En eso llegó Ursaria. Grupo formado por Ismael Clemente, Sonia Loaysa y Daniel Martín y surgido de los rescoldos de La Bojiganga, otra formación que ya comenzaba a mirar hacia la música tradicional madrileña.
Y para estrenarse, nos entregaron Compendio para entidades alienígenas, un libro que se complementa con un disco cargado de música de Madrid, de seguidillas, jeringonzas, mayos, rondas y jotas, entre otros ritmos tradicionales, en peligro de extinción en la provincia. Un disco del que ya nos hemos ocupado en estas páginas.
Es de la pluma de Ismael Clemente de donde han salido todos los textos, aunque el volumen viene firmado por Ursaria.
Desde el mismo preámbulo, el libro es un dechado de ingenio. El hilo conductor de dicha introducción es el astrónomo y divulgador Carl Sagan y las muestras de cultura “mundial” enviadas al espacio en las sondas Voyager, al encuentro de posibles alienígenas. Como era de suponer aquel conjunto de muestras no incluía ninguna de España, ni de Madrid, ni de los pueblos de Madrid o de sus rincones rurales. Y esa lamentable falta es la que soluciona este compendio de textos y música.
A partir de ahí, con gran dominio de la prosa y de la narración, de la descripción y del costumbrismo, de los recuerdos y de las leyendas, el autor nos introduce en el relato y en las músicas del disco que acompaña al libro. No perdamos de vista, que estamos ante un grupo de folk.
El resto son 18 historias, una por cada una de las canciones del disco, relatos llenos de ingenio, de fantasía, de anécdotas, de humor y socarronería, de etnografía, de historia… y sobre todo de amor y pasión por la cultura popular. No faltan oportunas citas y la descripción y créditos de cada uno de los temas del disco.
Historias a caballo ente la fantasía y el pasado casi olvidado, que nos hablan de pastores trashumantes, de canteros, mieleros, tinajeros o carboneros que no son solo lo que parecen, de zahorís de la sierra y gabarreros de los ríos madrileños… O de meloneros de Villaconejos, como aquel que ha vivido cien vidas anteriores y ahora huyendo de la modernidad, disfruta de un puesto de melones en un lugar por donde no pasa nadie.
Si la música de Ursaria cuenta con un universo propio, teatralizado y mágico, la narrativa de Ismael Clemente está llena de poesía, de surrealismo y también de magia. El libro tiene mucho de manifiesto a favor de los desfavorecidos y los apátridas de esta región “del centro del sur de Europa”, como la describe un buen amigo.
Y como dice el propio Ismael: “sepamos entregarles a los alienígenas lo más puro y poderoso que tenemos. Y que sin embargo ellos, con todos los millones de años de evolución que nos llevan por delante, son incapaces siquiera de comprender. Porque los extraterrestres tienen muchas cosas. Pero no tienen folclore”.
