Noches del Botánico, Madrid
El festival organizado por segunda vez en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense, crea un espacio idóneo para pasar las noches veraniegas en Madrid, con sus chiringuitos de diseño elegante, el escenario grande pero acogedor, todo situado en el medio de la naturaleza. Ahí, durante dos horas, sentados al aire libre, disfrutamos del concierto emocionante del cantante y compositor cubano, venerado en su país y fuera de él gracias a sus composiciones poéticas, de belleza triste e irresistible.
Pablo Milanés, un artista con carrera musical larga y prolífica, empezó a componer en los años sesenta, y sigue grabando, componiendo y actuando, a pesar de su edad avanzada y sus recientes problemas de salud. No le faltaron temas para hacer que su espectáculo fuera único y variado: presentó un amplio abanico de canciones grabadas entre los años ochenta y los años más recientes, incluyendo muchas de su álbum Renacimiento del 2013. La atmosfera de melancolía cálida se mantuvo durante toda la noche, a veces animada con temas más alegres, como El homenaje al changüi, con el que Pablo Milanés expresó su aprecio por el estilo musical de Guantánamo, considerado el antecedente del son cubano y casi perdido en la isla, según nos dijo el cantante.
Sentado tranquilamente durante todo el concierto, la mano apoyada en un bastón, el trovador asombraba con su voz poderosa, cuya fuerza parecía venir directamente desde su alma, llena de emoción e historias nostálgicas de amores imposibles, momentos de felicidad fugaces y el paso de tiempo inevitable. El cante, que formó la esencia del concierto, fue entrelazado con excelentes partes instrumentales, en las que destacaba el piano de Miguel Núñez, un músico talentoso, con quien Pablo Milanés grabó el álbum Flores del Futuro. A la vez, la complejidad rítmica de algunas canciones ayudó a que los demás instrumentistas que acompañaron al cantante, Osmani Sánchez en la batería y El Indio en el bajo, demostraran sus habilidades musicales incuestionables.
El artista no hubiera cumplido con las expectativas de sus aficionados sin interpretar los temas que, para muchos, se convirtieron en himnos de sus vidas, las composiciones viejas pero inmortales, como decían entre ellos los más ansiosos por oír “Yolanda”, “Yo no te pido”, “El breve espacio en que no estás”, o “Para vivir”. Por su propia iniciativa, y aún más cuando le animó el cantante, el público acompañaba al trovador, cantando sus canciones preferidas con una emoción intensa, aplaudiendo de pie a finales de cada una de ellas. Esas piezas tan significativas para muchos aficionados dieron un final electrizante al concierto, en el que pudimos experimentar como se creaba un vínculo invisible entre el artista y sus espectadores entregados, unidos por el cante y sentimientos de nostalgia.
Pablo Milanés – guitarra y voz
Miguel Núñez – piano y dirección musical
Osmani Sánchez – batería
El Indio – bajo