Agus Barandiaran: “Decir Kepa Junkera es decir El Maestro”

22/04/2015 - Por Carlos Monje
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Korrontzi, uno de los grupos más importantes del folk en Esuskadi, toma su nombre de un trikitilari de Munguía que vivía a duras penas de la música tradicional, pidiendo a las puertas de una iglesia. El grupo, por el contrario, ha logrado que la música tradicional vasca se conozca en medio mundo y acaba de cumplir su primera década de existencia. Para celebrarlo acaba de publicar Korrontzi & BOS, un disco por todo lo alto con la Orquesta Sinfónica de Bilbao. Charlamos con Agus Barandiaran, trikitilari y líder del grupo.
Korrontzi

Pregunta: Korrontzi acaba de cumplir 10 años en los escenarios. ¿Cómo surgió el grupo y cómo ha cambiado en este tiempo?
Respuesta:
Empecé a tocar la trikitixa en el año 88, con un señor muy mayor llamado Rufino Arrola. Yo tenía 13 años y él era un anciano de 82. Me enseñó a vivir la trikitixa y a tocarla, y desde entonces he hecho mi vida alrededor de la triki, he dado clases, he tocado en infinidad de eventos, de kalejiras [rondas], siempre alrededor de la triki. Llegó un momento en que además de tocar las canciones tradicionales empecé a improvisar cosas mías y a hacer temas, y así, encima de esos temas tradicionales, fui probando melodías y cerrando mis temas. Para grabar un disco y mover esos temas que había creado, surgió la idea de crear un grupo. Me junté con Mikel Romero y empezamos a montarlo en 2004; acto seguido llegó el interés de Manuel Domínguez [de la discográfica Nubenegra] desde Madrid y con él grabamos el primer disco. Mucha gente cree que somos muy conocidos en Euskadi, y ahora sí lo somos, pero hace siete u ocho años éramos mucho más conocidos fuera de Euskadi, en el circuito folk y tradicional, que dentro. Primero tuvimos que funcionar y ser conocidos fuera para ser conocidos en Euskadi. Sobre todo nos vino la oportunidad al ganar el Eurofolk, el Navelgas y quedar terceros en el concurso de Ortigueira. No sé si los concursos son bonitos o no, cuando la música hay que puntuarla quizá no sea lo más adecuado, pero es la manera que nosotros tuvimos para darnos un poquito a conocer y para ser conocidos luego también en Euskadi.

Hace siete u ocho años éramos más conocidos fuera de Euskadi que dentro. Tuvimos que ser conocidos fuera para ser conocidos en Euskadi

P: Vuestros discos siempre han sido grandes producciones. El segundo ya era un CD y DVD en directo, con invitados. ¿Habéis tenido apoyo institucional o todo el dinero sale de vuestra propia productora?
R:
Según el disco. Por ejemplo, en el disco ‘Getxo’, que fue el segundo, se involucró muchísimo el festival de folk de Getxo, que siempre apostó por nosotros. En los primeros años tocamos tres veces en el festival y ellos mismos también nos iban proponiendo mejores ideas, más potentes, y de alguna manera cogíamos el reto. En este ‘Symphonic Bilbon’, en este regalo de cumpleaños que nos hemos hecho, el Ayuntamiento de Bilbao es quien pone los medios, la orquesta sinfónica y un montón de ganas. Aparte de la ilusión que nosotros teníamos, el Ayuntamiento de Bilbao es el que nos cubre las espaldas para poder sacar este producto, que por nuestra vía o de la discográfica Baga Biga habría sido inviable; es carísimo todo lo que conlleva una orquesta sinfónica, los medios técnicos, ha sido un choque de trenes entre el mundo tradicional y el mundo sinfónico, pero para mí ha salido magnífico.

korrontzi2

P: Hablemos un poquito de vuestros discos anteriores. El tercer trabajo es un DVD donde junto a Oinkari ofrecéis un espectáculo de danza.
R:
Tuvimos el capricho de hacer algo alrededor de la danza, nosotros siempre hemos intentado por lo menos incitar a la danza. Rufino Arrola, el maestro que me enseñó la trikitixa, siempre decía que lo que más importaba es que la gente se lo pasara bien y bailara, y siempre hemos tenido esa obsesión, entre comillas, de hacer bailar a cualquier persona que esté delante. De ahí vino el DVD que sacamos en 2010 el Infernuko Hauspoa, en el que nos hicimos acompañar de un grupo de baile como Oinkari, y de ahí en adelante.

No sé si los concursos son bonitos o no. Quizá no sea lo más adecuado puntuar la música, pero es la manera que tuvimos de darnos a conocer un poquito

P: Tradition 2.1 es el disco más cosmopolita, mezclábais la trikitixa con sonidos de medio mundo.
R:
La primera idea de ‘Tradition 2.1’ era recoger los viajes que había hecho Korrontzi. Durante todos estos años ha viajado a infinidad de países y festivales, desde EEUU a Marruecos, Rumanía o Alemania, y siempre nos hemos hecho amigos o conocidos de otros artistas porque compartes escenario y vas haciendo lazos. En ese disco quisimos hacer un resumen de esos viajes y de esos amigos que habíamos conocido por ahí, y grabamos las aportaciones que ellos hacen a nuestra música.

P: ¿Cómo fue trabajar con el prestigioso Javier Limón?
R:
Javier quiso hacer la postproducción y los arreglos para dos temas, le interesó la idea de producir a un grupo vasco porque en sus inicios también había producido y tocado alguna cosa en el festival de Ortigueira y, aunque se le conozca más por su faceta flamenca, también había producido cosas para el folk, para músicas gallegas. En principio iba a colaborar tocando la guitarra solo en un tema y surgió la idea de tocar en otro más y hacer la postproducción del disco. Nosotros los teníamos muy enfocado, pero él miró los temas desde fuera y nos dijo lo que creía que valía y lo que creía que era mejor cambiar. Esa es la experiencia que tuvimos con Javier Limón, y el disco Tradition 2.1 tuvo gran aceptación en los World Music Charts y la discográfica ARC lo ha reeditado con una distribución mundial que nos ha llevado a tocar por festivales o a ser seleccionados por el Womex en Santiago.

Javier Limón quiso producir a un grupo vasco porque en sus inicios también había producido y tocado para el folk

P: Con el nuevo disco Korrontzi & BOS tiráis la casa por la ventana y celebráis el 10º aniversario. Parece poco tiempo para una producción y una obra tan importante.
R:
Así es, la primera idea de grabar con una sinfónica no es nuestra. Nosotros queríamos hacer un concierto especial, hablamos con el Ayuntamiento de Bilbao y les propusimos hacer un concierto en directo basado en el disco anterior, Tradition 2.1, con invitados que habían participado en él. Nos quedamos sorprendidos porque el Ayuntamiento de Bilbao dijo que quería hacer un concierto especial de Korrontzi sin invitados, con la orquesta sinfónica. No habíamos contemplado esa posibilidad porque era poco tiempo y era inviable económicamente, pero el Ayuntamiento nos lo puso tan fácil que no pudimos rechazarlo. Hay que darle gracias al Ayuntamiento, a Joseba Rosales, el técnico de Cultura y gran culpable de este proyecto, que nos puso todo en nuestra mano. Es un tren que pasa una vez en la vida y no podíamos rechazar la posibilidad de tocar con la sinfónica. Acto seguido aceptamos la oferta, claro, pero de repente sientes un vértigo terrible. ¿Cómo canalizar nuestra música para que toquen 95 músicos? Esa música que has creado en casa, esos valses, esos fandangos, esos arin arin… Nos pusimos en contacto con una de las personas fundamentales en este trabajo, Xabier Zabala, que toca el acordeón y ha trabajado en un montón de proyectos para orquestas sinfónicas, sobre todo en Euskadi. Era la persona idónea porque conocía el mundo tradicional y el mundo sinfónico. Xabier cogió  las riendas de este proyecto, empezamos a hacer una primera criba de temas y durante unos meses fue un trabajo intenso. Yo nunca me habría imaginado que una partitura de una sinfónica podía ocupar tantísimo espacio, mé quede alucinado. Cuando ves las partituras y empiezas a trabajar en ello es cuando realmente te das cuenta de la magnitud del proyecto.

P: El sonido del grupo toma otra dimensión, adquiere grandiosidad, casi parece una BSO épica. ¿Cómo pensáis que ha ganado vuestro característico sonido?
R:
Sí, hay introducciones que parecen algo épico. La primera premisa que le puse a Xabier Zabala era que el protagonista de esa noche tenía que ser Korrontzi. El Ayuntamiento de Bilbao quería que tocara Korrontzi, era el cumpleaños del grupo, y Korrontzi es un grupo que hace bailar a la gente. Encima estaba incluido en el programa de fiestas de Bilbao, donde iba a haber mucha gente, y nos habían puesto en el escenario principal donde normalmente no hay grupos de música tradicional, allí tocan los grandes artistas anglosajones o artistas nacionales de primer orden comercial. La gente que viniera a vernos tenía que reconocer a Korrontzi. Xabier cogió desde el primer momento esa premisa con agrado y creo que la gente reconoció el sonido de Korrontzi, pero es verdad que en cierto momento hay unas aportaciones de la orquesta que te llevan a otras dimensiones, hasta el punto de que en el concierto me daban ganas de dejar de tocar y ponerme a escucharlos. Tenía delante al público y detrás a toda la orquesta, era emocionante. Introducciones como las de Panderotxoa o Bustuntzuri, o vientos como en Joxek Andreari, estilo La Bottine Souriante, de big band, me parecen espectaculares. Creo que algunos temas han ganado y suenan más majestuosos, y otros temas suenan todavía más bailables.

Aprendí con gente anciana, con menos técnica y menos conocimientos musicales, pero tenían arraigo y transmitían la forma de vivir la trikitixa. Es lo que intento transmitir yo a otros

P: Y el repertorio, ¿cómo se ha elegido?
R:
Fue difícil, primero quedamos las tres partes involucradas en hacer una selección. La orquesta con su director técnico habitual eligió entre los discos de Korrontzi una lista de temas, Xabier Zabala hizo otra lista y yo hice una tercera lista. Después empezamos a poner en común todo eso. La lista de Korrontzi tiraba siempre a los temas más bailables y la orquesta tiraba a los temas más tranquilos. Xabier fue el mediador entre esos dos trenes que chocaban, entre el mundo tradicional y el sinfónico. El gran reto fue grabarlo en directo. Creo que Xabier no perdió el norte para que Korrontzi siga siendo bailable, pero concede ciertas licencias a esos arreglos de sinfónica más tranquilos, a esos colchones de violín.

P: Se os ha comparado muchas veces con Kepa Junkera en la música y en las grandes producciones. ¿Qué pensáis de eso? ¿Qué relaciones mantenéis con Junkera?
R:
Cuando empecé a tocar Kepa en el año 88, él ya era un referente, ya había compuesto temas como Uriondo. Ese año sacó el primer disco y empezó a ser un referente en la música vasca y en la revolución de la trikitixa. Para mí, decir Kepa Junkera es decir El Maestro, aunque yo aprendí con otra gente como Rufino Arrola y sobre todo con gente más anciana, con menos técnica y menos conocimientos musicales, pero sí que tenían ese arraigo y te transmitían la forma de vivir la trikitixa. Por lo menos a mí eso me transmitieron y es lo que intento transmitir yo a otros. Y Kepa Junkera era el gran revolucionador en aquel momento de la trikitixa. A Kepa le conocí en el año 92, recuerdo que le pedí un favor, él ya había dejado de ir a los concursos de trikitixa y yo tenía que ir a la final del campeonato de Vizcaya, y le pedí la trikitixa, una en concreto con una afinación determinada. La relación es magnífica, la comparación siempre es evidente y yo siempre digo que en nuestra música hay parte de Kepa. También hay parte de Oskorri o parte de Joseba Tapia, pero el referente es Kepa Junkera. Que la gente que menos conoce el folk vasco y más conoce a Kepa Junkera nos compare con él, para mí es todo un placer y no tengo más que agradecimientos hacia Kepa.

Es todo un placer que la gente que menos conoce el folk vasco y más conoce a Kepa Junkera nos compare con él

P: ¿Siguen existiendo esos músicos tradicionales en los que os inspiráis?
R:
Sí hay músicos tradicionales. Yo aprendí sobre todo el modo de vida de gente que ya murió, como Rufino Arrola, como Marisa Leturriaga, gente que disfrutaba esa música tradicional, pero ahora, generaciones posteriores y que ya son mayores también, gente como Laja, gente como Landacanda que sigue viviendo es trikitixa sin más pretensiones que simplemente tocar en cualquier plaza de un pueblo o después de una cena. El mundo tradicional entre la gente más mayor está bien consolidado y bien mantenido, me dan más miedo los jóvenes. Yo soy profesor de trikitixa, aparte de Korrontzi y de dar conciertos, mi trabajo es dar clases de trikitixa a gente joven que empieza, desde 8 a 16 años, y hay algunos que sí vienen sabiendo qué es un fandango o ritmos como el arin arin, pero la mayoría no lo sabe. Yo antes de empezar a tocar la triki sabía más o menos lo que era un fandango, la trikitixa, la alboka, porque así me lo habían explicado, no solamente Rufino Arrola. Antes de conocerle, en mi casa se hablaba de instrumentos y te decían lo que eran. Ahora parece ser que esos niños y adolescentes están más influenciados por la música que escuchan en la tele o la radio fórmula, y me preocupa que no saben a dónde vienen muchos de ellos. Eligen la trikitixa porque a cierta edad en la escuela tienen que elegir un instrumento y eligen entre la guitarra, el piano y la triki, que no tienen nada que ver. Eso es lo que intentamos con Korrontzi y con las clases, que esos jóvenes conozcan la tradición que a nosotros nos han enseñado, no hemos inventado nada nuevo.

P: Fuera de los ambientes más próximos a la tradición vasca hay confusión con la palabra trikitixa y sus distintas acepciones ¿A qué se llama trikitixa?
R: Justo con esta pregunta suelo abrir las charlas y cursillos que doy: ¿qué es la trikitixa?. Trikitixa se le llama a tres cosas. Lo primero, al instrumento en sí, el acordeón diatónico. Siempre se tocaban trikitixa y pandereta juntas y se dice que el nombre viene del sonido que producían los cascabeles de la pandereta, de ese triki triki que hacía. Como segunda denominación, tenemos al binomio que forma un trikitilari con una panderetera. Allí se dice, por ejemplo, “para cerrar las fiestas vamos a llamar a una trikitixa”. Y por último, también se también se llama trikitixa a un ritmo tradicional que se toca con la propia trikitixa, un ritmo de 3×4 muy parecido al fandango, pero que intercala coplas cantadas.

Con Korrontzi y con las clases intentamos que los jóvenes conozcan la tradición que a nosotros nos han enseñado. No hemos inventado nada nuevo

P: ¿Se había llevado antes el sonido de la trikitixa a una orquesta sinfónica?
R:
Sí, Kepa lo había llevado hace unos años y en Galicia acaba de hacerlo Luar na Lubre. En nuestro caso ha sido un premio a nosotros y creo que vestir la música folk y los ritmos tradicionales con otros estilos siempre es bueno, sobre todo para que esa gente que conoce menos la música tradicional vasca se pueda acercar a ella. Si la orquesta sinfónica ha servido para que en ese concierto de Bilbao hubiera más gente, bienvenido sea, porque más gente conocerá lo que es la trikitixa, la música folk, la música tradicional. Creo que estos proyectos siempre son bienvenidos, y esos mestizajes y esa riqueza que compartimos siempre es positiva.

symphonic korrontziP: Llevar vuestro nuevo trabajo a otros escenarios es muy complicado. ¿Habrá gira?

R: Gira no, es muy complicado por el coste. Se pusieron en contacto con nosotros desde Bélgica porque les había encantado el disco y querían hacer el mismo formato allí, pero creo que no sabían bien a lo que se atenían. Había posibilidad de hacerlo con la sinfónica de allí, y esa idea tenemos, pero vamos a repetirlo sobre todo en Vizcaya. El 29 de junio lo vamos a hacer en Munguía, en el pueblo de Korrontzi, dentro del día grande de fiestas. Estará la sinfónica, Mendizabal, Ibon Koteron y por supuesto nosotros y los bailarines. También lo haremos en Basauri en noviembre y diciembre, y hay intención de llevarlo a algún festival de folk más adelante.

Creo que el gran mérito de este trabajo es llevar el mundo sinfónico al mundo tradicional del baile

P: ¿Qué sensaciones os deja este trabajo?
R:
La gente que escuche el disco va a reconocer desde la primera canción a Korrontzi, que es música de baile. En un principio quisimos solo grabar el audio, las cámaras que hay las puso el Ayuntamiento de Bilbao para proyectarlo en una pantalla gigante a los lados del escenario, pero cuando vimos el resultado tan bueno, esa frescura, esa potencia, esa música tradicional que sigue invitando al baile por mucho que haya sinfónica, y poner a 95 músicos de la sinfónica casi a bailar con la música tradicional, fue un placer para nosotros. Creo que el gran mérito de este trabajo es llevar el mundo sinfónico al mundo tradicional del baile.

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