Diariofolk

Youssou N’Dour. Foto: Javier Blasco

Allí, en el escenario Mercados del Mundo de Sallent de Gállego, este individuo se presentó con una sucinta formación de guitarra, acordeón, violín y percusión, complementada con unas cuantas bases pregrabadas, para dedicarse a marear la perdiz con un repertorio decididamente flojo, en el que combinaba sin mucho sentido cumbias con ritmos balcánicos y klezmer judío, entre otros ingredientes, y alargando los temas hasta lo indecible. En resumen, una muestra más de lo que no debería ofrecer el certamen oscense, porque a la postre este tipo de propuestas acaban rebajando su categoría.

No ocurrió lo mismo, ni mucho menos, un rato después, ya de noche, en el auditorio natural del pantano de Lanuza. La lluvia había dejado de caer, aunque el ambiente se había humedecido y refrescado notablemente. Pero eso no amilanó a los más de 2000 asistentes al doble concierto de los hermanastros Ileana Cabra Joglar y René Pérez Joglar, más conocidos como Ile y Residente, y ambos miembros del afamado grupo portorriqueño Calle 13, que actualmente está en barbecho, o, lo que es lo mismo, viviendo un retiro temporal.

En primer lugar compareció Ile, quien presentó su primer disco en solitario, iLevitable, con una puesta en escena de lo más comedida, interpretando una serie de boleros y otras composiciones de factura lenta, con su voz sonando como un leve susurro que contrastaba con la inmensidad del escenario flotante y el anfiteatro circundante. Sólo hacia el final de la actuación se animó la cosa, cuando la vocalista interpretó un himno dedicado a la frustrada independencia de su país, Yo también soy boricua, que fue rematado con el contagioso Te quiero con bugalú.

La cosa cambió radicalmente tras el descanso, porque el rapero Residente, que también presentaba disco, de título homónimo, se marcó un concierto imparable, con una banda impresionante, plagada de figuras de prestigio internacional, que tanto podía sonar como un combo salsero, como una agrupación africana, como una formación caucásica o incluso como un grupo heavy, y todo sin perder la más mínima coherencia ni la más mínima intensidad. Con sus canciones que a menudo perecían auténticos manifiestos reivindicativos, por no decir revolucionarios, como los sensacionales El aguante –del repertorio de Calle 13- y Guerra, Residente puso al público de Lanuza patas arriba, hasta el extremo de que unos cuantos osados espectadores se lanzaron al agua del pantano, a los pies del escenario, jugándose una neumonía, por lo menos, ya que la temperatura debía ser muy, muy fría.

El día siguiente amaneció en al valle de Tena con una propuesta singular, porque el festival dedicó el fin de semana al ukelele, un instrumento que poco a poco va ganando adeptos y que ha merecido por parte de Pirineos Sur una atención especial, ya que por segundo año consecutivo ha programado un conjunto de actividades en Sallent de Gállego en torno a ese pequeño instrumento de cuerda. La jornada fue coronada con la actuación en el escenario de Mercados del Mundo de la Ukelele Clan Band, un cuarteto bastante apetecible por lo que representa su propuesta, aunque en realidad tal vez debería prestar más protagonismo al artilugio que le da nombre.

De nuevo frente al escenario flotante del pantano de Lanuza, cerca de 4000 personas se congregaron para asistir a una rutilante noche africana compuesta por dos interesantes actuaciones, la de los malienses Tinariwen y la del senegalés Youssou N’Dour. Abrió la sesión la prestigiosa banda de tuaregs con sus guitarras afiladas y su blues de desierto, presentando su último disco, Elwan, siguiendo la estela de sus trabajos anteriores, con un ritmo más bien reposado, aunque no exento de cierta tensión contenida y sugerentes poderes hipnóticos.

Tinariwen. Foto: Javier Broto

Y luego compareció el actual ministro consejero del presidente de Senegal, un Youssou N’Dour por el que han pasado los años, ya que si por una parte su banda ha crecido musicalmente, ampliando sus matices, hasta llegar a la docena de componentes, a él se le nota algo sobrado, aunque no haya perdido un ápice de su carisma y de su control del escenario. En su tercera comparecencia en Pirineos Sur, el senegalés presentó su primer disco después de unos cuantos años de silencio, Africa Rekk, con el que practica un mbalax algo más edulcorado de lo que era habitual en él, y cuyo repertorio pasó bastante desapercibido entre sus éxitos de antaño, como el rutilante Seven seconds.

Tras la actuación prevista para el domingo 23 de los rusos Oligarkh en el escenario Mercados del Mundo, la última semana de Pirineos Sur presenta una programación más ecléctica que la anterior, que estuvo dedicada a los ritmos latinos emergentes. Así, desfilaran por Sallent de Gállego la estonia Maarja Nuut y los portugueses Throes y The Shine (día 24); los egipcios Rozzna (día 25); los angoleños Totó St. y Elenco da Paz (día 26); la estadounidense Golden Dawn Arkestra (día 27); el aragonés Joaquín Pardinilla con su sexteto (día 29), y su paisano José María Jiménez (día 30).

Los últimos conciertos del pantano de Lanuza tendrán un carácter bien diferente. El primero, el viernes 28, consistirá en una sesión dedicada a los nuevos y mestizos sonidos procedentes de Londres, a cargo de United Vibrations, Family Atlantica y Crystal Fighters. Y el segundo, el sábado 29, tendrá como protaginistas dos raperos que están triunfando en el Estado español, el canario Bejo & DJ Pimp y el aragonés Kase.O.

Más información: pirineos-sur.es