La vuelta al mundo en 80 músicas y Anatomía de la canción

03/07/2019 - Ferran Riera
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Esta web suele tratar temas relacionados con la música folk, la canción de autor y el jazz, pero en los dos libros que voy a reseñar estos estilos aparecen tangencialmente, o ni siquiera eso. No obstante, creo que es importante que aquí se hable de ambos volúmenes porque representan dos formas, yo diría que diametralmente opuestas, de acercarse a la música, a sus autores, a sus contextos y a sus audiencias. De hecho, lo único que tienen en común este par de tomos es que ofrecen perspectivas generales de sus respectivas materias de estudio, aunque tanto los métodos de trabajo como los formatos, los desarrollos y las conclusiones sean dispares. Que cada uno extraiga sus conclusiones.
libros (1)

ANDRÉS AMORÓS
La vuelta al mundo en 80 músicas
La Esfera de los Libros, 2018

MARC MYERS
Anatomía de la canción
Malpaso Ediciones, 2018

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El catedrático de Literatura y periodista musical Andrés Amorós ha decidido escribir un libro de lo más divulgativo para dejar sentado cuáles son “las obras y los autores imprescindibles de música clásica, popular y de cine”, y para fijar una cifra se ha valido del número 80, emulando la mítica obra de Jules Verne. Hasta aquí, nada que objetar. Pero en cuanto a la selección y ala forma de ofrecerla, sí que habría mucho que decir.

Como cabe suponer, toda selección es subjetiva, evidentemente. Ahora bien, una vez realizada la criba hay que mantener una mínima coherencia, y eso es lo que en esta obra no aparece por ningún lado. Porque después de pasearse por los trabajos de los grandes autores clásicos -de Vivaldi a Beethoven, de Bach a Wagner, de Mozart a Verdi, de Chopin a Mahler…-, resulta que entre esas 80 piezas universales que nadie debería perderse aparecen ni más ni menos que media docena zarzuelas, en una muestra de un casticismo con aromas reaccionarias que se hace evidente, sobre todo cuando en diversos momentos, este colaborador de es.radio y ABC, a propósito de no se sabe qué, arremete contra el independentismo catalán.

La selección se adentra después en el terreno de la canción más o menos popular, destacando en ocasiones figuras del todo desconocidas, o dedicando capítulos a géneros como las jotas, las rancheras y los boleros, y a composiciones concretas de rancio abolengo -aunque de una calidad indiscutible- como La golondrina, Los campanilleros o Luna de miel, para acabar hablando sin demasiado criterio cinematográfico sobre una cuantas películas tomando como excusa sus bandas sonoras, y también de unos cuantos de sus intérpretes y cantautores preferidos -Piaf, Brassens, Brel, Modugno, Cohen, Dylan…-, pero siempre a base de unos artículos dispersos y poco concretos, cuando no sesgados.

anatomia de la canción

Por su parte, Marc Myers ha pretendido hacer una obra no menos ambiciosa, aunque más limitada en el tiempo y en la estilística, ya que su Anatomía de la canción es una “historia oral de 45 temas que transformaron el rock, el rhythm & blues y el pop”.  Estas canciones abarcan un período que va de 1952 a 1991 y comienza con Lawdy miss Clawdy, de Lloyd Price, y acaba con Losing my religion de los REM.

No se trata de una selección de números uno, ni de una lista de grandes triunfadores. Por ejemplo, en la lista ni aparecen los Beatles ni Bob Dylan, pero si los Rolling Stones, con dos composiciones que además no son de las más importantes de su carrera. No. Lo que ha intentado el historiador y crítico del Wall Street Journal es centrarse en unas cuantas piezas que por el motivo que fuera sentaron cátedra y abrieron las puertas a nuevas corrientes musicales o a nuevas posiciones ideológicas. Y para hacerlo se ha valido de las propias palabras de sus compositores, mediante entrevistas a compositores, intérpretes, instrumentistas, ingenieros y productores de estas obras. En algunas ocasiones llegan a aparecer hasta cinco o seis informantes para una sola canción, cosa que ayuda a situarla en su contexto, tanto personal como político o industrial.

Tal vez, lo más significativo del libro de Myers es cómo consigue meternos en los estudios de grabación analógicos de los años 60 y 70 para que asistamos -como quien nos mete en un quirófano para contemplar un parto- a los procesos de creación de canciones como You really got me, de los Kinks, Light my fire, de los Doors, Oh happy day, de The Edwin Hawkins Singers, Mercedes Benz, de Janis Joplin, London Calling, de los Clash, o Time after time, de Cindy Lauper, por citar unas cuantas muestras de tan subjetivo a la vez que sugestivo muestrario.

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