
La primera idea era que esta edición recuperara las iniciativas relacionadas con el baile folk, pero la situación sanitaria lo ha impedido. No obstante, de momento, Carol confirma que se intentarán mantener mínimamente las sesiones de baile. Para comenzar, en la inauguración intervendrán el trío catalán La Gravetat de Coulomb y el dúo gallego Caamaño & Ameixeiras, dos formaciones centradas en el baile, pero con suficiente versatilidad para permitir el formato de concierto. Después, habrá que esperar al 1 de abril para que, si ha disminuido la influencia de la covid, se pueda bailar celebrando el quinceavo cumpleaños del grupo Bruel y asistiendo a la presentación del nuevo proyecto de Pere Romaní.
Al margen de esta frustrada pero tan necesaria recuperación de los bailes, el Tradicionàrius deberá volver a conformarse con un aforo del 70% y a marcar a las 20.30 la hora de inicio de los conciertos, en los que se mantendrán las medidas de seguridad anti-covid. Con un presupuesto de continuidad de 133.000 euros, las actividades se desarrollarán cada viernes, también habrá programación algunos jueves -con las sesiones a pie de escenario, los sábados y domingos, además de los miércoles, en que continuan las sesiones de improvisación en el bar de CAT coordinadas por Marcel Casellas. También reaparecen los recitales de folk en los mercados de la villa de Gràcia, los Foguerons de Sant Antoni, la Nit de les Terres de l’Ebre, con Quico el Célio, el Noi i el Mut de Ferreries junto a sus invitados, y se está intentando organizar la clausura del festival en la plaza de la Vila de Gràcia, en la que participarán los grupos locales de cultura popular y la formación Germà Negre. Además, en esta edición el certamen también se adhiere a los actos que se organizan el 8 de marzo con motivo del Dia de la Mujer, con una programación de tipo feminista. Por el lado negativo, de nuevo ha sido necesario aplazar el proyecto Tradicionàrius en las Escuelas.
Entre otras actuaciones, el CAT acogerá las de Artur Blasco con Arnau Obiols, un encuentro intergeneracional vinculado a la tradición del Pirineo; dos músicos vascos, el acordeonista Joseba Tapia, que estrenará su nuevo proyecto, y Amorante, un hombre-orquesta que juega con la electrónica; el sonador de cornamusa Cesc Sans, que presentará el disco Infinit; Pol Aumedes, que realizará un itinerario musical a partir de una exposición exhibida en los diferentes espacios del local; el proyecto vinculado a los instrumentos de cuerda formado por Blanca Altable, Jesús Enrique Cuadrado, Natalie Hass y Jaime Muñoz: el grupo El Pony Pisador, con sus canciones inspiradas en la tradición de los marineros; Ballades d’arrel, una iniciativa que consiste en una improvisación entre un músico y un bailador que no se conocen, que protagonizarán Claudia Cabero y Lali Mateu; Roger Andorrà también estrenará el nuevo disco de su Electrogralla; un homenaje al fallecido Paddy Moloney, líder de los irlandeses The Chieftains; Jaume Ayats presentará el libro La polifonia catalana, en un acto que quiere ser el punto de partida de una propuesta para intentar que el hecho de cantar sea interpretado como un instrumento de encuentro, coincidiendo con el centenario de la Obra del Cançoner Popular de Catalunya; y también habrá una Noche Amazigh, con la cantante saharaui Aziza Brahim y el grupo Cafè d’Alger.
En 2022 crece la combinación con el festival hermano BarnaSants, probablemente porque, como dice Carol Duran, “cada vez hay más artistas que se sitúan entre la canción de autor y la canción de raíz”. Así, entre otras actuaciones, está prevista la programación conjunta de Maria del Mar Bonet con Borja Penalba, interpretando el disco Saba de Terrer; la mallorquina Mar Grimalt, ganadora del último concurso Sons de la Mediterrània; Rosa Zaragoza, presentando su reciente disco con canciones de los judíos catalanes; Anna Ferrer, estrenando un espectáculo producido por el Niño de Elche sobre la tradición menorquina: el fundador de Al Tall, Vicent Torrent, con su nuevo trabajo en solitario; el alguerés Claudio Gabriel Sanna, y el tortosino Arturo Gaya, que también presentará su primer disco en solitario.
Este año, el Tradicionàrius también coproducirá espectáculos con otros recintos de la Ciudad Condala: en el Palau de la Música actuará la Orquestra de Músiques d’Arrel Catalana, y en L’Auditori, Pep Gimeno “Botifarra” se presentará con la Banda Municipal de Barcelona.
Finalmente, habrá dos sesiones dedicadas al público familiar, los domingos al mediodía. La primera, con Les Anxovetes, y la segunda con el proyecto de Xavi Lozano Bufasons. Por otra parte, el Tradicionàrius al Territori continua con su expansión, incorporando el homenaje que se realizará el 30 d enero en Prada del Conflent (Catalunya Nord) a Maties Mazarico, con diversos músicos de los Países Catalanes, y un encuentro de música que se hará en Sallent, el pueblo natal de Jordi Fàbregas. Y hablando del antiguo director del festival, la organización ha indicado que el 21 de enero, aniversario de su muerte, tendrá lugar una acción realizada por los músicos jóvenes de la casa, sin acabar de concretar en qué consistirá.
Como se puede comprobar, el 35 Tradicionàrius continuará estando bajo el síndrome de la pandemia, aunque ya se pueden intuir algunas de las tendencias que quiere imprimir su directora. La primera tiene mucho que ver con la imagen del festival: el cartel de esta edición es una fotografía, obra de David Ruano, donde aparecen la guitarra y la gralla de Jordi Fàbregas junto a una pedal loop station que representa todo un símbolo de la renovación. Así pues, sin dejar de ser respetuoso con la tradición, el festival quiere abrir las puertas a la experimentación hasta el punto de convertir el CAT en una especie de laboratorio, buscando tanto la implicación de los músicos como la del público. En definitiva, la intención es interpretar la evolución de la sensibilidad contemporánea sobre la tradición musical para poder acompañarla en este proceso. Desgraciadamente, al proyecto le falta una pata, la de la cooperación internacional, paralizada por el coronavirus, aunque “hemos comenzado a desplegar los tentáculos, pero todavía es pronto para ver los resultados reflejados en la programación”, concluye Carol Duran.