A vueltas con los celtas

02/07/2012 - Santiago Cuervo
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El nombre de Celtius, hallado en un grafito sobre un fragmento de cerámica en el castro de Cellagú, obviamente no se refiere a una onomástica étnica de los celtas en Asturias. Quien sostenga lo contrario fabula, pues la presencia de los celtas en Asturias es pura invención.
Es de sobra conocida la capacidad inventiva de los asturianos que, aunque no somos grandes inventores, somos más dados a la invención y por ello somos grandes “inventadores”. Inventamos la fabada, plato típicamente mediterráneo, como todo el mundo sabe, al igual que el marmitako, el bacalao al pil-pil y el escanciado de la  sidra, un trasunto un tanto exagerado del modo gallego de servir el vino Ribeiro en taza. La lista sería tan larga como inútil, exceptuando el cortador de oricios – nuestros inventos son lúdicos, hedonistas, pero de poca utilidad social-, pero incapaces como somos de exportarlo, tampoco es que tenga demasiada utilidad en una tierra de secano como ésta, porque el mar de Asturias, el Mar Cantábrico, o “La Mar del Medio”, es pura ficción, Asturias no tiene mar, es una invención interesada para justificar relaciones históricas con otros países, a los que convenimos en llamar del “Arco Atlántico”. Nunca hubo comercio de naranjas y limones con la costa francesa, ni de cueros y salmón con Irlanda, ni de avellanas con Inglaterra, como apuntó el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, Carlos Rubiera, en la presentación del Festival Atlántico, hace unos días.

Lo peor de esta inclinación patológica a la invención que tenemos los asturianos y sobremanera los asturianistas, es la absoluta carencia de cualquier vestigio de culpabilidad. Como buenos mitómanos nos creemos nuestras propias mentiras, y somos obstinados. Los intentos de insignes y relevantes hombres de la cultura -musicólogos, antropólogos, arqueólogos, historiadores… y hasta un célebre filósofo categorialmente cerrado- por iluminar nuestras obcecadas mentes, sacarnos de nuestros contumaces desvaríos, nada patrióticos por otro lado, y reconducirnos al seno de la objetividad carpetovetónica donde encontrar nuestro destino en lo universal, han sido en vano; cual Pelayos en el Monte Auseva, resistimos las embestidas de la intelectualidad, somos necios y ya lo saben. Por ello han renunciado a la imposible tarea de rescatarnos, los mercados no apuestan por nosotros. Aunque siempre nos podemos encontrar con algún despistado que no se ha enterado de que siembra en tierra yerma, como pudimos comprobar cuando hace apenas unas semanas en “El Comercio” de Gijón, bajo el título de “Celtas del siglo XXI”, el catedrático de inglés y licenciado en historia Javier Gago García, con un encomiable afán de acercarnos la luz redentora, exponía sabiamente un torrente de críticas contra la supuesta celticidad del pueblo astur.

No conozco los orígenes del Sr. Gago, aunque bien podrían ser estos asturianos, dada su capacidad para la invención, aunque por otro lado poco original. Sería apropiado que encontrase nuevos argumentos que no hayan sido contestados, al menos a lo largo de dos décadas. Si hubiese puesto un poco más de atención al asunto objeto de su crítica, sabría que para cada uno de sus razonamientos nos hemos inventado una respuesta. Veamos algunos ejemplos, los que nos más nos interesan por estar relacionados con la música y el folklore tradicional.

Nos dice el catedrático Gago que la supuesta cultura celta no es más que una invención que surge en el siglo XVIII y que “con la música tradicional caracterizada como música celta, sucede lo mismo, y se ha convertido en uno de los mayores medios de difusión del celtismo y su sentimiento, creando una auténtica tradición inventada, con la unión de los folklores de cada país Celta”.

¡Nos ha pillado! Aunque ya lo sabíamos y por eso Lisardo Lombardía, director del Festival Intercéltico de Lorient, como buen druida astur, preparó el caldero de las pócimas, “Radiografía d’un panfletu”, libro en respuesta a “Astures y Asturianos. Historiografía de la Edad del Hierro en Asturias” de Carlos Marín Suárez, otro bienintencionado carpetovetónico, que buscaba así redimirse de las veleidades célticas de sus años mozos.
Lisardo Lombardía, acorralado intelectualmente, tiró de su inventiva asturiana y se sacó un as de la manga para explicar que “la música Celta es un movimiento musical alrededor de una identidad cultural, en ningún caso etnicista, ni mucho menos racialista. Ni hay identificación de términos. La identificación va implícita en la misma pregunta que se les plantea a los músicos asturianos de cuando en cuando: ¿La música asturiana es celta? Evidentemente, la respuesta no puede ser otra que la música que hacen es música asturiana, y que no lo saben, aunque comprendan que su música norteña tiene un acento propio y en buena medida bien diferenciada de la sureña peninsular. Porque, ¿quién sabe cómo era verdaderamente la música que hacían los celtas, o los romanos, o los etruscos?”

Lisardo Lombardía nos da cuenta de una noticia aparecida en el diario “El Carbayón” el 11 de febrero de 1915 y que recogía una conferencia Eduardo Martínez Torner, otro ilustre “inventador”: “Después de hablarnos del origen e historia de la canción popular, de sus varias formas y de las evoluciones que ha sufrido a través de los tiempos, estableció muy atinadas comparaciones entre las canciones asturianas y las de los pueblos de origen céltico. A juicio del Sr. Torner, nuestras canciones antiquísimas, tanto en su forma poética como armónica, arrancan de la famosa triada de los celtas. Para demostrarlo fue ejecutando al piano algunas de estas canciones en sus aspectos antiguo y moderno. En efecto, la semejanza no puede ser mayor. Para explicar cómo las costumbres y el ambiente de los pueblos influyen definitivamente en la estructura de las canciones, demostró prácticamente, al piano, la analogía que existe entre los cantos astures y los de Bretaña, Auvernia, Irlanda, País de Gales y Escocia”.

La gaita también es foco de atención de la ilustrada crítica del Sr. Gago, lo cual agradecemos, pero habría ahorrado tiempo y tinta si se hubiese informado antes. De sobra sabemos por estas tierras que la gaita no es un instrumento celta, aunque probablemente como el Sr. Marín, también haya visto un supuesto celta tocando la gaita en un disco de “Naciones Celtas”. No es un mensaje subliminal, ni tampoco una declaración étnico musical, es todo más sencillo, no pasa de ser un motivo ornamental que no abriga retorcidas intenciones. Lo que les convendría saber es que los musicólogos clasifican la cornamusa en familias instrumentales y la gaita asturiana pertenece a la familia clásica al igual que otras gaitas de Irlanda, Galicia, Escocia, Flandes, Italia, Francia, Tras Os Montes o Sanabria. Decía Ramón Pérez de Ayala, quizás el literato asturiano más importante del siglo XX, que “la gaita asturiana y la escocesa son idénticas”, lo que no es de tomar en cuenta, porque como gran narrador era un excelente “inventador”, capaz de inventarse un origen celta: “Mi padre era castellano de Tierra de Campos (Campos Góticos), un godo. Mi madre era celta de lo más puro…”.

Aseguraba J.A. MacCulloch que los celtas habían nacido soñadores. Quizás aquí encontremos la explicación de esta tendencia tan asturiana a la “invención”, en absoluto comparable al engaño y falseamiento que exhiben los más ínclitos representantes de Carpetovetonia, que pululan por esta tierra. Exhalan sin rubor las más burdas falacias, elaboradas en el horno de sus prejuicios; todo vale contra los bárbaros apóstatas del norte que osan poner en entredicho la verdad oficial de la metrópolis, desde acusarnos de nazis por la coincidencia ideológica y el uso racial de lo celta, a la reivindicación de los calzones y la montera como vestimenta de origen celta, cualquier ocurrencia puede ser válida cuando se trata en emponzoñar trabajos serios y rigurosos, sean estos musicales, arqueológicos o históricos.

Hasta ahora, para la santa cruzada carpetovetónica, la huella celta en Asturias no pasaba de ser anecdótica, pero el Sr. Gago ha ido mucho más allá: sencillamente no existe, jamás hubo celtas en Asturias y por lo tanto hemos de suponer que todo es una manipulación, desde los símbolos en hórreos y paneras, hasta los estudios del servicio de inmunología del Hospital Central de Asturias. Todo es un invento de estos “inventadores” de gaita y tambor, tanto la afinidad entre reels y saltones, muñeiras y xigas, y el lirismo de la tonada y los cantos a capela de Irlanda (sean-nós).
Creo que fue Xuacu Amieva el que dijo que nuestro celtismo no tiene pretensiones irredentorias, pero sí de respeto a  nuestra cultura en el encontramos fuentes de lo nuestro, y no es un capricho. No negamos ningún pasado, ni intercambios culturales con otras culturas peninsulares. De ello se ha enriquecido la tradición pero, parafraseando a Lisardo Lombardía, tan legítimo es sentirse cerca de los músicos del Nilo como admitir que Alan Stivell o The Chieftains son de la familia.

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  1. Juan Danilo Orozco

    Astur: antiguo pueblo Celta asentado al noroeste de la españa romana. Diccionario de la Lengua Española, Espasa Calpe 2.005.
    Pasaron los celtas los Pirineos y se esparcieron por el Norte y Oeste de España, avanzando también hacia el centro y Sur donde lucharon primero y se fundieron después con los iberos y de aquí la Celtiberia. Con el nombre de cultura celta asturiana se hace referencia al conjunto de rasgos culturales que Asturias comparte con otros países del Arco Atlántico como Galicia, Bretaña, Irlanda y Cornualles, y en los que predomina el componente céltico.
    Celtas puros poblaron Cantabria, Asturias, Galicia o Galecia, en cuya costa se hallaba el cabo céltico (Finisterre) o Nerio, que dió nombre a los “Célticos-Nerios”, vecinos de los “Célticos-Presamarcos”.
    Según Aureliano Fernandez Guerra, “Historia de España..” (Pueblos celtas de la Península Ibérica), hasta el puerto de la Herradura, de la provincia de Granada, llegaron las últimas invasiones de los celtas y el celta se enseñoreo de la Serranía de Ronda, de la Céltica, del Guadiana, Río Tinto, de la Lusitania o Galecia, de la Asturias y Cantabria. Las criaturas que pueblan el folclore de los pueblos celtas de las Islas Británicas viven, al igual que los seres de la mitología asturiana, en un mundo inmanente y paralelo al de los hombres, y suelen manifestarse a éstos en ciertos lugares o en determinadas fechas. Tales lugares y momentos, ya se concreten en la fuente de la xana, el castro de los moros, o el castillo del Grial; la noche de San Juan, la víspera del 1 de mayo o de Todos los Santos; constituyen puntos de conexión entre el mundo de los mortales y el mundo feérico.

     
     
  2. Ruben Villanueva

    Hombre, es como si los asturianos fueramos imitadores de todo y como no tenemos nada nuestro nos apropiamos de ideas ajenas.
    Yo creo que sí había celtas en Asturias, ¿y los nombres de los pueblos inspirados en los dioses?¿y los castros? Ya los romanos lo decían y eso está escrito en piedra.
    No creo que en la antigüedad (imagina el s. XIX) un señor de un pueblo remoto le diera por dibujar símbolos celtas en los hórreos porque alguien le convenció de ello, ¡si hasta podría haber sido analfabeto el pobre hombre!.¿Y qué pasa con los grabados en los edificios pre-románicos?
    Claro, se debe entender que lo celta era una cultura y no un pueblo determinado.
    Y una última reflexión, ser asturianista no signifia ser anti-español, lo digo por si acaso…

    Puxa asturies!!

     
     
  3. galaecio

    Los únicos celta que vivieron en lo que hoy es Asturias eran los galaicos que no gallegos que vivieron y viven en el occidente de Asturias, en la antigua provincia romana denominada Gallaecia que no se corresponde, pese a quien le pese, con la actual Galicia. Asturias es lo mismo que Austria (territorio del este) y era el este de Gallaecia.

     
     
  4. rca20-4@hotmail.com

    No hombre, si la historia miente, como los asturianos. Un poco más e inventamos la paella. Hay que ver

     
     
  5. Silvia

    Buenas noches, voy a hacer un esfuerzo sobre humano por mantener la educación y dirigirme a ud con un respeto que, no sólo no se merece, sino que ni siquiera tiene hacia los demás. En primer lugar, su afirmación de que “la inventiva de los asturianos es más que conocida” es no sólo un insulto manifiesto a toda una cultura y comunidad autónoma sino tambien una muestra de su falta de educación y de su pobre conocimiento de la cultura sobre la que habla. En segundo lugar, sus argumentos y exposicion de hechos y datos sobre los que fundamenta su ignorante opinión, son totalmente falsos o deliberadamente tergiversados. Es una vergüenza que se permita que artículos como el suyo se publiquen en blog alguno y que ignorantes descerebrados como ud tengan cabida en un medio publico. Teniendo en cuenta los estudios que demuestran que no solo es la cornisa cantábrica celta sino que es precisamente donde nació dicha cultura, espero que este ud muriéndose de vergüenza por haber escrito este post y que sea el objeto de burla continúa de sus colegas y de su profesión.
    Por último decirle que, puesto que el lenguaje que he utilizado en este comentario es respetuoso en un grado que sus afirmaciones no se merecen, me voy a permitir el deshagodo de despedirme en un tono diametralmente opuesto: eres un zopenco y un cateto de cuidado y no se puede ser más FATO… PUXA ASTURIES y

     
     
  6. Laura

    Siento vergüenza ajena al leer su artículo, Santiago. Y se lo dice una historiadora.

     
     

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