Sala Galileo Galilei. Madrid
El grupo de El Carpio de Tajo, uno de los más veteranos y a la vez uno de los más renovados, citaba a los aficionados y a los medios para la puesta de largo de A la manera artesana, su noveno trabajo discográfico. Y decimos uno de los más renovados no solo por los nuevos músicos que se han ido uniendo a la formación en los últimos años, sino por la nueva forma de abordar la interpretación de los ritmos tradicionales, en la que Vigüela marca la pauta. Una interpretación en la que prima el estilo por encima del repertorio, un concepto que hace que dos conciertos de Vigüela nunca vayan a ser iguales, un nuevo atractivo para no perderse sus directos.
No se llenó la sala, pero eso no fue inconveniente para que el grupo ofreciera un excelente concierto. Todo es destacable en esta formación porque no se andan con medias tintas en ninguna faceta. Las voces solistas, tanto la masculina de Juan Antonio Torres, como las femeninas de María Nieto y Carmen Torres, son un auténtico torrente de fuerza, de entonación y de emoción. Es esa manera de abordar el cante, la que emociona y en algunos momentos estremece. Un gran esfuerzo para sus gargantas, pese a que la pandemia también había hecho acto de presencia en el grupo recientemente.
El concierto se inició con El pollito, una canción acumulativa con zambomba, voces y percusiones, con la que ya engancharon al público. Los sonidos ancestrales de los sones de zambomba regresarían con piezas recogidas en La Vera o en su propio pueblo, El Carpio de Tajo.
El grupo fue abordando diversos estilos manchegos, como una seguidilla de Madridejos o una rondeña de Alcázar de San Juan, para rematar con el maravilloso fandango Estrellitas matutinas. El repertorio fue recorriendo las distintas piezas grabadas en el nuevo álbum agrupadas en distintos estilos, como las tonadas -estilo a capela de preciosas melodías- o los romances, entre los que se incluía una reciente composición de título El cantar de Andrés José, que cuenta los avatares de un inmigrante colombiano en España. Una temática muy actual y unos sonidos que podrían haber sido creados hace un siglo, al haber sido hechos “a la manera artesana”.
También interpretó Vigüela varias tonadas por toreras, tanto de la zona toledana de La Sagra como del propio Carpio, canciones donde las tres voces principales se acompañan solo de palmas. Un estilo que muy pocas veces tenemos ocasión de escuchar en directo, pues son muy pocos los artistas que lo interpretan.
Terminaron el concierto con un bis, una seguidilla pereta de Murcia en la que David Mollón con el guitarro manchego y Luis García con la pandereta imprimieron una fuerza y una garra que provocaron que el concierto terminara en lo más alto, un final acorde con la potencia y la pasión que disfrutamos toda la noche.
Excelente noche de música tradicional, de diversión y de emociones ofrecidas por una formación a la que además hay que agradecer su enorme capacidad de trabajo, de investigación y de difusión, tanto en conciertos por media Europa, como en redes sociales o en los talleres donde se pueden aprender las formas de cantar y tocar que Vigüela practica.