sonoridad andalusí de su violín, que casa muy buen con las melodías del repertorio tradicional valenciano.

Botifarra, la rondalla i La Valenciana bordaron una actuación de lo más emotivo en la que no faltaron los refranes, las adivinanzas y los chistes. Hubo tantos que por momentos pareció que aquello no se acabaría nunca. Pero en lo que más brilló el elenco fue en la interpretación de una serie de temas que resumieron la trayectoria del cantante, que cuenta con un ingente repertorio de granaínas, romances, malaguenyas, cantos de faenas del campo, jotas, habaneras, “cant d’estil” -el genuino canto ornamentado valenciano-, peteneras, “cançons de bressol” (nanas) “cançons de ronda”, mazurcas, “nadales” (villancicos), boleros, seguidillas… Y entre todas estas canciones brillaron con luz propia La granaïna del Tio Palero, el “cant d’estil” L’U d’Aielo y, sobre todo, la Malaguenya de Barxeta. Estas composiciones, junto a El vetlatori, que no sonó esa noche, conforman un cuarteto capaz de hacer saltar lágrimas de emoción a quien las escuche. Por lo menos a quien esto firma.

Sirva como despedida la última estrofa de la Malaguenya de Barxeta que Botifarra aprendió de la Tia Emília, que hoy se volvería loca al ver la fama que ha alcanzado la canción. Estos versos, que fueron añadidos en la versión que interpretó junto al grupo Obrint Pas, resumen el sentimiento y las ansias de un hombre que quiere a su pueblo, que estima a su tierra.

Vinc del cor de la Costera,
del poble dels socarrats,
allà on renaix de les cendres
el meu País Valencià.

(Vengo del corazón de la Costera,
Del pueblo de los chamuscados,
allà donde renace de sus cenizas
mi país valenciano.)

 

Hay 2 comentarios. ¿Quieres dejar el tuyo?

  1. Donís Mas Gisbert

    Estoy, por supuesto de acuerdo en todo, solo falta poner, que con casi toda seguridad es el Valenciano mas importante, desde Joan Fuster, solamente lo antecede por que Fuster nació antes.

    Ha sido el único capaz de unir las 2 vertientes que ha dejado tras de si, la política de los 30 últimos años.

    Gracias por tu critica.

     
     
  2. carme pinyana

    m’agradaria saber si tens aquesta crònica també en valencià, per compartir-la.

     
     

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