La Botica del Ángel. Buenos Aires
Baldonedo es pianista, bandoneonista, compositor, arreglador y docente. Estuvo al frente del Instituto de Música de la Municipalidad de Avellaneda (provincia de Buenos Aires) durante 25 años, compuso música incidental para teatro y cine y, además de integrar diversas formaciones, acompaña habitualmente a la cantante Patricia Malanca. Su gran pasión es la música, no caben dudas. Pero tiene una más, que le viene por vía sanguínea: el fútbol. Y esa afición al deporte del balón se cuela en todo lo que hace. Desde el título que eligió para este espectáculo –inspirado en el tango de temática futbolística El sueño del pibe de 1945– hasta las glosas y los comentarios con que adorna algunos de los temas musicales.
El pianista eligió una escenografía mágica para poner en escena El pibe del sueño. La botica del ángel es una antigua capilla devenida en templo de las artes por intercesión de su creador, Eduardo Bergara Leumann, artista polifacético e infatigable impulsor de la cultura. Imbuido del espíritu ecléctico de ese ámbito mezcla de museo y café concert, el pianista supo mixturar equilibradamente géneros e influencias musicales con las personalidades diversas de sus invitados. Él mismo hizo brillar en su teclado versiones de tangos clásicos como Los mareados, de Cobián y Cadícamo, o A don Agustín Bardi, de uno de sus referentes, el pianista Horacio Salgán, cuyo espíritu está presente en la marcación y el nervio con los que Baldonedo pulsa su instrumento.
Patricia Malanca le puso garra al tango canción Daría y a El último café (de Héctor Stamponi y Cátulo Castillo); Luis Longhi relató una escena erótica en “glíglico” -ese lenguaje desopilante inventado por Julio Cortázar en el Capítulo 68 de su novela Rayuela-, Miriam Barros encaró con voz potente un tema de la dupla Piazzolla-Ferrer, y hasta el propio Marcelo Baldonedo hizo su aporte literario con un poema de su autoría y otro de Alejandro Urdapilleta.
No faltaron tampoco los estrenos, como el instrumental Huella digital; Jirón, un emotivo poema de Mónica Mazzini interpretado por Guillermo Fichera; o Pero tengo un perro, con letra de Fernando Marinelli que ya registraba una versión previa del español Vini Maio, pero a la que Baldonedo le puso ahora ritmo de milonga y decidió adoptar -según dijo- como su “declaración de principios”, muy bien resuelta por la voz de Mariel Merino.
Entre lo más destacable del concierto hay que mencionar otro tema interpretado por esta cantante, Pompeya no olvida, con letra del poeta contemporáneo Alejandro Szwarcman; el bello y conmovedor vals La Novia, que Baldonedo compuso para el cortometraje del mismo título; y las incursiones del pianista por las obras y los arreglos de otro de sus referentes, Keith Jarrett, con cuya versión de la memorable Over the rainbow puso un apropiado cierre a la noche.
Marcelo Baldonedo, como el equipo de fútbol de su barrio y de sus desvelos, Arsenal de Sarandí, quizás no goza de una gran popularidad. Pero al igual que su club, hace tiempo que está jugando en primera división.
Se deslizó un error: el autor de esta nota no fue Andrés Torrente, sino Fernando Marinelli. Agradeceré la corrección.
Marcelo me vas a acompañar siempre en mi corazón
Te extrañamos mucho
Gracias por tu comentario, Carolina. Marcelo fue un tipo muy querible para todos los que lo conocimos.