El festival, que cuenta con el apoyo del Consejo de Europa, fue creado en 2002 por la Fundación Frisia (Países Bajos) como alternativa multilingüe al festival de la canción de Eurovisión. Con respecto a éste se dice que la diferencia que mantiene es la prohibición de cantar en inglés, pero es notoria, para quienes hayan presenciado alguna edición del “Liet”, que hay muchas y significativas diferencias más.
El hecho de que se pongan en valor lenguas minoritarias, muchas de ellas en serio peligro de desaparición, algunas con pocos hablantes y sin literatura escrita, lo convierte en un espectáculo cultural de primer orden, donde el interés comercial es nulo o insignificante.
Once participantes con diferentes géneros y sensibilidades musicales concurrieron a esta edición de 2012 celebrada en Gijón. Cinco de ellos habían sido escogidos por el comité de la fundación y sus socios, expertos musicales de Frisia, Córcega y Asturias, entre 35 candidatos de 18 minorías lingüísticas, y los restantes se clasificaron para la final al haber ganado los diferentes concursos de la canción en su propia lengua.
Con independencia de los estilos musicales que se citaron en Laboral, es de destacar el alto nivel de todos los participantes, que no acuden a este festival por la cuantía en metálico de los premios, prácticamente testimonial (1000 euros para el ganador de cada modalidad de elección), como por dar a conocer y situar en el mundo una lengua, una cultura, una región.
En medio de un ambiente festivo y reivindicativo, con un teatro prácticamente lleno, donde el ministro Wert seguramente no habría encontrado ningún amigo, comenzó puntualmente el Liet Internacional, que se desarrolló a lo largo de dos horas y media. El colofón lo puso Dixebra, grupo invitado a entretener al público durante el proceso de deliberación del jurado. Los asturianos, como es habitual en ellos, pusieron sobre el escenario todo su buen hacer, en una comunión perfecta con el público que acompañó todas sus canciones, llegando al éxtasis con La Danza, en la que los asistentes, agarrardos del meñique, dieron vida a nuestra más ancestral manifestación de hermanamiento comunitario.
El festival, retransmitido en directo por la TPA, también pudo seguirse por Internet, medio por el que se podía votar en la categoría de Premio del Público, una de las dos con que cuenta el Liet. Este premio recayó en la Asturiana Mining Company, que presentaba a concurso Si nun conoces Val.louta, una bella canción (perguapa, decimos en esta tierra) compuesta por M. González en homenaje a esta tierra cuya cultura se extiende más allá de los límites administrativos, donde la encierran los gobernantes, una reivindicación de la universalidad a partir de lo local, un cantar de armonías complejas, en palabras de Michael Lee Wolf, que se sustenta en el “Son d’Arriba”, de la montaña occidental astur-leonesa, un cantar con fuerza y ritmo que se pega a la oreja.
La noche habría sido redonda para los cientos de asturianos que además de disfrutar del festival reivindicamos la oficialidad del asturiano al grito de “l’asturianu llingüa oficial”, durante toda la noche, si el premio del jurado hubiese recaído también en nuestros representantes, pero es obvio que no se puede tener todo. Tras una apretada votación, éste fue para la representante de Bretaña, Lleuwen, con la canción Ar Gouloú Bev (La luz viva).
Lleuwen, de quien dicen es difícil etiquetar musicalmente por muy evidentes que sean sus aires de jazz, como nos mostró con la canción ganadora, es una cantautora nacida y criada en Gales que reside normalmente en Bretaña, donde aprendió bretón, y que goza de una gran reputación en las dos naciones celtas.
No es pretensión de este artículo hacer una detallada relación todos los participantes en el festival, cuyos estilos son tan dispares, pero no sería justo poner punto final sin hacer mención a los representantes de Córcega, Dopu Cena, una banda que cuenta con todos los mimbres para figurar en una lista de destacados del folk europeo con buenas voces, buenos instrumentistas y buenas letras, vista la muestra de Trasmetta, la canción presentada a concurso, una reivindicación de la cultura, la lengua y el orgullo de pertenencia a una nación, la corsa en este caso. Una canción capaz de emocionar y transmitirnos el sentimiento de un pueblo.
Dopu Cena, con 86 puntos, quedó sólo uno por detrás de Lleuwen, pero seguro que este segundo puesto en un festival donde han puesto el corazón no es un fracaso para una banda que ante todo se traza como objetivo la promoción, difusión y revalorización de la música tradicional corsa. Un ejemplo de ello es la distribución de 10.000 copias gratuitas en las escuelas de Córcega de uno de los dos CD editados simultáneamente en 2011.
El Liet Internacional 2012 nos dejó un buen recuerdo y la grata satisfacción de que la organización asturiana estuvo al más alto nivel.
Lleuwen
Dopu Cena