Diariofolk

Entre el 22 y el 27 de julio se llevó a cabo en Buenos Aires el 1er. Encuentro Internacional Tango para músicos, en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, donde funcionó la tristemente célebre ESMA, el centro de detención, tortura y exterminio más emblemático de la última dictadura militar argentina, felizmente recuperado y resignificado para albergar todo tipo de expresiones culturales. Allí se dieron cita músicos locales y de varios países del mundo para aprender, profundizar e intercambiar conocimientos acerca de cómo interpretar el tango de la mano de los más reconocidos músicos de la actualidad, a través de charlas-debate, clases magistrales brindadas por los grandes maestros del género y una nutrida agenda de conciertos, muchos de ellos abiertos al público. En este marco tuvo lugar, el jueves 24, un triple concierto del que participaron el dúo Mainetti-Angeleri, la Orquesta El Arranque y el Pablo Mainetti Quinteto, en ese orden. Abrieron el fuego el bandoneonista Pablo Mainetti y el guitarrista César Angeleri, dos músicos de frondosa trayectoria y un prestigio bien ganado. Con poco más de 40 años, Mainetti es uno de los mejores exponentes de la generación de jóvenes bandoneonistas. Estudió con grandes maestros del instrumento, como Rodolfo Mederos, Daniel Binelli, Julio Pane y Néstor Marconi, completando su formación en Barcelona, en el Conservatorio Profesional de Badalona. Integró e integra diversas formaciones locales e internacionales, acompañó a cantantes de tango consagrados y ha sido invitado a tocar y grabar por músicos de la escena internacional como Joan Manuel Serrat, Ute Lemper, Joe Lovano y Adrián Iaies. Con algunos años más, Angeleri es compositor, arreglador y un guitarrista de técnica exquisita, que se mueve con la misma solvencia tanto en el terreno del tango como de la música de raíz folklórica argentina. Se desempeña desde muy joven como acompañante, integrante de diversas agrupaciones y solista. Forma parte del Quinteto Ventarrón y forma dúos con prestigiosos pianistas y bandoneonistas, habiendo realizado varias giras internacionales.

Mainetti y Angeleri son de esos músicos que no necesitan tocar rápido y fuerte para demostrar lo que saben. Asistir a sus conciertos es como presenciar undiálogo sutil y reflexivo entre el bandoneón y la guitarra. Un diálogo que, en esta ocasión, el público escuchó en un silencio respetuoso, disfrutando de un equilibrado repertorio que alterna composiciones propias y tangos tradicionales, muchos de ellos no demasiado transitados por la grey tanguera. Luego vino el turno de la Orquesta El arranque, una agrupación de músicos jóvenes pero de sólida formación y dilatada trayectoria, que ha recorrido más de 250 ciudades en el mundo y lleva editados 7 discos; el último de ellos, Raras partituras, acompañando al maestro Leopoldo Federico. Sus integrantes son:Camilo Ferrero (primer bandoneón y arreglos), Marco Antonio Fernández (segundo bandoneón), Guillermo Rubino (primer violín), Gustavo Mulé (segundo violín), Martín Vázquez (guitarra eléctrica y arreglos), Ignacio Varchausky (contrabajo) y Ariel Rodríguez (piano y arreglos); a los que se sumó en algunos temas la voz de Juan Pablo Villarreal, un cantante sobrio y elegante, que evita los típicos clichés del género. Pese a la juventud de sus miembros, El Arranque no se propone revolucionar el tango, sino más bien seguir cultivando y destilando sus mejores tradiciones, incluso en sus propias composiciones. Pero aún así se permiten algunas osadías, como tocar una versión de Críticas, un tema del uruguayo Fernando Cabrera.

En el cierre volvió a subir al escenario Pablo Mainetti, pero esta vez con su quinteto, ahora con una formación de jóvenes y excelentes músicos, con algunos cambios respecto al grupo que participó en la grabación de sus dos discos, entre los que sobresale el pianista Hernán Possetti.El Quinteto desandó un camino sonoro que combina tradición y modernidad, en una sutil síntesis del lenguaje del tango, la música clásica y un concepto de solos más cercano al jazz. En los extremos de esta combinación figuraron la interpretación de El Quijote, una obra de Mainetti con aires vanguardistas, y una original y sentida versión de Sur, de Troilo y Manzi, un tango que todo porteño que se precie es capaz de recitar de memoria. La numerosa cantidad de jóvenes (la mayoría de ellos músicos, como lo evidenciaban los estuches donde portaban sus instrumentos) que colmó la sala para disfrutar de este concierto excelente por partida triple hace pensar que, a pesar de su siempre escasa difusión en los medios masivos y de las voces agoreras que vienen anunciando su muerte desde la década del 60, el tango argentino no sólo está vivo sino que, además, goza de muy buena salud.
Fotos: Orquesta El Arranque y Pablo Mainetti.