Jordi Fàbregas: un músico, un gestor, un amigo

23/01/2021 - Ferran Riera
Vota
Comentarios: 0 Imprimir
El viernes pasado, 15 de enero, Jordi Fàbregas debía inaugurar el 34 festival Tradicionàrius de Barcelona liderando un concierto conmemorativo del cuarenta aniversario de la edición del disco Almanac del grupo La Murga. La actuación se suspendió porque desde el día 5, Jordi permanecía ingresado en el hospital de Sant Pau, afectado por una crisis coronaria de la que ya no se recuperaría. El músico murió el jueves, a los 69 años. El mundo del folk está de duelo, pero el festival que el dirigió durante tanto tiempo continúa, tal como él habría deseado.
Jordi_Fàbregas_i_Canadell

Nacido en Sallent en 1951, Jordi Fàbregas comenzó a cantar bien pronto, siguiendo los pasos de la incipiente Nova Cançó, y en 1968 debutaba discográficamente con un epé de cuatro canciones en el que dejaba patente la influencia de Jacques Brel, de quien adaptó la canción Amsterdam. Poco después se integró en el colectivo artístico La Roda, de Manresa, que fue el lugar donde se forjaría su primer grupo profesional, Coses, junto a Ton Rulló y Miquel Estrada. El trio funcionó entre 1973 y 1978 y editores discos en los que mezcló con inteligencia tres elementos musicales que en aquella época vivían en compartimentos separados: la canción de autor, el rock y el folk. Desgraciadamente, el proyecto no acabó de ser entendido por la crítica musical barcelonesa, que no veía con buenos ojos las propuestas que surgían en las comarcas catalanas.

Una vez disuelto Coses, Jordi inicia una etapa de investigación sobre la música tradicional y las fiestas populares. Es entonces cuando decide dedicarse plenamente al folk, y con un músico procedente de la ona laietana, Xavier Batllès, y otro que venía de la música antigua, Pep Cabré, montan otro trío para actuar en la campaña La Caixa a les Escoles. De esta iniciativa surgirá Harmònica Brava, una especie de gran rondalla, con un trentena de componentes, basada en los instrumentos de cuerda, que gravará el elepé El poder del cant (1979), el primer ejemplo de la aplicación en Catalunya de la riproposta de la música de raíz que los valencianos Al Tall habían importado de Italia.

En 1980 Jordi crea otro grupo, La Murga, que junto con la Orquestrina Galana de Jaume Arnella y el Tercet Treset de Jordi Roura se convertirán en las formaciones más destacadas de la recuperación del baile folk a lo largo de la década de los ochenta, a la vez que devenían en auténticas factorías de instrumentistas, ya que por sus filas pasaron decenas de músicos que posteriormente desarrollarían sus propias carreras. Además, estos tres grupos trabajaron en la organización de los Saraus de Primavera, unos festivales celebrados entre 1982 y 1986 en el barrio gótico de Barcelona, en los Jardines del Antiguo Hospital de Sant Pau, que constituirían el precedente directo del Tradicionàrius.

La Murga editó cuatro discos hasta 1986, en los que se ofrecía una lectura de la música tradicional salpicada con ritmos más modernos o latinos. Pero poco a poco, en el seno de la misma formación emerge el grupo destinado a substituirlo, Primera Nota, una banda más centrada en la recuperación del patrimonio popular, con una cuidada instrumentación acústica encabezada por la zanfona que toca Eduard Casals. Con este proyecto se puede decir que se abre la era moderna del folk catalán.

Primera Nota estuvo en activo entre 1987 y 2000 y editó cinco discos, uno de ellos grabado en directo conjuntamente con los valencianos Urbàlia Rurana. Pero al mismo tiempo el grupo se convirtió en el estandarte indiscutible de la nueva música de raíz catalana, a la vez que hacía del Centre Cívic L’Artesà de Gràcia, sede del Tradicionàrius desde 1988, el cuartel general del folk de los Países Catalanes, ya que desde allí se coordinaban y se apadrinaban todo tipo de iniciativas vinculadas a este género musical por todo el territorio. Además, buena parte de los miembros del grupo trabajaban en la gestión del local, comenzando por el propio Jordi Fàbregas, que fue su director des de su inauguración. En 1993 esta labor se vio consolidada con la conversión de L’Artesà en el Centre Artesà Tradiciónàrius (CAT).

Lo mismo que pasó en la evolución de La Murga hacia Primera Nota pasó después con el paso de Primera Nota hacia El Pont d’Arcalís, aunque de forma menos precipitada. Todo empezó en 1991 con el encuentro de algunos miembros del grupo barcelonès con Artur Blasco en la fiesta de inauguración de un puente en Arcalís (Pallars Sobirà). Artur trabajaba en la recuperación del acordeón diatónico y del cancionero popular en las comarcas pirenaicas, y su principal iniciatiiva era la Trobada amb els Acordionistes del Pirineu que se celebra en Arsèguel (Al Urgell) desde 1976. La conexión fue inmediata y la conjunción entre las grabaciones de campo de Artur y los arreglos firmados por Jordi dieron pie a uno de los repertorios tradicionales más interesantes del panorama musical. Desde 1988, El Pont d’Arcalís ha grabado nueve discos, incluyendo uno con los piamonteses Ariondassa y otro con las catalanas Les Violines.

Al margen de estos grupos, a lo largo de su carrera Jordi colaboró con los más diversos proyectos, destacando la creación de la Orquestra Simfònica de la Canya (OSC), una macroagrupación que funcionó entre 1991 y 1992 simbolizando la madurez del sector musical vinculado al Tradicionarius. La OSC editó el disco Suite de la Pobla de Segur, con música de Ferran Martínez y letra de Jaume Arnella. En este trabajo Jordi ejerció como cantante y sonador de gralla. Un segundo proyecto importante surgido a partir del festival folk, en este caso dirigido por el propio Fàbregas, es otra gran formación, los Ministrils del Camí Ral, que sólo actúa una vez al año, interpretando el Toc d’inici de la barcelonesa Festa Major de la Mercè. Finalmente, hay que recordar que el grupo Coses volvió a reunirse en 2015, grabando un nuevo disco con la compañía de la Cobla Sant Jordi.

En paralelo a esta densa y fructífera carrera como cantante, instrumentista (guitarra y gralla, principalmente), arreglista y también recuperador y divulgador de la música de raíz catalana, no podemos olvidar la faceta de gestor de Jordi Fàbregas. Obligado por las circunstancias, desde el minuto cero de la primera edición del Tradiciónàrius tuvo que asumir la dirección de festival y posteriormente la del local que lo acogía, y desde esta plataforma se convirtió en el principal portavoz del movimiento folk de los Países Catalanes, el pal de paller, el timonel de de un género musical que ha ganado muchas batallas desde aquel lejano 1988, pero que todavía tiene que alcanzar el triunfo absoluto en un combate muy desequilibrado, aunque hay síntomas que apuntan en la buena dirección hacia una revalorización decisiva del género, como el recientemente celebrado Congrés Nacional de Música d’Arrel, una iniciativa que tuvo lugar en el mismo CAT y que fue saludada por Jordi con toda la ilusión y toda la esperanza, una vez jubilado de la dirección del certamen la pasada primavera

El jueves por la noche, al acabar el segundo concierto del 34 Tradicionàrius, protagonizado por la violinista Coloma Bertran, un grupo de profesores y alumnos de los talleres de CAT improvisó una breve, pero muy emotiva actuación en la plaza de Gràcia que da acceso al recinto. Esperemos que este sea el primero de los muchos homenajes que merece el artista, el gestor, el portavoz de la defensa de la música de raíz y, sobre todo, el amigo Jordi Fàbregas.

Mientras tanto, en la barra del bar del CAT, alguien había depositado una cerveza voll damm -natural, como le gustaba a él-, esperando pacientemente que Jordi apareciera ara bebérsela.

Ferran Riera

Jordi Fàbregas: un músic, un gestor, un amic

Divendres passat, 15 de gener, Jordi Fàbregas havia d’inaugurar el 34 festival Tradicionàrius de Barcelona liderant un concert commemoratiu del quarantè aniversari de l’edició del disc “Almanac”, del grup La Murga. L’actuació es va haver de suspendre perquè des del dia 5, el Jordi romania ingressat a l’hospital de Sant Pau, afectat d’una crisi coronària de la que ja no es recuperaria. El músic va morir dijous, als 69 anys. El món del folk està de dol, però el festival que ell va dirigir durant tan de temps continua, com hauria estat el seu desig.

Nascut a Sallent al 1951, Jordi Fàbregas va començar a cantar ben aviat, seguint els passos de la incipient Nova Cançó, i al 1968 debutava discogràficament amb un epé de quatre cançons, on palesava la influència de Jacques Brel, de qui va adaptar “Amsterdam”. Poc després va integrar-se al col·lectiu artístic La Roda, de Manresa, que va ser el cau on es forjaria el seu primer grup professional, Coses, juntament amb Ton Rulló i Miquel Estrada. El trio va existir entre el 1973 i el 1978 i va editar tres discos on va barrejar amb intel·ligència tres elements musicals que en aquella època vivien en compartiments estancs: la cançó d’autor, el rock i el folk. Malauradament, el projecte no va ser acabat d’entendre per la crítica musical barcelonina, que no veia amb bons ulls les propostes que sorgien a les comarques catalanes.

Un cop dissolt Coses, el Jordi inicia una etapa de recerca sobre la música tradicional i les festes populars del país. És llavors quan decideix dedicar-se plenament al folk, i amb un músic procedent de l’ona laietana, Xavier Batllès, i un altre que venia de la música antiga, Pep Cabré, munten un altre trio per actuar a la campanya La Caixa a les Escoles. D’aquesta iniciativa sorgiria l’Harmònica Brava, una mena de gran rondalla, amb una trentena de components, basada en instruments de corda polsada, que enregistraria l’elapé “El poder del cant” (1979), el primer exemple de l’aplicació a Catalunya de la “riproposta” de la música d’arrel que els valencians Al Tall havíem importat d’Itàlia.

Al 1980 el Jordi col·labora en la creació d’una altre grup, La Murga, que juntament amb l’Orquestrina Galana de Jaume Arnella i el Tercet Treset de Jordi Roura es convertirien en les formacions senyeres de la recuperació del ball folk al llarg de la dècada dels vuitanta, alhora que esdevenien autèntiques factories d’instrumentistes, ja que per les seves files van passar desenes de músics que posteriorment desenvoluparien les seves pròpies carreres. A més, tots tres grups van treballar en la organització dels Saraus de Primavera, uns festivals celebrats entre el 1982 i el 1986 al barri gòtic de Barcelona, als Jardins de l’Antic Hospital de Sant Pau, que constituirien el precedent directe del Tradicionàrius.

La Murga va editar quatre discos fins el 1986, on s’oferia una lectura de la música tradicional esquitxada amb ritmes més moderns o llatins. Però poc a poc, en el sí de la mateixa formació emergeix el grup destinat a substituir-la, Primera Nota, una banda més centrada en la recuperació del patrimoni popular, amb una acurada instrumentació acústica encapçalada per la viola de roda que toca Eduard Casals. Amb aquest projecte es pot dir que s’obre l’època moderna del folk català.

Primera Nota va estar en actiu entre el 1987 i el 2000 i va editar cinc discos, un d’ells enregistrat en directe conjuntament amb els valencians Urbàlia Rurana. Però al mateix temps el grup es convertia en l’estendard indiscutible de la nova música d’arrel catalana, alhora que feia del Centre Cívic l’Artesà de Gràcia, seu del Tradicionàrius des del 1988, el cau del folk dels Països Catalans, ja que des d’allà es coordinaven i s’apadrinaven tota mena d’iniciatives vinculades a aquest gènere musical arreu del territori. A més, bona part dels membres del grup treballaven en el local, començant per Jordi Fàbregas, que va ser el seu director des de la seva inauguració. Al 1993 aquesta tasca es va veure consolidada amb la conversió de L’Artesà en el Centre Artesà Tradicionàrius (CAT).

El mateix que va passar en l’evolució de La Murga cap a Primera Nota va passar amb el pas de Primera Nota cap a El Pont d’Arcalís, tot i que no de forma tan precipitada. Tot va començar al 1991 amb l’encontre d’alguns membres del grup barceloní amb Artur Blasco a la inauguració d’un pont a Arcalís (Pallars Sobirà). L’Artur treballava en la recuperació de l’acordió diatònic i del cançoner popular a les comarques pirinenques, i la seva principal iniciativa era la Trobada amb els Acordionistes del Pirineu que se celebra a Arsèguel (Alt Urgell) des del 1976. La connexió va ser immediata i la conjunció entre els enregistraments de camp efectuats per l’Artur i els arranjament signats pel Jordi van donar lloc a un dels repertoris tradicionals més interessants del panorama musical. Des del 1998, El Pont d’Arcalís ha gravat nou discos, incloent un amb els piamontesos Ariondassa i un altre amb les catalanes Les Violines.

Al marge de tots aquests grups, al llarg de la seva carrera el Jordi va col·laborar en els més diversos projectes, destacant la creació de l’Orquestra Simfònica de la Canya (OSC), una  macroagrupació que va funcionar entre el 1991 i el 1992 simbolitzant la maduresa del sector musical vinculat al Tradicionàrius. L’OSC va enregistrar el disc “Suite de la Pobla de Segur”, amb  música de Ferran Martínez i lletra de Jaume Arnella. El Jordi hi va exercir de cantant i de graller. Un segon projecte important sorgit a partir del festival folk, en aquest cas dirigit pel propi Jordi, és una altra gran formació, els Ministrils del Camí Ral, que només actua un cop a l’any, interpretant el “Toc d’inici” de la barcelonina Festa de la Mercè. Finalment, cal recordar que el grup Coses  va tornar a reunir-se al 2015 i va gravar un nou disc amb l’acompanyament de la Cobla Sant Jordi.

En paral·lel a aquesta densa i fructífera carrera com a cantant, instrumentista (guitarra i gralla, principalment), arranjador i també recuperador i divulgador de la música d’arrel catalana, no podem oblidar la faceta de gestor de Jordi Fàbregas. Obligat per les circumstàncies, des del minut zero de la primera edició del Tradicionàrius va haver d’assumir la direcció del festival i posteriorment la del local que l’acollia, i des d’aquesta plataforma va esdevenir el principal portaveu del moviment folk dels Països Catalans, el pal de paller, el timoner d’un gènere musical que ha guanyat moltes batalles des d’aquell llunyà 1988, però que ha d’assolir el triomf absolut en un combat molt desequilibrat, encara que hi ha símptomes que apunten en la bona direcció, cap una revalorització decisiva del gènere, com el recentment celebrat Congrés Nacional de Música d’Arrel, una iniciativa que el Jordi va saludar amb tota la il·lusió i tota l’esperança, un cop jubilat la primavera passada de la direcció del festival i del CAT.

Dijous a la nit, en acabar el segon concert oficial del 34 Tradicionàrius, protagonitzat per la violinista Coloma Bertran, un grup de professors i alumnes dels tallers del CAT van improvisar una breu però molt emotiva actuació a la placeta que dona accés al recinte. Esperem que aquest només sigui el primer dels molts homenatges que mereix l’artista, el gestor, el capdavanter de la defensa de la música d’arrel i, sobretot, l’amic Jordi Fàbregas.

Mentrestant, al taulell del bar del CAT, algú havia dipositat una voll damm -natural, com li agradava a ell-  tot esperant pacientment que el Jordi anés a beure-se-la.

                                                                                           Ferran Riera

Etiquetas:
 

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.