Tango improvisado
Acqua Records 2021
José Colángelo y Franco Luciani tocaron por primera vez juntos en un homenaje al destacado armonicista Hugo Díaz (Santiago del Estero, 10 de agosto de 1927- Buenos Aires, 23 de octubre de 1977) que organizó su hija Mavi en 2015 en el Teatro Margarita Xirgu.
Con más de cincuenta años de trayectoria, discos editados en Japón, numerosas giras mundiales y más de cien composiciones grabadas, Pepe Colángelo ya era por entonces reconocido como uno de los pianistas y directores de orquesta argentinos más talentosos. Había sido pianista de Aníbal Troilo, Juan de Dios Filiberto y Julio Sosa, nada menos. Director musical de la gran Susana Rinaldi y director invitado del Café de los maestros –espectáculo con el cual recorrió el mundo–. Y, por si fuera poco, venía de grabar con artistas locales e internacionales como Plácido Domingo, Libertad Lamarque y el mencionado Hugo Díaz.
Luciani, por su parte, era señalado por los medios especializados y por sus colegas como el mayor intérprete de armónica de la Argentina (heredero del legendario Hugo Díaz) y como uno de los músicos más talentosos y versátiles de su generación. Ya había cosechado varios de los muchos premios que recolectaría en su trayectoria y compartido escenario, giras nacionales e internacionales y grabaciones con artistas tan prestigiosos como Mercedes Sosa, Egberto Gismonti, Lila Downs, Eva Ayllón, Gotan Project y Pedro Aznar, entre otros.
Un solo ensayo fue suficiente para conocerse y hacer que sucediera la magia en el escenario. Unos años más tarde, convocados para un nuevo homenaje a Díaz durante el Festival y Mundial de Tango en la ciudad de Buenos Aires, la magia volvió a acontecer. Y allí nació la idea de grabar este trabajo, con la improvisación como premisa de libertad creativa dando título a una placa que comenzó un auspicioso recorrido con la obtención del Premio Gardel 2021, en la categoría Mejor Álbum de Tango.
Tango improvisado, que ya fue presentado en directo en el Centro Cultural Tasso, fue producido por Mavi Díaz y grabado en los míticos Estudios Ion. Cuenta con el acompañamiento de dos grandes músicos: Pablo Motta al contrabajo y Leonardo Andersen a la guitarra, con quienes el dúo de piano y armónica despliega su talento en 10 piezas de orfebrería musical donde conviven tangos, milongas, valses y milongas-candombes. Versiones de ocho obras clásicas del género a las que se suman dos temas propios: uno de Luciani junto al poeta Alejandro Szwarcman (El Sainete del Diablo), donde el armonicista también canta; y otro de Colángelo (Sin pretensiones). No faltan, por supuesto, páginas de Troilo, ya que Colángelo grabó mucha música de “Pichuco” cuando participaba en aquel legendario trío liderado por Hugo Díaz que llegó a publicar tres discos.