Diariofolk

Fue un gran concierto abierto a los sentidos y a las emociones. Las composiciones de María Schneider evocaron los paisajes de su Windom natal, hablaron de campos, granjas, cielos abiertos, pájaros, mariposas… También de la paleta de colores de Paul Klee (Dance You Monster To My Soft Song) y de Laurie Frink (A Potter’s Song), la desaparecida maestra de trompetistas que durante tantos años acompañó a la directora de orquesta.

Alejada por igual de las grandes formaciones conservadoras, fieles a estilos que cuentan ya con varias décadas, como de aquellas inmersas en el free y la improvisación colectiva, la Schneider ejerce hoy la primacía del jazz orquestal con un lenguaje contemporáneo, situada en una especie de mainstream del siglo XXI.

Entre pasajes abstractos y descriptivos, la directora y compositora fue llevando a sus dieciocho músicos de menos a más. En todos los temas, deliciosamente ensamblados, hubo un espacio para las intervenciones solistas, muy repartidas por cierto. Destacaron en este sentido el saxo aguerrido de Steve Wilson evocando aires de tormenta en Nimbus; las exploraciones de Marshall Gilkes al trombón y Greg Gisbert al fliscorno en The Monarch And The Milkweed; el acordeonista Ron Oswanski, de una gran delicadeza en A Potter’s Song; el piano de Frank Kimbrough, una de las piezas básicas de la orquesta, y la guitarra de Lage Lund en la introducción de The Thompson Fields; y muy especialmente los saxofonistas Donny McCaslin y Scott Robinson, como dos pájaros tropicales en primavera, en Arbiters Of Evolution.

Para describir la música de la Schneider –digna sucesora de grandes agrupaciones como las que encabezaron George Russell y Carla Bley o la europea Vienna Art Orchestra, por citar solo a algunas de las que brillaron en las últimas décadas– se ha recurrido a su mentor, Gil Evans, a otros célebres directores de orquesta y arreglistas de la historia del jazz y a destacados compositores de la música clásica estadounidense como Charles Ives o Aaron Copland. Pero más allá, de nombres de referencia, lo cierto es que Maria Schneider es hoy la gran portadora de esa ancestral antorcha que ha sabido guiar al jazz orquestal a través de toda su historia. La dueña de la batuta.

Maria Schneider Orchestra
Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Maria Schneider, composición y dirección. Steve Wilson, saxo alto, saxo soprano, clarinete y flauta. Dave Pietro, saxo alto, saxo soprano, clarinetes, flautas. Rich Perry, saxo tenor. Donny McCaslin, saxo tenor y clarinete bajo. Scott Robinson, saxo barítono, flauta y clarinetes. Greg Gisbert, trompeta. August Haas, trompeta. Mike Rodríguez, trompeta. Frank Greene, trompeta. Keith O’Quinn, trombón. Ryan Keberle, trombón. Marshall Gilkes, trombón. George Flynn, trombón bajo. Ron Oswanski, acordeón. Lage Lund, guitarra. Frank Kimbrough, piano. Jay Anderson, contrabajo. Johnathan Blake, batería.
Técnico de sonido: Ken Jablonski

Fotografía: María Schneider en el Auditori por Joan Carles Abelenda.