Pregunta: Poco a poco te has convertido en una de las voces de referencia dentro de la música sefardí.
Respuesta: No sé si soy una voz de referencia, desde luego el sefardí es el repertorio que conozco más que ningún otro. Fuera de la música de los primeros años de los 80, las primeras músicas que escuché fueron sefardíes. En todos los proyectos a los que he estado vinculada, incluso en L’Ham de Foc, siempre puse alguna canción de repertorio sefardí, porque era algo que en mi mente ya era más que un proyecto, era una realidad, pero tenía que ir dosificando muchas veces las canciones que incluía en unos u otros proyectos. En otros casos ha sido un proyecto único, como en el caso de Aman Aman, pero después en las múltiples colaboraciones, tanto con Espéculum como con Al Andaluz Project, donde también interpreto repertorio sefardí, y con Capella de Ministrers, también tengo repertorio único de canciones sefardíes. Ha sido algo que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida profesionalmente, y también como oyente y como investigadora ha sido uno de mis repertorios predilectos. Pero yo no sé si soy una voz de referencia o no.
La música sefardí rescata emociones que están en el sentir de hombres y mujeres sea cual fuere la época en la que han vivido.
P: En los últimos años resurge el interés por la cultura sefardí ¿Por qué crees que es así? ¿Cómo ves las distintas aproximaciones desde el mundo del jazz, del rock, de la copla…?
R: Yo creo que el interés por la música sefardí nunca ha desaparecido, ha sido constante y siempre ha habido intérpretes de música sefardí. Podemos remontarnos a Joaquín Díaz, por ejemplo, que hace unas cuantas décadas ya lo interpretaba. Es un repertorio que siempre ha suscitado interés, quizá porque las canciones tienen temáticas muy sencillas que podemos compartir y entender todos, rescatan emociones que están en el sentir de hombres y mujeres sea cual fuere la época en la que han vivido. Ese creo que es el punto más interesante de la música sefardí y también puede que la vertiente histórica relacionada con la historia de España. Uno de los motivos que más me atrae es la relación con el romancero panhispánico, mucha parte de la historia nacional me resulta muy interesante. Nunca han dejado de sucederse los intérpretes y especialmente ahora han coincidido en el tiempo y en el espacio diferentes interpretes, cada uno con su visión diferente. Me parece estupendo que haya la libertad para reflejar el sentir de cada uno, eso es lo que hace que la música se diversifique, que sea una paleta bien nutrida de colores y que no queden todos los registros musicales en la gama de los grises. Cada observador transporta su propio espacio y su propio tiempo, y tiene una apreciación deferente de todas las circunstancias y también de las músicas. Por razones de mercado, muchas veces se tiende a unificar criterios pensando hacer algo más atractivo para un potencial público y eso es lo que unifica más las músicas, pero si uno atiende a su sentir y a una propuesta honesta sería muy diversificado, como está ocurriendo actualmente. Siempre ha ocurrido; tomemos como ejemplo el repertorio sefardí de Oriente y el de Occidente, un romance cantado en Tetuán o cantado en Sofía, el mismo romance suena diferente, aunque fuera a capela. Siempre ha ocurrido esta diversificación cuando la música y el canto era algo natural, honesto, sincero y sin pretensiones comerciales.
Es estupendo que haya la libertad para reflejar el sentir de cada uno, eso es lo que hace que la música se diversifique y sea una paleta bien nutrida de colores.
P: ¿Qué diferencias hay entre tu trabajo Sephardic Legacy con Aman Aman y con la parte sefardí de Al Andaluz Project?
R: La diferencia es notable, la sonoridad de Aman Aman estaba vinculada a la que podíamos encontrar en el Mediterráneo oriental en la zona de los Balcanes, Turquía o Grecia por la instrumentación -algunos de los músicos eran griegos, con una sonoridad muy oriental- y por los instrumentos también: el ney, la lyra y el qanum. En este nuevo disco hay una visión más occidental del norte de África. En cuanto a Al Andaluz Project, la sonoridad se aproximaría más a un grupo de world music, aunque no hay instrumentos eléctricos, siguen siendo instrumentos acústicos, pero es un concepto un poco más alejado de lo puramente tradicional, un sonido más abierto a fórmulas pop y rock en sus ritmos, una visión más global, no tan particular.
P: ¿Cuál ha sido el papel de Jota Martínez en Sephardic Legacy?
R: Él ha sido el director del proyecto. Después de muchos años trabajando con instrumentos como las zanfonas o las cítolas, se ha especializado en ellos y ha trabajado con grupos como Axivil, Eduardo Paniagua, Ensemble L’Allegrezza, diferentes formaciones de música antigua. Como director del proyecto, ha hecho todos los arreglos de las canciones, la notación en partituras e incluso unas partes compuestas, porque las músicas sefardíes son eminentemente vocales y las partes musicales se tienen que componer si quieres que existan. Si no tendríamos que hacerlo a capella y acompañándonos de las palmas y algún instrumento de percusión, pero estamos en el siglo XXI y lo que podemos aportar a esta música tradicional es nuestra visión personal de un repertorio que está interpretado desde muchos puntos de vista. Ese ha sido también el papel de Jota Martínez.
P: Háblanos del repertorio que habéis reunido en este disco ¿Cómo habéis hecho la selección de canciones?
R: Hay mucho para elegir en el repertorio sefardí, pero quería canciones que no hubiese tocado ya en otras formaciones y quería viajar para investigar en los archivos de la Biblioteca Nacional de Jerusalén, creo que los más grandes de música sefardí. El viaje quedó pospuesto por mi maternidad y hasta el momento todavía no he podido ir, iré el año que viene. Tampoco había un epígrafe bajo el que quisiera englobar los trabajos, se han seleccionado las piezas que yo quería rescatar del legado serfadí, que para mí merecen un lugar destacado por sí mismas, son piezas que merecen ser conocidas y legadas.
P: ¿Habéis hecho trabajo de campo con este disco, habéis viajado para escuchar cantar a los intérpretes?
R: Con este disco en concreto no, como el viaje a Jerusalén quedó pospuesto no se ha hecho labor de campo en primera persona, pero el momento de hacer un disco acudimos a las fuentes más originales que tenemos. No son grabaciones de campo hechas por nosotros, pero son grabaciones de campo hechas por musicólogos y etnográfos como Judith Cohen o Susana Weich-Shahak, que han compartido sus grabaciones documentales y son accesibles a través de ese gran archivo documental que tenemos aunque no lo hayamos hecho nosotros. Las personas aprendemos también en base a la imitación de aquello que pensamos que es mejor de lo que tenemos. Vale la pena honestamente mirar y aprender de eso, no hay que tener vergüenza, al contrario.
Aprendemos en base a la imitación de aquello que pensamos que es mejor de lo que tenemos. Vale la pena honestamente mirar y aprender de eso, no hay que tener vergüenza.
P: ¿Destacarías algún tema del disco?
R: A mí me gusta especialmente la canción de cuna, Nani nani. Como reza también en el texto que le acompaña, es uno de los pocos ejemplos que hay de canciones de cuna, porque en los romances que son tan largos, se enredan y se desenredan, aparecen nuevos personajes, historias truculentas sustituyen un poco a las canciones de cuna y entretienen a ambos, al que canta las canciones y al bebé que se está intentando dormir. Esta canción me gusta porque está cantada desde el dolor de una madre que se sabe traicionada por su esposo que le está siendo infiel, y esto es lo que le canta al niño mientras le duerme. El solo de zanfona interpretado por Jota es lo mejor que he escuchado, para mí es una maravillosa pieza dentro de otra pieza. Ese sonido me llevó muy atrás en el tiempo.
P: Buzimis es un tema instrumental. ¿Cuál es su historia?
R: No es un tema propiamente sefardí, es un tema instrumental de la tradición búlgara donde hay una comunidad muy grande de sefardíes, los únicos del Imperio Otomano que se salvaron del exterminio brutal de la Segunda Guerra Mundial. Los búlgaros los ayudaron y consiguieron esconderlos en el país hasta que terminó la guerra. Salónica, a la que llamaban “la Jerusalén de los Balcanes”, era la única ciudad de la zona de la diáspora donde el idioma oficial y el que más se hablaba era el judío español, tal era el número de judíos que se asentaron en Salónica.
P: Háblanos de tus otros proyectos de música sefardí.
R: Con Al Andaluz Project sacaremos el disco Salam en septiembre, en la misma línea de rescatar canciones de judíos, moros y cristianos, e incluiremos temas de trovadores que fueron influidos por la música andalusí. No solamente nos centramos en esas tres culturas, el árbol tiene ramas y ramitas. Las grandes ramas de esas músicas dieron origen a otras músicas que rescatamos en este disco. Las conexiones con los primeros trovadores las encontramos en la obra del primer trovador de la historia, que fue Guillermo X de Aquitania. Su abuelo trajo esclavos de la zona de Al Ándalus y con ellos viajaron las costumbres y la música, y se dice que el tomó de ahí muchas referencias para sus composiciones, de la sensibilidad de la música andalusí. Por otra parte, está el proyecto con Youssef el Houssaini y Aziz Samsaoui, con el que hace más de 15 años que trabajo. También estaba en Aman Aman y en L’Ham de Foc en su día, está en Al Andaluz Project y nos sigue acompañando en este proyecto con Youssef el Houssaini, un cantante que viene de la tradición sufí de Tetuán. Su abuelo fue el primero que hizo una cofradía sufí, ya que los sufíes se reúnen en cofradías donde leen poesía e interpretan música. Hoy en día el sigue la tradición de su abuelo, se sigue reuniendo en la cofradía para hacer música, leer poesía… Con ellos hacemos un repertorio de música sefardí y andalusí, cuyo título es “Sefarad en el corazón de Al Ándalus”. Estamos estudiándolo, porque cinco trabajos en un año son muchos trabajos y cuatro de ellos son seguros. El proyecto con Capella de Ministres está previsto en junio, con ellos el repertorio es únicamente sefardí, son músicos de música antigua y la sonoridad es sustancialmente diferente y de alta calidad. Llevan 25 años tocando y creo que tienen 40 discos grabados, es un grupo de referencia. Sefarad, la música encerrada es el título del disco y estaremos en Córdoba en el Festival Internacional de Música Sefardí.
P: Háblanos del título y del repertorio de Lo Testament.
R: Creo que es bastante obvio el sentido del título, legar, dejar en herencia estando todavía vivos para que después no pueda haber riñas por el patrimonio. Queremos dejar lo aprendido durante estos 20 años de trayectoria profesional, unas piezas que para nosotros son joyas de nuestra tradición, y verdaderamente lo hacemos con la esperanza de que alguien pueda recoger este legado que a nosotros nos fue transmitido en su día. Ninguno de estos temas nos llegó por tradición oral, las fuentes siguen siendo las grabaciones hechas en la Fonoteca de Materiales valenciana, que es una colección de discos sobre la tradición del País Valenciano, y también los cancioneros y compilaciones de musicólogos. Tenemos la esperanza de que aquellos que nos sucedan puedan recoger el patrimonio y seguir con él.
Con Lo Testament queremos dejar en herencia lo aprendido durante estos 20 años, unas piezas que son joyas de nuestra tradición, con la esperanza de que alguien pueda recoger este legado.
P: ¿Se han respetado letras y melodías o se han reelaborado? ¿Hay algún tema compuesto por Solatge?
R: La letra que da título al disco es de una canción de Cocentaina, es uno de los pocos romances que se conservan en nuestras tierras y tiene una letra tradicional. También en una canción de cuna que incluimos, Mareta, que es la canción de cuna que más niños ha dormido en estas tierras y que todavía se sigue cantando, una de sus estrofas es tradicional y las demás son de nueva composición. Hay músicas tradicionales, cuyas referencias buscamos en esos archivos sonoros y bibliográficos, pero hay muchas piezas inspiradas en los cánones y parámetros de la tradición, que son de nueva creación. De los temas tradicionales desconocemos su autoría y con estas canciones que aportamos esperamos que algún día este testimonio se recuerde y se siga tocando, aunque no se recuerde nuestro nombre.
P: Antes te preguntaba por Jota Martínez, ahora te tengo que preguntar por Eduard Navarro. ¿Qué papel ha tenido Eduard en este disco?
R: Él es un gran conocedor de la tradición valenciana. Durante la Transición y tiempo después, Valencia se había quedado sin músicos e intérpretes de música tradicional y popular, hubo una depresión en nuestras músicas tradicionales e incluso estuvo a punto de perderse el instrumento bandera de la tradición valenciana, que es la dulzaina, que compartimos con otras regiones. En ese momento, Eduard Navarro tomó conciencia del peligro de desaparición y fue uno de los grandes impulsores y recuperadores, tanto del instrumento como de su repertorio. Hoy en día no hay ciudad ni pueblo que no tenga su escuela de tabal, el instrumento de percusión que acompaña tradicionalmente a la dulzaina, y de la propia dulzaina. Nunca ha dejado de enseñar en todos estos treinta y muchos años, y ha ampliado el rango de instrumentos sobre los que enseña. Recientemente ha sacado un libro, “Recull per a dolçaina”, de piezas para instrumentos de viento, preferentemente para dulzaina, y además del repertorio valenciano, introduce alguna pieza balcánica. Es un músico con una mentalidad abierta y capaz de asimilar muchas cosas. En este caso se ha ocupado de la selección de los temas, la dirección y la búsqueda del material, y yo he aportado las letras y algunos arreglos en las melodías vocales, pero el trabajo es básicamente de él.
P: Se ha definido la música de Solatge como tradición musical mediterránea, de la antigua corona de Aragón, de la tradición valenciana… ¿Cuál sería tu definición?
R: No es un grupo de música antigua, porque después de la leyenda que acompañaba al disco anterior -Músicas tradicionales en el ámbito de la antigua Corona de Aragón- mucha gente pensaba que hacíamos música antigua. Quizás fue un título poco acertado, en todo caso hacía referencia a lo que se interpretaba en Deria. En Lo testament queremos prescindir de ello porque no hacemos solamente música de la antigua Corona de Aragón, sino música mediterránea, queremos tener la libertad de interpretar e incluso de componer piezas con un inevitable acento y una sonoridad mediterránea, como no puede ser de otra manera porque nuestra genética y nuestra expresión están estrechamente vinculadas al Mediterráneo. Queremos sentirnos libres, quitar cadenas y que se aprecie lo que subyace en esa música.
P: La formación de este segundo trabajo es muy parecida a la de Deria ¿Cómo ha evolucionado Solatge en estos años?
R: En Deria teníamos contrabajo y percusionista, pero en este disco hemos preferido la sonoridad sin contrabajo y la percusión también la toco yo. Hemos introducido un zanfonista, Abel García, que es el músico más joven de todos y ha llevado su instrumento a territorios más de vanguardia, como Krama, ritmos trepidantes, improvisados con ciclos larguísimos, música casi científica, una línea de trabajo en la qué él está inmerso. Entonces tenemos a Eduard Navarro, que representa la visión personal y profesional de las músicas tradicionales; a Jota Martínez, que en los últimos años se ha dedicado a la música antigua con Eduardo Paniagua, Ensemble L’Allegrezza y Axivil, más vinculado a las músicas históricas, y un tercer estrato con Abel García, que está representando ese paso adelante de las músicas tradicionales. Y la combinación de esos tres personajes creo que es una buena elección, tenemos todos los estratos cubiertos.
P: Siempre cuidáis el diseño gráfico de vuestros discos. Háblanos del diseño de Lo Testament.
El diseño y la portada están hechos por Luis Barbolla. En la portada vemos un pañuelo muy antiguo, de los que conservan las abuelas, con sus encajitos, y un abecedario del año 1936 bordado alrededor. En la fotografía está sacado tal y como aquella mujer lo bordó puntito a puntito en 1936, y me gusta especialmente la estética.