Diariofolk

Stick shot es un tipo de golpe muy popular entre los bateristas. Se toca en el tambor, apoyando un palillo sobre el parche y el otro impactando sobre el mismo palillo, y se utilizó muchísimo hasta los años 60. Con ese término decidió Pipi Piazzolla bautizar al cuarto trabajo discográfico de su trío, tal vez para reivindicar la tradición del instrumento y no olvidar sus orígenes.

Daniel “Pipi” Piazzolla, se sabe, es un connotado baterista argentino, fundador también de Escalandrum, un sexteto musical que fusiona jazz, tango, folclore y otros ritmos, que ya lleva 21 años de trayectoria y 14 discos grabados. Pipi es, además –resulta inevitable mencionarlo– nieto del célebre Astor Piazzolla. En el Pipi Piazzolla Trío lo acompañan el guitarrista Lucio Balduini y el saxofonista Damián Fogiel (también integrante de Escalandrum), con los que ofrece, en esta nueva entrega del grupo, una musicalidad inspirada y madura. Stick Shot tal vez no es tan conceptual como sus tres placas anteriores (Arca Rusa, Transmutación y Rata) sino más bien producto de más de diez años de entendimiento musical de estos artistas.

Esta vez, el trío optó por composiciones originales de cada uno de sus integrantes, así como un homenaje a Thelonious Monk, Brilliant Corners. En ese material se pueden encontrar herramientas de los discos anteriores, pero con mayor madurez y de manera más implícita. Hay fuertes melodías, polirritmias y mucha improvisación en un ensamble que despliega una amplia gama de influencias y sigue buscando mejorar de manera constante. La guitarra de Lucio Balduini y el saxo de Damián Fogiel ofrecen gloriosos contrapuntos rítmico-melódicos en los que la batería de Pipi Piazzolla se entreteje orgánicamente.

El álbum –que se presentará oficialmente a fin de noviembre en Thelonious Club de Buenos Aires y tendrá en breve su edición en vinilo­– fue grabado en una sola jornada, con muchos tracks que son primera o segunda toma.